La terrible venganza de J.K.Rowling

#LíneaMaginot

El golpe

El gran golpe fue anteayer, sábado 13 de julio: la autora de Harry Potter reconoció ser la escritora de la novela policial “El llamado del cuco” (The Cuckoo’s Calling) publicada con el seudónimo Robert Galbraith, un misterioso ex militar, escritor debutante.

La bomba

La bomba explotó gracias al Sunday Times que dijo haber sospechado del autor oculto, que notó que Galbraith había sido editado por Little, Brown & Company (la editorial que publica Harry Potter), que encargó la investigación a dos expertos y que esos expertos llegaron a la conclusión de que el tal Galbraith escribía muy parecido a J.K. Rowling.

Una versión más creíble pero incomprobable

Editor literario: -Si te cuento una cosa, te morís. Te doy la exclusiva con el compromiso de que nunca digas que salió de acá.

Editor periodístico: -¿Fuente reservada u off de record?

Editor literario: -Off de record.

Editor periodístico: -¿Van a salir a desmentirnos?

Editor literario: -No, todo lo contrario. Vamos a confirmar la revelación.

Editor periodístico: -Trato hecho, si es que nos parece publicable.

Editor literario: -Robert Galbraith no existe.

Editor periodístico: -Pará, ¿quién es Robert Galbraith?

Editor literario: -Un escritor nuevo que debutó con nosotros, lanzamos su primera novela, un policial, en abril. “El llamado del cuco”.

Editor periodístico: -Ah… Pero, ¿no es el ex militar que publica bajo seudónimo?

Editor literario: -No te estoy diciendo que Robert Galbraith no es su nombre. Eso no es noticia. Te estoy diciendo que Robert Galbraith no existe.

Editor periodístico: -No hay Robert Galbraith ni hay ex militar…

Editor literario: -Exacto. Como ya tenemos lo que queríamos, podemos decir la verdad.

Editor periodístico: -¿Puedo preguntar qué es lo que querían ustedes?

Editor literario: -Buenas reseñas. Queríamos que Galbraith tuviera buenas críticas. Conseguimos críticas excelentes.

Editor periodístico: -Y la verdad sería…

Editor editorial: -La verdad que no te estoy diciendo porque esta conversación no está teniendo lugar es que Robert Galbraith es J.K. Rowling.

La venganza

Luego del fenomenal éxito de Harry Potter y antes de este batacazo, J.K. Rowling publicó dos libros.

The Cuckoo's Calling, del falso escritor Robert Galbraith

The Cuckoo’s Calling, del falso escritor Robert Galbraith

El primero, “Los cuentos de Beedle, el bardo” es un spin off (desprendimiento) de Harry Potter ya que es el libro que Dumbledore le deja en herencia a Hermione en “Las reliquias de la muerte”. En 2007 Rowling creó siete manuscritos ilustrados por ella misma como si fueran copias antiguas y no una invención para la ficción de Potter. Esos ejemplares únicos fueron subastados y el dinero donado a la sociedad de beneficencia presidida por la autora. Al año siguiente, “Los cuentos de Beedle, el bardo” fueron editados regularmente.

El segundo libro fue “Una vacante imprevista” (The Casual Vacancy), su primera producción para adultos, destrozado por la crítica y, no obstante, éxito de ventas.

El tercer y último libro, publicado en abril de 2013 fue -nos venimos a enterar el sábado- “El llamado del cuco”, otra obra para adultos. Una novela policial que la editorial se encargó de publicarle bajo seudónimo y de distribuir a la prensa especializada guardando el mayor de los secretos.

Tiempos perfectos

El libro se editó en abril. Durante los meses de mayo, junio y lo que va de julio de 2013 la prensa especializada fue publicando las reseñas de la novela que resultaron ser muy elogiosas para Robert Galbraith (desde “debut estelar” hasta “lectura atrapante”). Las ventas, para nada. El sábado 13 de julio, el Sunday Times revela la trama oculta y J.K. Rowling lo confirma: ella es Galbraith. “Ser Robert Galbraith fue una gran experiencia de liberación. Fue maravilloso publicar sin bombos y platillos, sin expectativas y fue puro placer recibir comentarios bajo un nombre diferente”. Automáticamente “El llamado del cuco” se convierte en best-seller.

Leer mal, vender menos

Hasta el gran desenmascaramiento, “El llamado del cuco” había vendido alrededor de mil ejemplares. Nada. Nada de nada comparados con los 350 millones que vendió la serie Potter. Y sin embargo, había tenido críticas muy auspiciosas. Lo que lleva a pensar varias cuestiones:

1)      Las reseñas literarias tradicionales no venden. Lo que vende es la marca, en este caso, “el nombre”.

2)      En ocasiones el periodismo cultural “se enamora” de los autores noveles y desprecia a los autores consagrados.

3)      En cuanto a mercado –siempre nos referimos a ventas que es de lo que vive un autor y lo que mantiene viva a la industria editorial-, popularidad mata prestigio cultural. Pero la popularidad no se consigue sino a través de los medios. Un libro, si es bueno, puede construir su propio público en los márgenes pero sólo explota a través de la difusión.

4)      Existen malos autores que son populares y generan grandes ventas gracias a esa popularidad. Es marketing y funciona.

5)      Existen autores excelentes que no llegan a penetrar los medios y por ende, venden poco o directamente no venden. Y aun si consiguieran ser recomendados por las secciones culturales de los medios, pareciera no haber contacto entre los suplementos culturales y el gran público. Como sucede con la crítica de cine y el cine independiente: los críticos recomiendan una cosa, el público va a ver otra.

6)      Existen autores bastante malos superinflados por el periodismo cultural, situación que no ayuda a nadie: ni al autor, ni al público y mucho menos al periodismo.

“El llamado del cuco”

Gran jugada de J.K. Rowling que disfrutó secretamente y línea por línea los elogios que la crítica le dedicó a Robert Galbraith.

“El llamado del cuco” cuenta la historia de Cormoran Strike, un ex veterano de la guerra de Afganistán convertido en detective privado y a quien le toca investigar la sospechosa muerte de una supermodelo.

Con la bomba “Robert Galbraith soy yo” se agotó el stock en papel pero, obviamente, está disponible la versión en e-book (siempre en referencia a la edición en inglés).

No soy lectora de J.K. Rowling

La escritura de J.K.Rowling no es de mi paladar. Si me apuran un poco hasta puedo decir que es horrible. Y en tren de ser sincera, si tengo que elegir entre: a) la Rowling es buena pero la crítica la odia, y b) la Rowling es mala y la crítica cultural también, opto por la opción b. Es probable que los elogios recibidos por Galbraith sean infundados y sólo fruto del capricho de la crítica cultural ante un escritor nuevo y misterioso. Eso, al menos, me resulta más probable que la repentina conversión de la Rowling en otro tipo de escritora.

Lo dicho: no soy fan de la Rowling. Sin embargo, siempre tengo presente que en un punto todo es cuestión de gustos. De mis años en el diario La Nación recuerdo con gran cariño al periodista Hugo Caligaris, uno de los hombres más cultos que conocí en mi vida, uno de los lectores más exquisitos con los que tuve el placer de trabajar, devoto de Robert Walser y aguerrido fanático de Harry Potter. Así como lo digo.

Será que nunca entendí a Harry Potter. No obstante, lo que no se entiende hay que tener la humildad de saber acompañarlo. Para quienes no fueron humildes, la venganza llegó lentamente, como plato frío que es.

J.K. Rowling, gran jugadora.