Chicas de moda

#BazarDeEstilo

Escriban en Google esta búsqueda: qué es una it girl. Wikipedia dice que una it girl “es una mujer joven atractiva que recibe una intensa cobertura mediática desproporcional a los logros personales”. OK, muy bien, mi intención era hacer una crítica de este concepto, pero la verdad es que ya está ahí, en la enciclopedia más famosa del mundo, con el tono peyorativo perfecto, el que estaba buscando, no hace falta que venga yo acá a escribir obviedades y a repetir las palabras que aparecen, para ser exacta, en el segundo resultado de búsqueda de Google. Pegarle a una it girl hubiera sido el camino más fácil, pero no. Mi idea siempre es desactivar el pensamiento automático y buscar razones válidas para fundamentar lo que me parece.

Que son chicas que, al parecer, no se destacan por nada más que vestirse bien y salir en las fotos de todos los eventos de moda ya lo sabemos. También vamos a coincidir en que la mayoría no hizo ningún mérito significativo para convertirse en celebrity más que venir de alguna familia rica o de la realeza, haber participado de algún reality show o programa de televisión ignoto o ser la novia de alguna estrella de rock.

¡Qué desafío salvarlas de la evidencia! ¿Por qué son íconos estas chicas? Porque han logrado crear un estilo para sí mismas y para la sociedad que se refleja en su forma de vestir, en sus salidas, en sus vínculos sociales y en sus consumos. Su virtud, entonces, es la de saber representar –y hacerlo bien- la esencia de una época. Son chicas que definen tendencias y que son copiadas por multitudes de fans. Un encanto para nada despreciable considerando, además, que no todas las jóvenes lindas, encantadoras o de plata terminan siendo it girls, incluso aunque se lo propongan. He aquí, entonces, el mérito de la diferencia.

La historia cuenta que fue la actriz Clara Bow la primera en ser bautizada bajo el apodo de it girl por encarnar a la perfección el desenfreno propio de la época del Great Gatsby. Además, en 1927, protagonizó la película It, de donde viene el término que fue acuñado por la guionista del film Elinor Glyn.

Pero al margen del nombre, las chicas del momento existieron desde siempre. Pensemos en mujeres como Cleopatra, Madame Pompadour o María Antonieta, ellas también dejaron su huella y fueron reconocidas como íconos de su época. Haciendo historia reciente aparecen Marlene Dietrich, Bette Davies, Greta Garbo, Coco Chanel, Audrey Hepburn, Jackie Kennedy, Grace Kelly, Edie Sedgwick –que además de ser musa de Andy Warhol, inspiró a Bob Dylan el tema Just like a woman-, Loulou dela Falaise–que le dio la idea a Yves Sain Lauren para el smoking femenino-, Brigitte Bardot, Twiggy, Jane Birkin y Fara Fawcett. Llegando a la actualidad nos encontramos con Kate Moss, Gwyneth Paltrow, Jeniffer Aniston, Sarah Jessica Parker, Alexa Chung, Olivia Palermo, Chloe Sevigny, las hermanas Olsen, Charlotte Casiraghi, Pippa Middleton o Sienna Miller.

La diferencia es que las de antes –y hasta Kate Moss entra en esta categoría- lograron un reconocimiento distinto, verdadero, porque su valor era mucho más tangible, fundamentado y alejado de las fluctuaciones del consumo que las de ahora. Por ejemplo, Audrey se convirtió en un mito del cine, Twiggy encarnó la moda de una época y Jackie representó el estado de una generación. Las de hoy, en cambio, aunque mucho más presentes debido a las revistas, blogs y redes sociales que las retroalimentan, tienen una existencia temporal frágil, reducida al ruido que logran durante un par de temporadas y a los aciertos en las estrategias de negocios con las marcas que sostienen su imagen que, en definitiva, es lo único que las sujeta.

Salvemos, entonces, a las chicas it de antaño, incluso a la querida Kate Moss de los 90, que logró interpretar el espíritu grunge de su época como ninguna. Y a las otras, a las de ahora, que alguien se ocupe, yo no voy a perder el tiempo intentando reivindicarlas mientras ellas andan de shopping, bailando o de vacaciones.