Por: Miriam Molero
Ya se ha dicho aquí pero insistiremos: el Festival de Biarritz no es sólo un festival de cine latinoamericano sino un encuentro con la cultura. Se entra con la idea de ver una película y se termina absorbido por el arte o la literatura o la música. Les conté en estos días de Paco Ibáñez. Hoy le toca a Cekis, alias Nelson Rivas, artista chileno residente en Nueva York, contratado por el festival para una performance de Street Art. Fui a verlo el primer día, le pregunté por lo que estaba haciendo, tomé fotos, lo ayudé a guardar los materiales de trabajo cuando bajaba el sol, me dejó ojear su cuaderno de bocetos y fuimos a tomar una sidra, charlamos. De ahí en más visité el mural diariamente para sacar al menos una fotografía de su avance.
Porque yo no sabía nada de Street Art, excepto que odio a los graffiteros que pintaron las ventanillas del subte en Buenos Aires. Porque para hacerse ver nos cegaron a nosotros, los pasajeros, que viajamos sin poder saber en qué estación estamos ni cuál hemos dejado atrás. Así que me acerco a Cekis pero sin ninguna clase de simpatía.
Las cosas cambian.
-¿Cómo es que te fuiste de Santiago de Chile a Brooklyn?
-Primero, en 2004, hice un viaje de seis meses a Brooklyn para probar. Tenía visa y era el momento por una serie de situaciones que había vivido en Chile. Yo empecé como vendedor ambulante vendiendo artículos para graffiti y luego llegué a tener mi negocio. Pero no era un buen comerciante: hacía descuentos que no correspondían si el que venía a comprar me daba pena… Así fue que el negocio quebró. Entonces viajé a los Estados Unidos, allí me presenté a un proyecto cultural y me aceptaron, luego pude tramitar mi visa de artista y ahora vivo en Brooklyn.
-¿Hiciste pintura ilegal?
-Pintura ilegal hacía todo el tiempo en Chile. En cambio en USA no podía. Una vez me
detuvieron y terminé pasando la noche en una cárcel donde podés estar esperando tu turno en el juzgado junto a alguien que por ahí está por asesinato… En Chile los primeros trabajos ilegales los hice a principios de los 90, al comienzo de la democracia. Los hacíamos de noche, sin luz, con las luces nocturnas de la ciudad, escribíamos el nombre del color para saber cuál era. Pintábamos paredes que no se podían pintar, buses… Lo primero que hacíamos era ilegal… En ese momento no pensábamos que algún día íbamos a poder pintar libremente. En el 99 con mi grupo DVE fuimos a Buenos Aires…
-¿Y qué hicieron?
-En Buenos Aires no había nada de graffiti, digo, graffiti que no sea político. Hicimos trabajos en la línea Sarmiento. Nos gustaban los trenes… el sistema ferroviario chileno es pequeño comparado con el argentino. Nos metíamos donde se guardan los trenes y trabajábamos lo más rápido que podíamos.
-En Buenos Aires tenemos vagones de subte pintados totalmente, las ventanillas bloqueadas, el pasajero no puede saber dónde está.
-Ese es uno de los límites. Si sabes que estás haciendo un daño a alguien puedes pintar abajo. El graffiti no es arte, es hacer algo que trasgrede independientemente si causa un daño o una alegría. El querer hacerse famoso con el graffiti puede llevar a hacer cosas que dañen a la gente y terminar haciendo algo que no es arte sino una expresión pura. Arte no es ponerse a gritar ensordeciendo al de al lado. Pero el límite es subjetivo. Como el bien y el mal. Depende de cada persona. En lo personal, con el tiempo fui desarrollando un sentido más comunitario. No rayar casas a la gente, no rayar determinados espacios públicos…
-A partir de Nueva York te ligaste al mundo del arte.
-Sí, soy artista. No todo el que hace graffiti es artista y no todo el que hace street art hace graffiti. El graffiti es una competencia o un juego. El street art es arte público. es el nombre nuevo que le dieron y que nació del graffiti pero el arte público existe desde la época de las cavernas.
-Cuando estabas pintando me explicabas que el Festival de Biarritz te paga la performance pero no el mural, que el mural es tuyo… ¿Cuánto valdrá?
-Es difícil saber. Uno de los cuadros de la exposición (además del mural, había en Biarriz una sala con cuadros de Cekis Nelson Rivas), uno de los grandes, puede venderse en 3 mil o 4 mil euros. Depende del cliente, de la persona que compra porque no tengo todavía un precio en el mundo del arte. Otros artistas más instalados no pueden bajar su cotización entonces tal vez optan por donarlo a una institución, por ejemplo, y descuentan impuestos a fin de año, digamos (se ríe). Pero yo no sé cuál puede ser el precio del mural.
