Y un día la cumbia llegará al Teatro Colón

#Ópera

“La Princesita Karina lleva su música al Teatro Colón” titula un portal de noticias de espectáculos. Inéditamente nuestro bastión lirico es nombrado en un espacio donde conviven famosos, mediáticos,  actrices y actores de la farándula vernácula argentina y no sucede precisamente porque le quieran dar un vuelco cultural al sitio, el motivo es que una artista del staff habitual de esas revistas se va a presentar con su música en el escenario del Teatro Colón.

Es inevitable para mí ante semejante noticia no intentar hacer un comentario con el único fin de debatir sobre los límites artísticos y económicos de la cultura y sus vertientes populistas como herramientas de salvataje. Si bien el Teatro Colón de Buenos Aires es un ente autárquico y toma sus propias decisiones, a pesar de ser un organismo público estatal, nada ni nadie puede impedir que esta última condición lo lleve a abrir sus puertas a todo tipo de expresiones culturales, el espacio “supuestamente” es de todos y para todos pero definitivamente esto no es así. Existe una tradición que se debe respetar y por sobre todo una ley que cumplir. El 11 de septiembre de 2008 la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sancionó la Ley 2855 creando el “Ente Autárquico Teatro Colón” con personería jurídica propia, autonomía funcional y autarquía financiera. Se trata de un organismo público que tiene la misión de crear, formar, representar, promover y divulgar el arte lírico, coreográfico, musical (sinfónico y de cámara) y experimental, en su expresión de excelencia de acuerdo a su tradición histórica, en el marco de las políticas culturales de la ciudad. Además la ley sentencia que el Ente Autárquico tiene a su cargo las funciones de asistir al Poder Ejecutivo en el diseño, ejecución y supervisión de las políticas culturales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en materia de su competencia. Facilitar al conjunto de los habitantes de la ciudad el acceso a las actividades artístico-culturales que desarrolla y fomentar acciones en torno a la formación de nuevos públicos. Hoy parece ser que la legislatura que votó la Ley 2855 para preservar entre otras cosas la tradición histórica del Teatro Colón también lo hizo a favor de presentar “nuevos espectáculos” que no se enmarcan en las costumbres del coliseo argentino.

Volvamos a la noticia que generó este post… “Karina. la princesita, luego de cerrar un año lleno de éxitos, fue una de las elegidas por la Legislatura porteña, junto a diez cantantes populares, para una gala de música que se realizará en el Teatro Colón el 27 de mayo de 2013”. Hasta ahora las únicas princesas que dieron el presente en el escenario del mítico teatro surgieron de historias mágicas o veristas nacidas del genio creativo de un escritor legendario y al que un compositor virtuoso de época convirtió en música. Durante más de 100 años las princesas de cuentos y leyendas se confundieron con personajes épicos en el Teatro Colón, ahora parece que llega una nueva soberana a expresar su arte pero no proviene de una historia de ópera o ballet. Ella es “La Princesita de la Cumbia”, Karina Tejeda es considerada una de las más importantes representantes de la actualidad del género popular llamado “cumbia”. Siete discos tiene en su haber con canciones de su propia autoría y versiones en ritmo tropical de éxitos de otros artistas nacionales e internacionales. La noticia encuentra su origen en que Karina cantará cumbia en el Teatro Colón pero no lo hará sola sino la acompañarán nueve artistas que son referentes de distintos géneros musicales que suelen escucharse de puertas afuera de cualquier coliseo lírico. Se trata de un mega recital que intenta reunir a las cantantes más populares de nuestro país, la noticia continua… “Nacha Guevara, Elena Roger, Valeria Lynch, La Sole, Patricia Sosa, Serra Lima, Fabiana Cantilo, Lucía Galán, Marcela Morelo y Karina interpretarán sus canciones más conocidas (…). Tras una intensa votación organizada por la Legislatura porteña, se seleccionó a las diez cantantes más populares de la Argentina”. Me imagino las acaloradas discusiones de los legisladores porteños para decidir que voces serían dignas de formar parte de este “espectáculo”, algunos defenderían sus gustos personales mientras que otros se dejarían llevar por las recomendaciones de un familiar cercano “Papá votá por la Sole” o “Viejo yo votaría por María Marta, se lo merece”. Entiendo también que muchos habrán pensado en que artistas calificarían para subir a semejante escenario mientras que otros, un poco más populistas, votarían a Karina pensando en los calores que generarían en los “burgueses”, “melómanos” y “elitistas” visitantes del teatro.

