En la historia de la música se ha asistido en incontables oportunidades al olvido de los creadores y sus obras, solo mencionar el que sufrió Johann Sebastian Bach a partir de su muerte y que varios años después rescatara el genial músico alemán Félix Mendelssohn, quien desempolvó del olvido la “Pasión según San Mateo” y la interpretó, iniciando una senda que acabaría con el reconocimiento, redescubrimiento y acercamiento de la música del genio al resto del mundo. Si Bach fue olvidado porque otros no, sobre todo si fueron contemporáneos de grandes maestros y crecieron a la sombra de éstos. Es el caso de Saverio Mercadante, nacido en el año 1795 y considerado uno de los principales exponentes de la escuela napolitana del siglo XIX.
En la Italia decimonónica todo compositor debía crear óperas para poder aspirar a tener fama y riquezas, todos los alumnos que egresaban del conservatorio tenían como principal propósito triunfar en la ópera como Rossini. Aquí nos encontramos con uno de los principales compositores del siglo XIX y el gran responsable de que muchos contemporáneos no hayan asomado a la superficie de la fama, que se entienda que en esa época muchos compositores lograban vivir de sus óperas pero Rossini eclipsaba cualquier atisbo de proyección temporal. Gioacchino Rossini marcaba el paso a seguir, su éxito fue de tal magnitud que los compositores de su época debían trabajar según los designios de la música rossiniana. Giovani Pacini, contemporáneo de Mercadante y asistente de Rossini, recuerda en su autobiografía: …”Séame permitido observar que cuantos eran entonces mis coetáneos, todos seguían la misma escuela, las mismas maneras y en consecuencia eran imitadores, a la par de mí, del Astro Rey (Rossini). Pero ¡Dios mío! ¿Cómo hacer algo distinto si no había otra manera de sobrevivir“… Rotunda declaración de Pacini que no deja lugar a dudas sobre lo que sucedía en la primera mitad del siglo XIX en la Italia de Rossini. Luego vendría el reinado de Verdi, pero esa es otra historia. Además no podemos dejar de lado, para desgracia de Mercadante, a dos compositores que sí crecieron y triunfaron a la par de Rossini, como si con éste no fuese poco también estaban activos y triunfantes en la escena operística dos amigos de Mercadante: Vincenzo Bellini y Gaetano Donizetti. Una trilogía que echaba por tierra toda aspiración creativa y exitosa, más allá del virtuosismo de cualquier compositor. Rossini, Bellini y Donizetti: un Triunvirato que gobernó indiscutible pero a la vez tiránicamente la composición musical de la primera mitad del siglo XIX en Italia, con todo lo que eso significaba.
Mercadante nació en Altamura el 16 de septiembre de 1795, estudió música en Nápoles y de joven ya mostró interés por la composición instrumental pero la figura del genial Rossini lo llevó a componer óperas, logrando importantes éxitos en vida. Falleció a los 75 años el 17 de diciembre de 1870 en Nápoles. A partir de su muerte los años fueron ocultando sus óperas de manera decidida, su obra fue olvidada y desempolvada solo de manera ocasional.
Saverio Mercadante, fue un gran compositor con mucha facilidad para el melodismo y de refinado cuidado estético. Su obra debe dividirse en dos partes bien marcadas, la primera se extiende entre los años 1819 y 1830: sus composiciones nacen como una interesante variante de la música de Rossini, recibiéndose de reconocido compositor con el estreno de “Elisa e Claudio” en la Scala de Milán en el año 1821. Toda esta etapa de su carrera profesional seguía los designios rossinianos: cavaletas por doquier, crescendos interminables, repeticiones melódicas, poco dramatismo y mucha riqueza orquestal. En 1830 Mercadante comienza una revolución en su música: abandona las cavaletas, retira los crescendos y centra su música en el dramatismo y en una orquestación rica eliminando las largas cadenzas. Mercadante ya no busca el impacto inmediato de Rossini, finalmente encuentra su lugar más allá de las modas en la serenidad del melodrama romántico. Hizo grandes aportes desde esta nueva visión musical, obras maestras como “Il Bravo” e “Il giuramento” así lo testimonian. Su estructura operística, los estilos melódicos y orquestación contribuyeron en gran forma a los fundamentos sobre los que Giuseppe Verdi construyó su técnica dramática. Es por todo esto que es de gran importancia asistir a un rescate de Saverio Mercadante, su figura en la historia de la música fue de gran importancia y su obra merece ser llevada de manera constante a los distintos escenarios líricos y que el gran público de este tiempo pueda conocer a un músico esencial en la historia de este arte y sacar así sus propias conclusiones.
La actualidad nos encuentra en un proceso de rescate de la obra de Mercadante a partir de la partitura de “I due Figaro”, desempolvada recientemente en la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid por los musicólogos Víctor Sánchez y Paolo Cascio. A ellos se sumo el maestro Riccardo Muti quien llevaba cinco años recuperando obras de autores napolitanos, cuando Muti reviso la partitura se dio cuenta del valor de la misma. El rescate encuentra en Muti la llave que abre las puertas de los teatros del mundo y así comienza el raid que lleva a “I due Figaro” a Salzburgo, Madrid y Buenos Aires. Como una compañía típica de ópera, Riccardo Muti viaja con un aceitado y uniforme equipo que no posee fisuras. Sin dejar detalle librado al azar “I due Figaro” es una joya en pleno vuelo creativo.
Hoy podemos afirmar que Mercadante podría ser Rossini o Bellini y quizá hablaríamos del rescate de una ópera llamada “El Barbero de Sevilla” y el titulo de esta nota sería “Rescatando a un tal Rossini”, el tiempo con su cruel andar siempre termina sentenciando justicia. Está claro que Gioacchino Rossini era un fuera de serie, un compositor brillante y con gran facilidad para crear melodías simples y a la vez grandiosas. Se podría afirmar que tal aptitud fue la piedra fundamental de la popularidad de sus melodías que impregnaban inmediatamente la vida de los asistentes a sus óperas. Algo así como una pócima divina que encanta con solo probarla es su música. Fue un encantador sin barita ni elixires, sin polvos mágicos y con la singular fórmula que destaca su figura en la Europa de la primera mitad del siglo XIX que fue componer y componer. Mercadante fue testigo de la revolución rossiniana, él nació en un tiempo difícil para ser lo que fue, de hechos así vive el mundo del arte: grandes genios que opacan a otros tantos. Hoy podemos revalorizar a Saverio Mercadante en su justa medida. “I due Figaro” que recorre el Mundo debe ser la piedra de toque que lleve a los teatros de ópera a presentar y rescatar del olvido su gran catálogo de composiciones líricas.
Alejandro César Villarreal
Más sobre Saverio Mercadante y su ópera “I due Figaro” – Conferencia realizada por José Luis Téllez, musicógrafo, aprovechando el estreno en el Teatro Real de “I Due Figaro” con dirección musical de Riccardo Muti y con la puesta en escena de Emilio Sagi.