En el marco de la presente temporada, el Metropolitan de Nueva York presentó “Les Troyens” del compositor francés Héctor Berlioz, una obra magistral de grandes proporciones estilísticas y poderoso aliento creativo que se conjuga con una puesta en escena de excelencia y un virtuoso grupo de cantantes. Debora Voigt, Susan Graham y Bryan Hymel fueron los principales protagonistas de esta magistral ópera que raramente se representa, vaya a uno a conocer los motivos por los que “Los Troyanos” no forma parte habitual de la agenda de los principales escenarios liricos del mundo.
Héctor Berlioz fue un compositor romántico por excelencia y un destacado innovador del género sinfónico. Nació el 11 de diciembre de 1803 en Cóte-Saint-André, Francia, en pleno período napoleónico y falleció a los 66 años en París un 8 de marzo de 1869. Fue uno de los compositores más combatidos en vida pero las nuevas generaciones supieron reconocer en él a uno de los más importantes creadores de la historia y hoy ocupa, en ese sentido, un lugar de privilegio por capacidad compositiva y creatividad ilimitada. Fue un innovador por naturaleza, su obra significó la cúspide del espíritu romántico del siglo XIX y un faro con el que compositores posteriores supieron iluminar sus creaciones. Revolucionó el género sinfónico, fue un adelantado de su tiempo: su obra musical es antecesora de estilos confirmados posteriormente.
En el campo de la ópera compuso cinco obras con muy malos resultados en vida pero siempre conservó su pasión por el género. “Les Francs-juges” es del año 1826 y nunca fue estrenada, solo sobreviven fragmentos de la partitura; “Benvenuto Cellini” fue estrenada con gran fracaso en 1838; “La Nonne sanglante” es una obra inconclusa, “Béatrice et Bénédict” vio la luz en 1862 y la monumental “Les Troyens” fue estrenada parcialmente en 1863.
“Los Troyanos” es una obra maestra de grandes proporciones estilísticas, poderoso aliento creativo y riqueza musical. Berlioz utiliza con maestría una infinidad de recursos musicales, habilidad que lo llevó a ser uno de los más grandes orquestadores de la historia: “Un compositor que exalta de manera magistral el arte orquestal”. En “Los Troyanos” encontramos a la ópera francesa en un punto de máxima expresión universal, las grandes formas de la ópera romántica se encuentran aquí ante el abismo de una cima que solo un creador sin límites puede afrontar. Berlioz nunca pudo presenciar este trabajo completo, solo pudo asistir a una representación de la segunda parte un 4 de noviembre de 1863. “Los Troyanos” se presentó de manera completa por primera vez, 21 años después de la muerte de su creador, el 5 y 6 de diciembre de 1890. El nacimiento de esta ópera se remonta al año 1856 cuando la princesa Karoline Sayn-Wittgenstein propuso a Berlioz la creación de una obra a partir de la “Eneida” de Virgilio. El 20 de junio de 1859 la composición de “Los Troyanos” llegó a su fin. Además de la música, el libreto también pertenece a Berlioz cuya prosa es descriptiva pero carece de poesía. Los protagonistas no expresan deseos, son explícitos en el relato de los hechos.
El Metropolitan de Nueva York presentó en su actual temporada una nueva representación de “Los Troyanos” de Berlioz, una puesta de excelente factura que se destaca por un cuidado delineamiento artístico de Francesca Zambello. La obra de Berlioz en el Met revive en un excelso ir y venir de profundos contrastes creativos. Un escenario colmado de gente e invadido desde el foso por una música extrema creada con los más amplios recursos, pocos compositores han hecho un uso tan rico y extremo de la orquesta. ¡Cuanta grandeza en esta música! El creador imagina y crea un mundo extraterrenal donde coro, solistas y músicos se unen en un sinfín de aciertos musicales. Berlioz utiliza las escenas corales como los grandes pilares en los que se basa la obra y el coro del Met cumple aquí un rol superlativo. La orquesta en manos del maestro Fabio Luisi suena con la libertad necesaria que el espíritu requiere, llegando a momentos de extremo sentimiento tímbrico y fluidez armónica. El poder de esta música yace en la riqueza de sus líneas y Luisi lo sabe, él maneja los tiempos como un maestro relojero que tiene a cargo el funcionamiento de la más importante joya.
Berlioz reservó en “Los Troyanos” un lugar de excelencia para los solistas, tres son los protagonistas principales y en segundo plano encontramos una variedad de voces que son afines a ellos y que en la puesta del Met estuvieron a la altura de tres grandes profesionales. La soprano estadounidense Debora Voigt en la piel de Cassandra representa una de las cimas de esta puesta, Voigt que pertenece al elenco estable del Met es una cantante ya legendaria de voz potente y excelente vibrato, su actuación es sublime y desde su “Les Grecs ont disparu!…” su timbre suena templado y mantiene su performance hasta el final de su actuación con el suicidio de la valiente heroína. La mezzo Susan Graham llevó adelante el rol de Dido, la reina de Cartago quien es pura nobleza y sensatez, irradia paz y confianza hasta que todo cambia radicalmente cuando Eneas la abandona en busca de su destino. Graham de gran sutileza vocal es una y otra sin perder su natural timbre de belleza radical, una técnica fecunda conjugada con un vibrato virtuoso hacen de su interpretación el punto más alto de esta puesta. Su interpretación del aria “Nous avons vu finir sept ans à peine” fue sublime pero la profundidad de su voz acompañada de un gran histrionismo artístico se hizo presente en el último acto con “Dieux immortels!”. El tercer protagonista debutó en el escenario del Met con una actuación de esas que profetizan una carrera auspiciosa, el tenor norteamericano Bryan Hymel reemplazó a Marcello Giordani en la interpretación de Eneas y lo hizo superando todas las expectativas. La ovación de la noche fue merecidamente para él, Hymel llevó adelante su papel de menor a mayor logrando la máxima emotividad en “Inutiles regrets!… je dois quitter Carthage!”. Tiene una voz nítida que conjuga con un vibrato estable y riqueza tímbrica, sus líneas de tenor dramático son adecuados para un papel que resulta de gran complicación técnica y que protagonizó con éxito en junio en el Covent Garden, claro que ser el más ovacionado en su debut en el Met de Nueva York significará el nacimiento de una carrera a nivel mundial, sobretodo si a su lado se encontraban Debora Voigt y Susan Graham.
“Los Troyanos” de Héctor Berlioz pasó por el Met de Nueva York y esto debería representar un fuerte respaldo a una ópera que merece mejor suerte y formar parte habitual de los teatros del Mundo. Su extensión (5 actos) puede ser uno de los principales motivos del desinterés en incluirla en la programación, pero prefiero pensar que este rechazo a la obra de Berlioz tiene que ver con su historia misma; en el año 1859 el compositor se encontraba con “Les Troyens” lista para representar y tras infructuosos esfuerzos por estrenarla, nunca pudo verla completa. Apatía y hostilidad por parte del público y los músicos de su país recibió Berlioz durante toda su excéntrica y apasionada vida. En el presente es reconocido como uno de los principales compositores franceses de la historia pero su obra a nivel mundial sigue sufriendo una repudiable indiferencia.
Alejandro César Villarreal