Por: Natalia Bohdan
En la década de 1900, un fotógrafo ruso logró recorrer su imperio fotografiando la vida diaria con una técnica que hasta entonces era difícil e inusual: la fotografía color
La primera película moderna a color nació en 1935 gracias a la firma Kodak. Sin embargo esta tecnología existía desde muchos años antes. Fue el físico escocés James Clerk Maxwell quien en 1861 consiguió realizar la primera foto a color de la historia. Para ello, realizó tres fotografías utilizando filtros rojo, verde y azul y posteriormente proyectando dichas imágenes a través de los filtros de colores. De este modo, consiguió resultados muy aproximados a los que tenía la realidad. Esta técnica, perfeccionada en los siguientes años, es la que utilizó el fotógrafo Sergei Mikhailovich Prokudin-Gorskii para llevar a cabo este reportaje fotográfico del Imperio Ruso de un valor histórico innegable. Estas imágenes están archivadas en la Biblioteca del Congreso de EE.UU
Sergey Prokudin Gorskii (1863-1944) fue un químico ruso que se convirtió en la persona de mayor renombre en Rusia por un retrato a color que le hizo a León Tolstói. Esta fama atrajo la atención del zar Nicolás II quien le encargó, en 1909, lo que sería el trabajo de su vida. Durante los siguientes diez años, Gorskii atravesó todo el Imperio ruso con un carro de ferrocarril acondicionado para poder revelar sus fotografías. El químico consiguió más de 10.000 imágenes a todo color siguiendo la técnica de James Clerk Maxwell. La mayoría se perdieron en las dos guerras mundiales mientras que otras sobrevivieron hasta nuestros días.
La obra de Prokudin-Gorskii ofrece una imagen sesgada del imperio ruso en vísperas de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución Rusa. Gorskii muestra lo que los Zares querían ver: iglesias medievales y monasterios de la antigua Rusia, ferrocarriles y fabricas de la industrialización incipiente, la vida pastoril e idílica y el trabajo de las diferentes etnias que componían la Rusia de aquel momento. Gorskii era el fotógrafo del Zar.
Prokudin Gorskii abandonó Rusia en 1918 equipado sólo con sus placas originales de vidrio y los álbumes llenos de copias de contacto al enterarse que el Zar Nicolás II y su familia habían sido ejecutados por la Revolución Rusa. El imperio retratado por Prokudin Gorskii ya no existía. El químico pasó por Noruega e Inglaterra antes de establecerse definitivamente en Francia, donde murió en 1944.