El precio de no enfocarse en la cadena de valor

#WOBI

Los recientes lamentables episodios que tuvieron como protagonistas a fábricas textiles de Asia pusieron aún más en evidencia un problema que viene cobrando importancia, especialmente con el impulso de la responsabilidad corporativa: las pobres y peligrosas condiciones de trabajo en industrias como la textil.

El derrumbe de una fábrica de indumentaria que resultó en más de mil muertos en Bangladesh el mes pasado, un incendio en otra fábrica de la misma ciudad en septiembre con más de 100 muertos, y el pasado jueves nuevamente un derrumbe en una fábrica de zapatillas de Camboya, son parte de esta seguidilla de sucesos. ¿Se trata de mera irresponsabilidad, falta de conocimiento acerca de cómo gestionar mejor una cadena de valor, ambas razones, u otras? A continuación conoce más sobre la actual situación de las fábricas textiles, cuál es la reacción de las empresas involucradas y cuál puede ser una posible solución al problema.

Probablemente una de las industrias con mayor mano de obra tercerizada en mercados emergentes del mundo, el sector textil se encuentra en el ojo de una tormenta que requiere de medidas urgentes. Hay múltiples actores en juego: empresas multinacionales intentando mantener el buen nombre de su marca, proveedores y dueños de fábricas con dudoso proceder, Estados cuya influencia y capacidad de gestión está siendo cuestionada, y trabajadores que reclaman y merecen mejores condiciones laborales.

¿Dónde se centra el mayor foco de las críticas? Por un lado, en el Estado por no controlar ni tomar las medidas de seguridad social necesarias; por otro, en las multinacionales que se apresuraron en dar a conocer y firmar un esquema de monitoreo de fábricas impulsado por el Workers Rights Consortium, explicado en una nota de The Economist. El objetivo de esta iniciativa es no sólo vigilar las condiciones de los trabajadores de las fábricas, sino también ayudar financieramente para volverlas más seguras. Entre las 31 compañías que apuntaron su firma se encuentran CarrefourMarks & SpencerBenetton y la textil Inditex, propietaria de Zara. Pero respecto de esta última empresa surge una llamativa contradicción, y es que la misma ha sido denunciada públicamente por presunto empleo en condiciones de ilegalidad en talleres clandestinos de Buenos Aires.

Quienes también están recibiendo fuertes críticas son aquellas compañías que decidieron no firmar dicho acuerdo. Entre ellas se encuentran el retailer WalMart y Gap. ¿Las razones? Al parecer la marca de indumentaria Gap no está de acuerdo con algunas líneas del texto elaborado; mientras que WalMart no dio detalles de sus motivos pero anunció mejoras en los controles de sus fábricas, entre ellas un examen riguroso cada dos meses en todas las instalaciones que utiliza en Bangladesh, la publicación del nombre de aquellas que no lo pasen y el cierre de las mismas de ser necesario.

En medio de las disputas, la marca Adidas ha impulsado algunas acciones de “prevención”que han sido criticadas por superficiales. Básicamente la compañía ha invitado a los empleados de sus fábricas a enviar mensajes de texto limitados a 160 caracteres para reclamar sobre malas condiciones de trabajo. Como en el caso de Inditex, pese a su intención de aportar algo a la resolución del problema, su imagen puede verse empañada por denuncias de mano de obra esclava también en Argentina.

¿Pero cuál es la verdadera solución para un problema tan complejo? A pesar de los intereses encontrados, claro está que las empresas necesitan seguir trabajando, al igual que los trabajadores necesitan un empleo con buenas condiciones y en un marco de legalidad. Es aquí cuando la responsabilidad en la cadena de valor cobra visible importancia.

Un artículo publicado por el MITseñala que luego de años de investigación y relevamiento de datos en fábricas textiles alrededor del mundo, el científico político Richard Locke halló una posible respuesta. Si bien su primer postulado tuvo que ver por muchos años con sostener la idea de que la responsabilidad yacía en el sector privado- con auditorías rigurosas por parte de las multinacionales hacia sus proveedores-recientemente su visión cambió hacia una más amplia. Según Locke es imprescindible una fuerte presencia del Estado, quien debe establecer los estándares de un mejor trabajo en fábricas-y hacerlos cumplir.

A su vez, el profesor de Harvard y creador del concepto de “valor compartido”, Michael Porter, también ha hecho énfasis sobre la cadena de valor y la relación con los proveedores como una etapa fundamental de la responsabilidad que deben asumir las empresas para con su negocio, sus empleados y las comunidades que lo rodean. Después de todo, como subrayan en el artículo de MIT, entender las fábricas como un eslabón en una cadena de valor global mucho más grande es la clave para entender las condiciones que perjudican en la vida cotidiana a los trabajadores y, más tarde, a las empresas que pagan el precio de su propia irresponsabilidad.

Por Sabrina Gaete, periodista de WOBI.com