Por: Diego Hernán Armesto
Seguramente si uno hace una encuesta en el día de hoy sobre que se conmemora el 1° de mayo, la respuesta rápida y tajante sería “el día del trabajador“. Pero en este día también conmemoramos el Día de la Constitución Nacional, el Congreso mediante la Ley 25.863 sanciono la norma con el objeto de recordar que el 1° de mayo de 1853 en la ciudad de Santa Fe se culmino la obra constituyente.
Pasaron 160 años de su sanción, más allá de cualquier discusión histórica (Buenos Aires no participo de la sanción hasta 1860) la Constitución Nacional esta más viva que nunca, los objetivos trazados en el Preámbulo de la Carta Fundamental tienen cada vez más vigencia y es nuestra obligación luchar para que ellos se cumplan.
Cada uno de estos objetivos debe ser cumplido a rajatabla, pero la realidad actual nos lleva a decir que la Constitución real refleja una situación totalmente diferente de la querida por el constituyente. Existen distintos factores que han generado una distorsión a ese plan trazado, y bajo distintas motivación desvirtúan al texto, forzando interpretación que nos alejan cada día más del respeto a la Ley, los cuales adulteran el normal y sano funcionamiento de la forma de gobierno, va en desmedro del federalismo, y quiebra el contrato social de convivencia de toda la sociedad, entre muchos otros factores.
Este momento, en que las instituciones de la república están en discusión, la sociedad en su conjunto debe buscar en la Constitución las respuestas, para comprender la importancia del texto, me permito traer a colisión lo dicho por el Presidente de la Convención Constituyente de 1853, el Dr. Facundo Zuviría quien dijo: “… el primero en oponerme a su sanción, el primero en no estar de acuerdo con muchos artículos, (…) pero quiero ser el primero en jurarla ante Dios y los hombres, ante vosotros que representáis a los pueblos, obedecerla, respetarla y acatarla hasta en sus últimos ápices, en el acto mismo que reciba la última sanción de la ley”.
Para culminar, entiendo que el 1° de mayo de 1853 comenzó el camino del orden y de la Ley, debemos entender que es posible cumplir y vivir plenamente en un Estado Constitucional de Derecho, pero es nuestra obligación luchar por su vigencia, por cuanto como dijo otro Convencional Constituyente en 1853 Juan María Gutiérrez “La constitución no es una teoría, como se ha dicho; nada más práctico que ello; es el pueblo, es la Nación Argentina hecha ley”, y esto hace que cada uno, cada día debamos hacer valer nuestros derechos, y entender que todos somos la Constitución Nacional.