-¿Te gusta Bansky?
-Claro. Por algo es tan famoso. Lo que hace es muy inteligente. No vi lo que hizo en el último año pero lo de Bansky es muy importante en la historia del arte porque ha logrado ponerse en una zona entre el vandalismo y el arte. No cualquiera puede jugar con eso y con su mensaje. Es muy graffitero pero es arte puro también. Es raro que se junten ambas cosas al mismo tiempo. Yo, por ejemplo, cuando hago un graffiti hago un graffiti y cuando pinto en el taller ya no pienso en jugar sino en entregar algo.
-De hecho, en graffiti firmás Cekis y en pintura Nelson Rivas.
-Exacto.
-En estos días hubo una noticia internacional por un casting, en México, para una publicidad de Aeroméxico donde se rechazaban morenos. Tus pinturas, sin embargo, sólo representan morenos…
-Toda América latina es así. En países donde la mayoría es indígena prendes la tele y no hay ningún indígena. Nos han acomplejado de tener nuestras raíces. Esto es algo que desarrollé en Estados Unidos que está llena de inmigrantes. Por eso las personas que yo pinto tienen rasgos indígenas. Conocer gente de todas partes de Latinoamerica, nuestra historia de colonización y dictaduras, todo lo que nos ha pasado, a mí me impulsó a representar más a la gente que no es representada.
-No estudiaste arte pero aprendiste trabajando con pintores y yendo a los museos en Nueva York. ¿De quiénes aprendiste?
-La escuela del muralismo mexicano y del muralismo político en Chile ya eran mis referentes. En Nueva York conocí más del arte contemporáneo, pintores que antes no sabía que existían. Keith Harring, que hace dibujos simples, con líneas, un ícono de Nueva York de los años 80.
Trabajé como asistente de Phil Frost que viene del graffiti pero que empezó a hacer galerías y museos muy joven y es un artista contemporáneo de NY. Me inspiró mucho para trabajar en taller. No fui a la universidad y el trabajo de taller es distinto al de la calle. La persona que hace algo en la calle y lo lleva a un cuadro no funciona de la misma forma y se ve raro. Tuve con ese trabajo un entrenamiento.
Aprendí con Wangechi Mutu, es africana y tiene su estudio en NY. A veces todavía trabajo para algunos de sus proyectos de museos porque hago algunas cosas muy específicas para las que ella me entrenó, técnicas para los muros, para hacer fondos. Por ejemplo, si necesita un muro preparado con las marcas de una inundación.
Leon Golub, artista norteamericano. No tanto la pintura. El conocer de la persona y cómo era y cómo era su vida y su trabajo, también te ayudan.
-¿Qué es un tag?
-Tag es tu firma, es lo primero que uno aprende a hacer.
-¿Qué es bombing?
-Bombing es pintar ilegal, pintar algo que nadie te autorizó a hacerlo. Sólo hacer un tag ya es un bombing. Hay una forma de bombing que son letras muy simples que se hacen muy rápido que se llaman los throw-ups (vomitados), que ya empiezan a tener colores. Y ya después se llaman “pieza” u “obra” que es como la obra maestra con colores, con flechas, con dimensión, que es como la evolución final del tag. El graffiti empieza por el tag que es la firma y después evoluciona a la letra, luego a la letra se le comienza a poner dibujitos y diseños, y luego de ahí se abstrae. El acto de salir a pintar a la calle va a tener siempre una relación con la firma.
-¿Tren o pared es lo mismo?
-En el tren, como tiene movimiento, las letras pueden jugar diferente que en una pared donde puede quedar tonto. Una letra si está pintada en un tren tiene ritmo por el movimiento. Pero en el resto no sé si hay tanta diferencia.
-¿Alguna pared pendiente?
-Nada en particular. Algún día me gustaría pintar toda una estación de trenes. En realidad, ya tengo un mural bien grande hecho en una estación de Santiago que es como un sueño que cumplí. Hice una pintura que iba a estar de muestra y la dejaron permanente.
PERFORMANCE EN BIARRITZ
DÍA 1
DÍA 2
DÍA 3
DÍA 4
DÍA 5
El mural está terminado. Pero llueve y está debajo de un toldo. Imposible hacer la foto panorámica del día 1.
CUADRO DE LA EXPOSICIÓN “ENREJADOS”, EN EL FESTIVAL DE BIARRITZ