Por: Juan Chiramberro
Extraño fenómeno, inentendido por las leyes de la naturaleza, fue ese que tuvo lugar el 5 de abril de 1992 en las afueras del Bosque de La Plata. Las entrañas del planeta Tierra se removieron confusas, despertadas por la ferocidad atómica de un grupo de miles de personas que habían dado a conocer al mundo la potencialidad explosiva de la pasión en su estado más puro.
Es que el 6 de abril de ese año, diferentes estaciones sísmicas del universo dieron a conocer que habían registrado movimientos telúricos con génesis en la ciudad capital de la Provincia de Buenos Aires. Todo coincidía con lo que nadie podía terminar de reconocer: un tal José Perdomo había desatado la explicación en la que la razón científica necesitaba estacionarse. Desde 35 metros de distancia, respecto al arco, el uruguayo con casaca azul y blanca clavó un mítico zapatazo que invitó a la pelota a dormirse un ratito en la esquina derecha del arquero pincharrata, Marcelo Arturo Yorno.
Las vibraciones producidas por el griterío de la hinchada de Gimnasia y Esgrima, que había protagonizado su participación histórica en el clásico de la ciudad apoyando al equipo de Gregorio Pérez en su visita al Estadio del rival de todos los tiempos, fueron captadas por el sismógrafo del Observatorio Nacional de La Plata.
El esclarecimiento fue científico en cuanto a la necesidad que tiene la Edad Moderna de brindar explicaciones lógicas ante un determinado fenómeno, porque el resto de la historia poco tuvo que ver con lo racional, más bien, se pueda citar como mitológico, surrealista, o enmarcarlo en el movimiento del Realismo Mágico, esa vanguardia latinoamericana en la que autores como Gabriel García Márquez, Juan Rulfo o Alejo Carpentier han reposado gran parte de sus obras, haciendo de lo irreal, de lo fantástico, algo cotidiano, algo así como también lo hace Gimnasia.
La sociedad tripera tatuó, de esta manera, en la tapa de la biblia universal del fútbol, lo que fue, tal vez, la máxima expresión conjunta de lo que una explosión emocional puede remover. Gimnasia ganó uno a cero esa disputa, con el tanto que hoy en día se conoce como el GOL DEL TERREMOTO. Se cumplieron, como para colorear de azul y blanco una efemérides, 22 años de ese legendario momento de la historia de la ciudad de La Plata.