Plácido Domingo es en la actualidad el mito viviente de la ópera. Testigo presencial de magistrales momentos del género, hoy denuncia una vez más una crisis profunda en el campo lírico. El histórico terreno fértil de la cima del arte hace tiempo que no es tal y sigue resquebrajándose, las grietas calan profundo en el corazón de todos los que amamos esta maravillosa música.
Domingo, un artista imbatible, estrenó el pasado sábado en Los Ángeles la ópera “Thaïs” y desde la urbe californiana el veterano intérprete observa con preocupación la situación que vive su sector en Estados Unidos.
Domingo, con 73 años de vida y más de 40 de carrera profesional, declaró que “es triste” ver cómo teatros vecinos pasan por problemas, en referencia a la amenaza de cierre que persigue a la Ópera de San Diego por dificultades financieras y la posible huelga que podría paralizar el Metropólitan de Nueva York. Claro que el vecindario que menciona Domingo también abarca al mundo entero: ¿Qué teatro de ópera no esta pasando por una situación agobiante desde lo económico?
“La ópera vive por más de 400 años, es importante que todo continúe”, comentó el tenor quien recordó que en 2008 ya tuvo que bajar el telón la Ópera Pacific del sur de California por falta de fondos.
Todo parece indicar que la Ópera de San Diego continuará en activo al menos en 2015, gracias a los donativos y una campaña de financiación colectiva con la que ha logrado más de 2 millones de dólares que ayudarán a alcanzar la meta de 6.5 millones que necesita para seguir a flote.
“En estos meses se tiene que arreglar”, dijo Domingo. “Sería una pena por tanta gente que puede perder trabajos, tanta gente que estaría parada por mucho tiempo y el público sería también el que lo pagará”, afirmó el artista, quien es director general de la Ópera de Los Ángeles.
El imbatible Plácido Domingo está preocupado, sus palabras producen dolor y preocupación en los amantes de la ópera que vemos como el género sigue por el que parece ser un camino irreversible. De todos depende, de los gobiernos, de los artistas, de los promotores, empresarios y difusores. Hay que salvar a la ópera, en la asistencia a los teatros se encuentra la esencia de este arte y es por esto que se trabaja febrilmente. El futuro está en manos de todos nosotros pero aun así no está asegurado, hay una crisis económica más allá de los escenarios que está azotando desde hace años al mundo y como siempre en un sorteo de recortes públicos la cultura tiene todos los números. El panorama no es alentador, pero es lógico, después de todo de dramas estamos hablando. Todo un drama musical. Luchamos y trabajamos para que al final del mismo, después del último acorde, la ovación sea a sala completa como antes, como ahora y como siempre.