El 27 de mayo de 2013 cada una de las artistas mencionadas interpretará sólo un tema de su repertorio, y luego todas juntas cantarán tres canciones, acompañadas por una orquesta filarmónica de 40 mujeres”. La nota firmada por el periodista de espectáculos Ángel De Brito finaliza con su opinión sobre la importancia de este show: “Sin dudas, una gran idea que acercará al imponente teatro a muchísimo público que jamás entró al Colón”. Con esta definición De Brito nos invita a realizar un análisis profundo sobre las limitaciones del arte. Ante todo debemos entender que no “todo lo que el hombre hace es cultura”, máxima expresión que utilizan habitualmente líderes populares para ocultar sus propias limitaciones de conocimiento del arte que representan. En todos los casos referentes a las expresiones artísticas existen niveles con gran margen de distancia entre sí que las vuelve incomparables y querer juntarlas es como intentar pegar un imán en madera. No sirve absolutamente de nada llevar al Teatro Colón público que solo asiste para ver a Karina y que nunca más volverá a uno de los coliseos de ópera más importantes del mundo por su tamaño, acústica y trayectoria. ¡Que le importa la acústica sino es necesaria! ¡A una fan de la Sole que le van a hablar, mientras revolea el poncho, de que en ese escenario estuvo la genial Joan Sutherland! ¿Con qué intención se lleva adelante un espectáculo musical de carácter popular en un lugar exclusivo de la elite melómana? Nada tiene que ver con intentar acercar nuevas generaciones a la lírica, es una afrenta irresponsable que solo conspira contra los más altos designios creativos musicales. Existe gran cantidad de espacios para que esta selección femenina de cantantes exprese su arte pero por algún motivo que aún no se ha aclarado el lugar elegido es el Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires. Me gustaría recibir respuestas del ministro de cultura Hernán Lombardi o conocer que opina al respecto Pedro Pablo García Caffi, director artístico del teatro.

He ingresado a foros dedicados a la lírica y pude observar textos de  gente realmente espantada que pide por favor que detengan esta locura. A continuación les acerco fragmentos textuales de algunos comentarios: “Yo no puedo creer esto! Es algo atroz! Tenemos que poner manos a la obra desde AHORA para impedir este desastre! Como músico estudiante de conservatorio, me apena y duele tremendamente! Me sumo a la campaña de juntar firmas en contra de esto!”. “Por favor! Si queremos a nuestro Teatro Colón, impidamos esto a toda costa! No podemos permitir que prostituyan así a la gloria mayor de la Argentina!”.No podría expresar en palabras lo que siento al leer este tipo de noticias ¿Estamos a tiempo de frenar este mamarracho? Sin desmerecer el trabajo de estas cantantes argentinas, claro, no es un show para el teatro Colón, donde hace unos meses estuvo Joyce DiDonato, pretenden subir a Kariiiiinää ehhhh wuachín?! ¿y el sentido común?”. Bien señala este último comentario, la mezzosoprano Joyce DiDonato se presentó en el Teatro Colón este año como también lo hicieron las sopranos Renée Fleming, Angela Gheorghiu y Linda Watson, entre otras cantantes líricas de carácter mundial.

Este es un espacio dedicado a la ópera y por lo tanto es normal escribir sobre el Teatro Colón pero por esas decisiones extrañas, caprichosas y populistas de la política hoy aparece entre Wagner, Mozart, Puccini y Verdi el nombre de Karina “la princesita de la cumbia”. El agua y el aceite nunca se unen, pensemos sencillamente  en los medios faranduleros donde desde el lunes el Teatro Colón aparece en los títulos rodeado de otros como “Federico Bal está en contra de Polino”, “¿Peter Alfonso el jueves bailará salsa acrobática?” y “Muscari pasó una noche de romance y al despertar su chico le había robado todos sus ahorros” ¿Increíble no? De eso se trata esta nota, lo que va a suceder el 27 de mayo del año próximo no tiene sentido alguno y más allá de que algún extremista de la ópera desee que llegue el fin del mundo antes de esa fecha para evitar que la cumbia suba al escenario del Teatro Colón debo decir que por suerte el agua y el aceite nunca se unen, podemos juntarlos en un mismo recipiente, mezclarlos y agitarlos pero por más que lo intentemos la mezcla no se vuelve homogénea. Nunca.

El Colón ha sido desde siempre un teatro venerado por el público y por los artistas más renombrados. Ya imagino esa noche a sala llena, la voz de Karina entonando su último hit “Él me besó, me acarició, hasta mi alma estremeció, no me acordé jamás de ti, en esa cama fui feliz, hacía mucho no sentía tanto fuego que hasta creí que me quemaba todo el cuerpo”. Ya hubiese querido Verdi tener un libretista de semejante vuelo poético. Estemos atentos, en una de esas nos encontramos algún día con una representación de “Lohengrin” de Wagner en un boliche bailable de Temperley mientras tanto, vayan conociendo a Karina… Me quedé pensando en los “cumbieros” y en como actuarían si en sus ámbitos musicales de repente se presenta un cantante lírico o lo que es mejor una ópera completa. ¡Carpeate esta bigote!

Alejandro César Villarreal