“En una Gala junto al Mar…

#Ópera

… que invitaba a soñar, estando juntos nos amamos era una noche para amar” Mar del Plata, verano, música, playa y mar. ¿Cómo no parafrasear a Donald? y utilizar su inmortal balada de la década del 70. La escena descripta se vivió en la noche del sábado, Mar del Plata fue testigo de uno de los momentos más importantes de la temporada artística 2013. En las escalinatas de Playa Grande se presentó una nueva edición de la ya tradicional Zurich Gala de Mar, un concierto lírico de carácter solidario que deleitó a una multitud que ovacionaba a cada uno de los intérpretes que a lo largo de la noche recorría el escenario compartiendo su arte.

El reloj marcaba la hora 21 del sábado cuando todo comenzó y tras los primeros minutos del día domingo la música se trasladó a las mentes y los corazones de las miles de personas que emprendieron su retirada llevando consigo unas cuantas melodías prodigiosas y la eterna sensación de saberse elegidos por haber participado de semejante afrenta musical. Es que esta música sorprende al neófito y enorgullece al entendido, nadie es imparcial ante las más virtuosas creaciones de este arte.

Fue la 11° presentación de la Zurich Gala de Mar y es importante resaltar su carácter solidario pero para los que recorremos habitualmente el mundo de la lírica este concierto tiene un valor agregado importante. Observar a más de 15000 personas ovacionando a un aria de Catalani no es un tema menor, hace años que trabajo de manera intensa y a consciencia para atraer público a la ópera y ver personas de distintas abstracciones musicales, sociales y culturales reuniéndose alrededor de un fogón lírico me parece invaluable. Nunca desde nuestro lugar de entendidos debemos menospreciar la capacidad de escucha del público en general, ellos aplauden decididamente a todo aquel que abra la boca y los arrase con esas voces dignas de “fenómenos artísticos”. De nada sirve hablar de técnica vocal, tesitura y coloratura, a nadie le importa si “La Donna e mobile” y “Vesti la giubba” en la voz de Juan Carlos Vasallo tuvo imprecisiones insalvables de carácter técnico. Extrañamente el tenor argentino llevó adelante interpretaciones dignas de un artista de fonda, un cantante con gran facilidad para alcanzar las notas altas pero que no logra estabilidad en la proyección dejando entrever profundas falencias técnicas y un sobrecargado uso del falsete. Pero seguramente de esto no hablan las señoras que asistieron con su reposera y su manta a escuchar “ópera” y está muy bien que no lo hagan, de eso se trata intentar llevar nuevos públicos a la lírica… un grupo de miles de entendidos en un círculo cerrado no van a salvar al género, se deben abrir las puertas para que todos puedan disfrutar a su manera y como quieran de esta maravillosa música, sin más requisitos que las ganas de conocer lo desconocido y esas ganas deben generarse desde aquí, desde la difusión masiva, desde los descuentos en la entradas a los teatros líricos, desde la enseñanza en escuelas públicas y desde miles de galas Zurich.

Mi tarea es la de realizar una valoración artística de lo acontecido en la Zurich Gala de Mar, algo que parece hasta inadecuado después de lo escrito hasta aquí y sobretodo porque el fin supera los hechos pero mi imposibilidad de abstraerme de analizar lo musical me lleva a contar lo sucedido sobre el escenario. “Mon coer” de la ópera “Sansón y Dalila” significó el punto más alto del concierto, la música con la que Camille Saint Saëns representa a Dalila intentando seducir a Sansón es de intensa sutileza y belleza absoluta y la mezzosoprano uruguaya Adriana Mastrangelo llevó adelante una interpretación magistral, su voz segura de emisión firme con un “legato” sostenido y técnica adecuada hicieron de su “Mon coer” una verdadera delicia. Mastrangelo quien debutó en el año 1999 en el Teatro Colón interpretó además la popular “Habanera” de Georges Bizet junto al Coral Carmina recibiendo la ovación del público. De la ópera “Carmen” también se presentó la famosa aria del toreador Escamillo, “Votre toast” en la voz del barítono chileno Homero Pérez Miranda fue otro de los puntos a resaltar de la velada. Pérez Miranda acredita una voz de portentoso metal, agudos brillantes y color oscuro que lo ubican en el camino entre un barítono y un bajo, requisito fundamental para interpretar sin fisuras a Escamillo o realizar de manera magistral el papel de Mefistófeles con su “Le veau d’or” de la ópera “Fausto” de Charles Gounod. Aquí nos encontramos con el segundo pico de la noche, Pérez Miranda no defraudó como Mefistófeles ni Escamillo, sabe utilizar su voz de bajo barítono de manera flexible sin que su color pierda naturalidad; conjugando presencia en escena e importante voz Pérez Miranda es de esos artistas que movilizan al público por cualidades típicas de los papeles que debe representar.

