Las diez óperas más representadas

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Operabase es un completo archivo de datos en línea de todo lo relacionado a las interpretaciones de ópera en el Mundo. Con sede en Luton, Inglaterra, el sitio web fue creado en el año 1996 por Mike Gibb y desde hace tiempo es un referente a la hora de buscar estadísticas vinculadas con la lírica. De entre una cantidad de números multiplicada por variables de todo tipo obtenemos de operabase.com la siguiente información que ubica a “La Traviata” de Giuseppe Verdi en la ópera más representada a lo largo de las últimas cinco temporadas.

En el “Top Ten” de las óperas más representadas a nivel mundial entre los años 2007/08 y 2011/12 encontramos que tres pertenecen a Wolfgang A. Mozart, igual número a Giacomo Puccini, dos a Giuseppe Verdi, una a Gioacchino Rossini y una a Georges Bizet. Estas 10 obras no varían en la cima con respecto a temporadas anteriores y solo se producen cambios entre ellas en las posiciones. Este es el ranking extraído de Operabase, la cantidad de representaciones se encuentra entre paréntesis:

  1. “La traviata” de Giuseppe Verdi (629)
  2. “La bohème” de Giaccomo Puccini (580)
  3. “Carmen” de Georges Bizet (573)
  4. “La flauta mágica” de Wolfgang A. Mozart (571)
  5. “Tosca” de Giaccomo Puccini (504)
  6. “Las bodas de Fígaro” de Wolfgang A. Mozart (494)
  7. “Madama Butterfly” de Giaccomo Puccini (469)
  8. “El barbero de Sevilla” de Gioacchino Rossini (465)
  9. “Rigoletto” de Giuseppe Verdi (434)
  10. “Don Giovanni” de Wolfgang A. Mozart (433)

No sorprende que estas 10 óperas formen parte habitual de la agenda de los teatros líricos a nivel mundial, sobre todo las pequeñas compañías líricas son las que en importante medida nutren los números aquí vertidos. En tiempos de crisis económicas y de recortes oficiales en cultura nadie arriesga en innovar, se va directo a lo seguro y allí surgen los nombres de las obras que todos conocen. Esto es por lo menos comprensible y aceptable, nadie realizaría un esfuerzo semejante como es llevar a escena una ópera con un título que casi nadie fuera del público erudito conoce. Es un suicidio económico asegurado. Los que si se permiten arriesgar, y esta es una tarea que deben realizar a conciencia a la hora de diagramar sus temporadas, son los grandes teatros de ópera que en su mayoría cuentan con dinero que surge de las arcas del estado. Es así como se trata de imponer obras relegadas en el tiempo y presentar a compositores olvidados. Un mecanismo que debería ser habitual es el de ir a la ópera a ver una representación nueva o ¿cuántas personas van al cine más de una vez a ver la misma película? Es claro que aquí la variable es absoluta ya que al tratarse de música la interpretación varía según los cantantes y músicos y las puestas en escena crean verdaderamente nuevas obras dentro de la misma ópera.  En el cine como en el teatro y como en la lírica existe un grupo reducido de obras que todos reconocemos como grandes clásicos y esto no se debe solo al fanatismo que puedan generar o no, se trata de genialidad divina conjugada con importantes dosis de populismo. ¿Qué hace que una ópera sea aceptada y otra no? ¿Qué tiene “La Boheme” de Giacomo Puccini que no tenga “María Estuardo” de Gaetano Donizetti? La respuesta es tan sencilla como definitiva: el publico aceptó a una y la adoptó y a la otra no. Ya no cuentan detalles técnicos ni proezas compositivas, cuando el pueblo elige, de nada sirve poner “peros”. Sin embargo si el mercado se rige por lo que las masas consumen, ¿no sería interesante ofrecerles nuevas opciones?

Por ejemplo el Teatro Colón de Buenos Aires propone para su actual temporada lírica una interesante cantidad de obras que no forman parte habitual de una agenda típica de ópera. Es así que después de subir  a escena en abril la reconocida y encumbrada “Carmen” de George Bizet presenta en mayo dos obras del compositor ruso Serguei Rachmaninov que lejos están de formar parte del ranking mencionado. “Aleko” y “Francesca da Rimini” son dos obras completamente desconocidas para el público de la lírica, si bien Rachmaninov es un compositor célebre parte importante de sus creaciones líricas siguen siendo un verdadero misterio digno de develar. Curiosamente “Aleko” significó para el creador la pieza con la que se graduó en el año 1892 y con la que obtuvo sus primeros éxitos en Rusia. “Aleko” fue en sus primeros años de vida la obra obligada en el repertorio del admirado bajo ruso Fyodor Chaliapin. Por su parte “Francesca da Rimini” nació en el año 1905 luego de que el compositor visitara los Festivales de Bayreuth, es por esto que en esta ópera la influencia de Richard Wagner se hace notar de manera explícita. Dos obras que se presentaran por primera vez en el Teatro Colón y que significará sin duda un interesante encuentro con la música del compositor. “La mujer sin sombra” de Richard Strauss es el título que dará continuidad en el mes de junio a la presente temporada del Teatro Colón. Esta ópera se encuentra lejos de los primeros puestos en el ranking de representaciones, ubicándose en el puesto N° 106 de Operabase. En “La mujer sin sombra” el compositor demuestra toda su riqueza melódica, una magnífica partitura, en la cual el mundo de arriba está muy diferenciado del mundo de abajo. La obra representa un reto complejo para la orquesta y los solistas, para el director de escena, el escenógrafo, el director de la orquesta y el público. Con esto tres títulos y con el estreno mundial de “La Ciudad Planeta” de Mario Perusso el Teatro Colón confirma que es tarea fundamental de los principales escenarios líricos del mundo rescatar y promover aquellos títulos que se encuentran relegados por distintos motivos. Existen tesoros ocultos en el mundo de la música que deben ver la luz para que el público comprenda que la historia de la ópera no solo se compone de las diez obras más representadas.

Alejandro César Villarreal