Por: Mariela Blanco
“Solo se espera de nosotros que hagamos nuestro mejor esfuerzo, y todos sabemos que esto es perfectamente posible para cualquiera si se escuchan los dictados del alma. La vida no demanda de nosotros sacrificios inimaginables, solamente nos pide que transitemos por ella con alegría en nuestros corazones y que nos convirtamos en una bendición para quienes nos rodean, de modo que si dejamos al mundo un poquito mejor que lo que era antes de nuestra visita, habremos cumplido con nuestra misión”. (Edward Bach) Según Bach, todo curador, terapeuta o médico podría plantearse dos metas principales en su labor, para generar un verdadero cambio y re direccionamiento de las ciencias de la salud y estas metas deben enmarcarse en una necesaria expansión de conciencia que surge a consecuencia de reconectarnos con los dictados del Alma, de la Naturaleza y de todo Universo que nos rodea y nos contiene:
- Por un lado, sostenía que la Medicina debía adaptarse al crecimiento espiritual de la población, ayudando al paciente, sobre todo, a conocerse y descubrirse a sí mismo. Señalando amorosamente lo errores o desequilibrios dentro de la personalidad y ayudándole a reemplazarlos por virtudes y cualidades que lo conecten con su Alma, elevando su vibración. El medico tiene que ayudar a la gente a reconectar con la evolución personal.
- Por otro lado, el médico o curador deberá administrar remedios tales que puedan ayudar al cuerpo físico (no dañarlo o debilitarlo) permitiendo que recupere sus fuerzas y asistiendo a la mente para encontrar calma y ampliación de perspectiva. Orientar siempre hacia la búsqueda de la iluminación personal. Estos remedios se hayan disponibles en la Naturaleza para la curación y el alivio de toda la humanidad. Son simples, puros y naturales.
Todo médico ha de ayudar a conocer y comprender las verdades y leyes que rigen en el Universo con el fin de alinearnos armónicamente a sus ritmos. Ir en contra de la naturaleza, también, provoca enfermedad. Somos un todo unido y vibrante, en donde el desequilibrio de las partes afecta menguando la salud de la totalidad. Debemos retomar el contacto con nuestro corazón y su sabiduría. Pensemos que Bach desarrolló esta filosofía a principios del siglo XX, entonces podríamos preguntarnos si ese tiempo futuro ya no sería nuestro presente, nuestra actualidad… Hay mucho por reflexionar y el camino requiere de nosotros nuestro máximo y más bello esfuerzo. Todavía quedan muchos corazones por encender.
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