La participación de la joven soprano marplatense María José Dulin fue otro de los puntos altos de la noche. Se encargó de abrir el fuego vocal con una impecable interpretación de “Ebben ne andro lontana” de Alfredo Catalani para luego finalizar la primera parte del concierto como Violeta Valery, papel que mejor le sienta y que representó con un sentido “Ah forse e lui” y un brillante “Sempre libera” llegando de manera estable a los momentos de coloratura y haciendo equilibrio lúcido en las notas altas. Dulin tiene una voz firme en las notas bajas pero su recorrido por las alturas representa un esfuerzo que sortea naturalmente apoyándose en una técnica segura.

Ernesto Bauer fue el cuarto intérprete invitado a esta 11° Zurich Gala de Mar, el barítono argentino del momento en nuestro medio público y popular llevó adelante el famoso “Largo al factotum” de Gioacchino Rossini, con un comienzo poco auspicioso su voz fue tomando estabilidad de manera inmediata para finalmente entregar una correcta interpretación de la compleja y genial creación del maestro de Pésaro. Esta fue la única aparición en solitario de Bauer, en la segunda parte del concierto formó dúo con Homero Pérez Miranda para interpretar magistralmente “Tardo per gli anni” de la ópera Attila de Giuseppe Verdi. Tanto Bauer como Pérez Miranda brillaron vocalmente en esta recreación del encuentro entre el  general romano Ezio y el rey de los hunos.

La Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata representa un orgullo del que cada marplatense no debe prescindir. Es una agrupación con más de 60 años y con una trayectoria musical incuestionable. Músicos experimentados que una vez más demostraron una gran sensibilidad y profundo conocimiento de las partituras. Bajo la dirección del maestro Guillermo Becerra la orquesta interpretó la obertura de “Rienzi” de Richard Wagner con gran sentimiento y buen manejo de los tiempos pero la versión orquestal realizada de las “Danzas Polovtsinas” de Alexander Borodin fue sublime aunque encontrándose el coro en escena me hubiese gustado escuchar la versión original. Los grandes arrebatos musicales de esta pieza conjugados con un sensible sentido del ritmo y de los tiempos hicieron de ésta una versión digna de quedar en registro.

Para el final voy a hablar del inicio de la velada, antes de que suceda todo lo expuesto anteriormente se presentó en escena la Orquesta Infanto Juvenil de Mar del Plata perteneciente al Programa destinado a niños y jóvenes carenciados de la ciudad. Bajo la dirección de Guillermo Sotello la agrupación interpretó obras de Piazzolla, Vivaldi y Bartok. La certeza de que con esta música se puede avanzar sobre la desigualdad social una vez más se hace presente, se debe trabajar a consciencia para llevar acceso a otras posibilidades de desarrollo emotivo e intelectual a quienes no las tienen.

Por todo lo escrito la 11° Zurich Gala de Mar representó un importante encuentro con la música, una verdadera fiesta que reunió a personas de todas las edades, de distintos extractos sociales y culturales. Una velada para destacar de principio a fin y que invita a todos a escuchar ópera dentro de un marco natural que sobrepasa los sentidos: a orillas del mar y al aire libre. Pasada la medianoche cada uno volvió a su actividad, se apagaron las luces del escenario y seguramente en el interior de muchos de los asistentes todavía brilla una luz de lo sucedido allí. Por estos días serán importantes difusores del género, llevaran a sus lugares de residencia los momentos vividos, relataran lo increíble de esas voces, buscarán por internet con el folleto en mano escuchar el fragmento que más los sorprendió, comprarán un disco y se interesaran en saber cuando se representa una ópera en el teatro de la ciudad. ¡Bienvenidos a este mundo! Esto es la ópera, hay lugar para todos y todas.

Alejandro César Villarreal