Por: Natalí Ini
Estamos en una era en que muchos se declaran adictos a las series, muchos cuentan sus records de capítulos vistos en un día. Es un programa quedarse en casa viendo series. De a poco fuimos desapareciendo de los espacios públicos para hundirnos en nuestros mullidos sillones, solos o acompañados por personas reales o con nuestros amigos virtuales con los que comentamos cada capítulo, cada diálogo. Se me ocurren miles de razones para responder al título de este post, intentaré esbozar algunas a continuación.
La descarga por internet es nuestro encuentro más cercano con “lo ilimitado”. Por ejemplo, hoy arranco una serie que tiene 5 temporadas y si quiero me veo una temporada en dos días. Los tiempos ya no lo marcan las cadenas de televisión (excepto cuando seguimos una serie a su ritmo real). La revolución absoluta es el caso de House of Cards, la serie producida por la plataforma de internet Netflix, cuyos 13 capítulos fueron lanzados todos el mismo día para los usuarios de Netflix. En febrero lanzan la segunda temporada de la misma manera. El hecho de poder verlo cuando quiero y al ritmo que quiero, nos hace adictos. Netflix ha comprendido a la perfección nuestra manera de consumir entretenimiento.
Es como si después de una dieta restrictiva en calorías, el nutricionista te dice: comé lo que quieras y cuando quieras. Los atracones de comida se pueden asimilar a los atracones de capítulos. Para los que vivimos la época en que había que esperar hasta el otro día o la otra semana para ver el próximo capítulo (la dieta restrictiva), este desenfreno es increíble. Creo que los más adictos somos aquellos que hemos tenido que posponer el placer y ahora somos nenes de pecho que pataleamos (haciendo click) y descargamos los capítulos siguientes. Al poner play, avanzamos los “previously” pues… ¡acabamos de verlo!
Otra razón puede ser la comodidad. Podemos ver las series con solamente hacer click. Desde las plataformas se ven en streaming, desde el celular, tablet o smart tv, ni siquiera hay que prever la descarga, ya sabe en qué capítulo te quedaste, te recomienda tu próxima droga cuando se te termina la serie que estabas viendo. Si las descargamos a nuestras computadoras, se necesita la previsión pero aún así es cómodo y gratis. Nuestra inversión es la banda ancha, que ya forma parte de la canasta básica de las clases medias.
Aparte de todo este escenario que favorece el consumo adictivo, las series han adquirido una altísima calidad cinematográfica. Los productos que se ven son excelentes y los guionistas juegan mucho con esta adicción. Pero lo que veo en muchas personas es que no quieren ver la serie a medida que sale. Hoy lo que vale no es estar al día, sino manejar cada uno la cantidad de capítulos que quiere ver diariamente, por eso, la mayoría espera a que salgan todos los capítulos para empezar una serie o una temporada. Aterra la idea de quedarse sin capítulos.
Las aventuras de la vida de Walter White, los asesinatos de Dexter, los amoríos de Don Draper y las enfermedades extrañas de los pacientes Dr. House vienen a ponerle un poco de adrenalina a nuestras vidas aburguesadas que transcurren en los mullidos sillones de nuestras casas… y la adrenalina es adictiva también.
Enfin, seguro que hay muchas otras razones. Pero como pasa con otros consumos, todo lo queremos ya. Debemos satisfacer el deseo y no podemos tolerar la espera.
Elegí un dibujo del ilustrador Cristoph Niemann para reflejar nuestra adicción a las pantallas.