Por: Ignacio Damonte
El Heat salió a quedarse con un partido que tenía que “ganar o ganar”. Si no se imponían en al menos uno de los dos juegos como local sería una quimera ganar tres en fila en San Antonio para recuperar la ventaja. Como el boxeador herido, el que busca la gloria desde la lona, Miami se levantó y con un arsenal de golpes vapuleó a los Spurs para igualar la serie final de la NBA.
Siempre hay que temer al golpe que devuelve un boxeador herido. En ese puño combinará honor, carácter y venganza. Entonces, hay que tener mucho cuidado cuando uno levanta la guardia y ve venir un tren cargado de resentimiento. Los Spurs fueron embestidos por esa locomotora y tiraron la toalla pensando en la próxima batalla. San Antonio fue ese pugilista que ganó el primer round, sorprendiendo a los apostadores y Miami se convirtió en el boxeador que tiene la sangre en el ojo. Muy peligroso.
En la final uno supone que se va a encontrar con los dos mejores equipos de toda la temporada. Pocas veces ha sido tan claro como en este año. Eso se ve en los emparejamientos, en los cambios de estrategia, en el nombre por nombre. Ambos entrenadores tienen a disposición plantillas completas, versátiles y con esa mezcla perfecta de juventud y experiencia. Por eso es que vemos una paridad absoluta, pese al último cuarto y medio del segundo juego. Ahí Miami demostró tener una marcha más, e hizo pagar caro a San Antonio las pérdidas que no tuvo en el debut.
Ginóbili no tuvo una buena noche: 5 puntos, en 17 minutos, con 3 pérdidas de balón.
Es un trabajo de hormiga la defensa de un equipo NBA. Dicen que una jugada enlaza a la siguiente. En el primer partido San Antonio perdió su primera posesión. El nivel de concentración que mantuvo durante los siguientes 47 minutos fue de excelencia y ganó en todas las de la ley. En el segundo choque también perdió el balón en la primera ofensiva, pero la mentalidad no fue la misma. La presión que ejerció Miami en el pick and roll, desde el minuto 0, le creó problemas a Parker y cambió la historia. La defensa forzó al francés a tirar malos pases en cada pick and roll, su principal arma para lastimar. Ya no encontraba hombres libres, ni el camino abierto para penetrar.
De todas formas en la primera parte San Antonio se sostuvo gracias a la gran efectividad de larga distancia. 6 de 8 triples anotó en esos 24 minutos, con un Danny Green encendido acompañado de la chispa de Ginóbili y Neal desde la banca. Los Spurs seguían con su buena contención sobre LeBron James: apenas 4 puntos y 4 asistencias. La diferencia en la anotación del campeón la aportó Chalmers que cerró el primer tiempo con 10 puntos. La ventaja de 5 para el local no lo dejaba tan mal parado a San Antonio, que había estado mucho más errático.
El Big Three de Miami sí funcionó: Wade (10 puntos) y Bosh (12) apoyaron a LeBron (17).
La paridad seguía siendo el principal ingrediente en la final. Hasta la mitad del tercer cuarto. Ahi San Antonio se desconcentró. Parker entró en una laguna y Ginóbili, que suele traer tranquilidad cuando el francés se descontrola, no estuvo a la altura. Los Spurs ya no tenían cuidado con el balón, cometían muchos errores al trasladar y eso se convertía en canastas de Miami. Si a eso le sumamos una racha de 14-3 para cerrar el cuarto y una de 20-4 para arrancar el último período, el partido se rompe definitivamente.
Miami empezó hacer lo que mejor hace, aprovechar el error del rival (mejor dicho, forzarlo) y explotar en ataque. En el campo abierto, en contrataque, el Heat es el mejor de todos, ahí pone su sexta marcha, la que lo colocó en lo más alto en los últimos tres años. Es cierto, le caemos a San Antonio por haber perdido el balón 13 veces más que en el debut, pero el mérito está en la defensa del Heat, que desemboca en esos contragolpes venenosos.
La defensa del Heat fue demasiado para San Antonio, sino pregúntenle a Splitter.
En ese ámbito defensivo hay un actor principal para Miami. LeBron (17 puntos, 8 rebotes, 3 tapones), se convierte, como él mismo lo dice, en la última línea defensiva de su equipo. Lo probó con un tapón a Duncan en la primera mitad y si alguien pensaba que con el partido definido iba a dejar de defender como se debe, se equivoca. Sino miren cómo dejó en ridículo al brasileño Tiago Splitter con uno de los mejores bloqueos que vi en mi vida.
Faltando 8 minutos para el final, Popovich mandó a los suplentes a la cancha. No había mucho más que hacer. Ni Duncan, ni Parker, ni Ginóbili (10 de 33 en tiros, 27 puntos en combinado), fueron determinantes. Leonard (9 puntos, 14 rebotes) aún no puede ponerse el equipo al hombro, aunque sí defensivamente; Green, pese a su 5 de 5 en triples, y 17 puntos, no le traerá la victoria a los Spurs con sólo 5 en la segunda mitad. La banca puede hacer su trabajo, pero Manu, Neal, Diaw, Bonner no son más que Cole, Allen, Miller y Andersen.
http://youtu.be/ZbhDJNuDGlQ
Miami le ganó a San Antonio con una tarea estelar en el segundo tiempo (104-83)
Ahora la serie pasará a Texas. Ahí San Antonio tendrá durante 3 partidos la posibilidad de consagrarse ante los suyos o de tener que regresar a la Florida para vencer al campeón en su casa. Lo que era un enfrentamiento al mejor de 7 encuentros, se convierte en uno de 5, y el primero que gane 3 se quedará con la gloria.
Los Spurs saben que han puesto de rodillas al mejor. Incluso tuvieron ventaja en buena parte de la serie hasta aquí. Pero no pueden ni pestañar, tienen que poner 100×100 en cada segundo del juego. Está frente al campeón que busca repetir el título. Ya le dio un golpe de nocaut en la primera batalla, pero Miami se creyó la hazaña del boxeador herido y ahora hay que tenerle más cuidado que nunca.