Chicas líquidas

#Serióloga

La serie Girls está escrita y protagonizada por la joven talentosa Lena Dunham. El año que viene se estrena su tercera temporada.

Hannah. Irritante pero querible. Neurótica pero graciosa. Narcisista pero amiguera. Una joven llena de contrastes. Hannah es todos eso. Puede ser muy irritante verla obsesionada con un mensaje de texto que le manda su chico y puede ser muy tierna cuando consuela a su amiga traicionada por su padre.

Girls es una serie que habla de relaciones entre amigas y entre hombres y mujeres. Va a lo profundo de estos vínculos mostrando las partes más lindas y las más miserables. Hannah se despacha con Marnie, amiga  con la que convive, al escribir en su diario que Marnie no para de quejarse de su novio Charlie, y que es una hincha, que no se anima a separarse. Charlie encuentra el diario y toma estos párrafos para escribir una canción que canta en un recital frente al grupo de amigas. Crisis total entre las amigas y compañeras de casa.

 

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Las historias de cada una de estas chicas son historias individualistas. En esta serie no se cuenta la historia de un amor, se escriben muchas historias de amor de una misma persona. Es cierto que la relación más profunda es la de Adam y Hannah, sin embargo, todas las aventuras de la protagonista tienen su lugar. Hay un capítulo dedicado a relatar una tarde de sexo entre Hannah y un joven médico (bastante buen mozo). Recorremos cada minuto de esa tarde, nos captura cada gesto de él y cada seducción de ella. Hoy nos conmueven esas historias aunque duren una sola tarde, aunque sean un one hit wonder.

Podemos pensar este escenario con el concepto de modernidad líquida del sociólogo polaco Zygmunt Bauman. Es un sociólogo que en la academia no tiene la mejor fama, es el marketinero. Sin embargo, logra difundir sus ideas de manera clara para el público no especializado, y por eso se volvió de los sociólogos más citados. Que alguien se haga entender me parece que es algo respetable. Bauman elige el adjetivo líquido pues lo considera lo contrario a aquello que puede mantener su forma, si hay una fuerza exterior, el líquido no puede resistir esa fuerza y fluye. De ahí su metáfora entre los vínculos sociales, de ahí el miedo de los sujetos a las fuerzas exteriores que nos sofoquen, que nos restrinjan la libertad, que no nos dejen fluir. De esta teoría sale también la de las relaciones amorosas, a las que Bauman ve como el mayor exponente de esta modernidad líquida.

Bauman plantea una paradoja en el amor líquido (título de uno de sus libros). Deseamos un compañero/a leal y al que nos entreguemos pero al mismo tiempo, nada nos aterra más que comprometernos con algo de por vida, ser leales a una persona y a un conjunto de valores. Más compromiso, más riesgos, más miedos, más exposición. Bauman considera que las mayores crisis y malestares personales tienen su origen en estas temáticas ya que el amor es un consumo más, se evalúa en términos economicistas, de utilidad. Según él, es un elemento más del montón, al que usamos y descartamos. En los medios de comunicación se están viendo muchas notas periodísticas sobre parejas que no  comparten casa o habitación. Bauman utiliza este ejemplo para ilustrar el amor líquido y la individualización, al cuidar cada uno su terreno, su cuenta bancaria, su  computadora.

En la modernidad líquida, el sujeto decide de manera autónoma, buscamos soluciones personales a los problemas engendrados socialmente. El ejemplo que pone el autor es el de “aprender a venderse” en un mercado laboral flexible o comprar un producto anti-contaminación del ambiente. Esto da para largo, pero me inclino a pensar que las soluciones colectivas son las que resuelven los problemas colectivos.

Algo de amor líquido se ve en las relaciones que entablan estas girls con sus parejas y con sus amigos. Hannah vive con su amiga porque no podría costear sola un departamento, Marnie la echa en cuanto Hannah no puede mantenerse. La protagonista tiene una relación exclusivamente sexual con Adam. Ella no se decide si quiere algo serio o no. En cuanto él propone un vínculo más comprometido, en el que el otro esté disponible, que no tenga que hacerse el difícil, que se hagan compañía, que se cuiden en la salud y en la enfermedad; Hannah se espanta. Ella considera que su verdadera libertad está en el no compromiso, pero ¿es libre de esta manera? o ¿es presa del amor líquido que le trae malestar?