Por: Ignacio Damonte
Se preguntarán porqué llamo a esta nota Medio Análisis de Los Angeles Lakers. Por una simple razón: creo que sería injusto querer entender cómo funciona el mayor fracaso de la temporada de la NBA sin dos de sus jugadores más importantes, Pau Gasol y Steve Nash. Pero los Lakers hasta aquí han tomado decisiones (muchas, quizás todas, malas) y eso amerita entender porqué las tomaron y el motivo de la equivocación…
Hace unos meses atrás, cuando hice un estudio de cada una de las franquicias me jugué por un arranque dubitativo de LA, con altibajos, pero nunca me imaginé que las cosas irían tan mal. Entre aquella nota y esta, pasó mucha agua debajo del río, y en la marejada el que naufragó fue el barco capitaneado por Mike Brown. Con apenas una semana de juego, el dueño del equipo, Jim Buss, y el General Manager, Mitch Kupchak tomaron una de las decisiones más extrañas en la historia de la liga: despedir a un DT al que le había renovado contrato y confianza apenas meses atrás. En su lugar vino Mike D’Antoni, luego del coqueteo con el súper ganador y Maestro Zen, Phil Jackson.
Nash, Howard, Gasol, World Peace y Bryant, a la deriva.
Párrafo aparte merece tratar de entender la movida dirigencial. Brown había tomado el equipo tras la retirada de Jackson y se sabía que llegarían los cambios. Phil basaba su ataque en el “triángulo”, ofensiva que ponía a un hombre grande en uno de los codos de la zona pintada y a partir de ahí se sucedían cortes a la canasta, cortinas y puertas traseras que Kobe Bryant (y un tal Michael Jordan en los Bulls) aprovechó hasta el hartazgo. Brown esperó unos meses y finalmente instaló la ofensiva Princeton, histórico estilo de juego que necesita de muchos pases y movimiento en ataque hasta encontrar la hendija por la cuál lastimar al adversario. Cambios importantes para un equipo poco acostumbrado a ellos.
En los primeros 5 partidos de la temporada los Lakers apenas habían ganado apenas uno y la franquicia dio un agresivo vuelco. Despidieron a Brown, que no acertaba dentro de la cancha y encima el vestuario comenzaba a escapársele de las manos. Nobleza obliga, el coach cesanteado nunca tuvo entero a su plantel y no contó con Steve Nash, clave para que cualquier ofensiva funcione aceitadamente. Nada de eso importó, Brown se convirtió en historia más rápido de lo que todos pensaban. ¿Y qué dirección tomaron en LA? Una que se dirija para el lado opuesto… muy opuesto.
Llegó Mike D’Antoni. Para el que no lo conozca, se convirtió en uno de los mejores entrenadores de la liga gracias a los años dorados que vivió con Nash en Phoenix. De la mano del canadiense creó una ofensiva basada en “correr y tirar”, todo en los primeros 10 segundos de ataque. La idea siempre fue esparcir a los jugadores en el parqué y darle las llaves del auto a Nash para que cree a gusto y piaccere. Los picks and roll con un joven Amare Stoudemire, los furiosos contrataques de Barbosa y Marion y tiros en suspensión de Joe Johnson fueron el deleite de todos entre 2004 y 2009. De Phoenix emigró a New York, donde apenas duró menos de una temporada, fue despedido por llevarse mal con Carmelo Anthony y hoy Mike Woodson, su ayudante de campo en ese entonces, logró implementar su estilo basado en lo que había dejado D’Antoni. Así, los Lakers, bajo su nuevo entrenador, volvían a cambiar de rumbo deportivo. No fue bien hasta aquí para el recién llegado: un pobre récord de 5-9 y muchos abucheos en el Staples Center han sido las primeras impresiones.
Por supuesto intentar implementar este juego rápido no será fácil para el DT. Tiene un centro como Howard que no se especializa por las transisiones ofensivas, Gasol, Nash y Bryant no se están poniendo jóvenes, todo lo contrario y no cuenta con tiradores como en los Suns. Muchos se preguntan si tendrá éxito con su fórmula, o si deberá bajar la cabeza, cambiar su forma de jugar y perder todo el encanto que lo llevó hasta “La La Land”.
El GM de Los Angeles, Mitch Kupchak, tomó decisiones apresuradas.
Más en detalle cabe mencionar que no sólo en ataque se equivocan los Lakers. La defensiva es de las peores de la liga, pese a tener a uno de los mejores bloqueadores. No hay rotaciones, los rivales tiran sin mucha oposición y cuando reciben penetraciones Howard queda a la intemperie y debe cometer más faltas de las que quisiera. En el medio, está la presión. Jugadores como Ebanks, Duhon, Morris, Sacre y Jaimison sucumben ante ella y se los nota incómodos y faltos de confianza. Eso provoca que Kobe monte un unipersonal con un promedio de más de 20 tiros por juego y rompiendo todos los esquemas que el coach idea en su pizarrón. Como verán, California no es la tierra de los sueños.
Antes hice énfasis en las malas decisiones del dueño y el General Manager. Primero fueron a buscar el pez gordo, Howard, sin saber siquiera si les serviría. Luego fueron por Nash, que no fue una mala decisión, pero sí lo fue en una ofensiva como la de Brown, donde el base apenas tocaba una o dos veces el balón en cada ataque. Para conseguir a las dos estrellas tuvieron que rellenar la banca con los jugadores que mencioné, ninguno de ellos a la altura de los Lakers.
Es tanta la incertidumbre en la franquicia que Gasol no para de sonar en traspasos y muchos hablan de la llegada de un base que pueda suplir a Nash cuando sus 39 años no le permitan jugar 35 minutos por partido. José Calderón, el español de Toronto Raptors es una opción, o el volátil Delonte West de los Dallas Mavericks también entra en la ecuación. Pero ninguno de ellos cambiará este mal arranque, está claro.
Kobe y Mike D’Antoni, ¿cuánto durará este matrimonio?
El encuentro que motivó este “medio análisis” fue la vergonzoza derrota de LA ante los Knicks, el mejor del Este. Permitieron 41 puntos en el primer cuarto, permitieron que Carmelo Anthony los matara desde todos los costados en ataque y dejaron muchísimas dudas en ataque, descansando en un errático Bryant y un flojo Howard.
Para ir cerrando, dejo en claro algo: volveré a escribir acerca de los Lakers. La otra mitad del análisis llegará cuando Nash sea el general en el campo y Gasol pueda estar en el quinteto titular. Así uno imagina que D’Antoni podrá sacar algo positivo de este rejunte de estrellas y suplentes de poca monta. Hasta ese entonces, seguirán naufragando en el vasto mar de las dudas, esas que llevaron al equipo de contendiente al título a la gran decepción, todo en apenas dos meses.