La tragedia de Georges Bizet

#Ópera

Georges Bizet falleció a la temprana edad de 37 años un 3 de Junio de 1875 en la localidad de Bougival, cerca de París. La causa oficial de su muerte es clasificada como un fallo en el corazón debido a un reumatismo articular agudo. Esta más que claro que el joven compositor no murió a causa del fracaso de su ópera “Carmen” pero debemos dar cierto crédito a que la depresión de su ánimo redujo profundamente su capacidad de resistencia y que sólo así pudo la enfermedad doblegarlo de manera fatal. Bizet fue un pianista excelente, reconocido por el mismísimo Franz Liszt, pero por sobretodo fue y es el genio operístico más grande de Francia.

Trazando una breve cronología de la vida personal y artística de Alexandre Cesar Leopold Bizet es importante destacar que nació en París el 25 de octubre de 1838, en el año 1847 ingresó al Conservatorio de París como el alumno más joven de la clase y compuso la “Sinfonía N° 1 en do mayor”, en 1857 ganó el “Prix de Rome” con tan solo 19 años por su cantata “Clodoveo y Clotilde” y el “Premio Offenbach” por la ópera en un acto “El doctor Milagro” que se representó en el teatro de los Bouffes Parisiens. La obra lírica “Los pescadores de perlas” se estrenó en 1861, tres años después contrajo matrimonio con Genevieve Halévy, hija de su profesor. En 1867 compuso para la escena “La linda muchacha de Perth”, pero no tuvo éxito.  En 1872 regresó a la música orquestal por encargo del nuevo director del Theatre du Vaudeville, componiendo música para “La Arlesiana”, en 1873 la Orquesta Pasdeloup estrena su “Petite Suite” y en 1874 “Patria”, obras que le reportaron cierto reconocimiento. 1875 es el año más importante y trágico de su vida: estrenó el 3 de marzo la ópera “Carmen” y falleció exactamente tres meses después.

Con tan solo 36 años Bizet creó una obra maestra sin fisuras, en “Carmen” la música fluye doliente y sensible de la mano de un compositor que supo captar la esencia de un país que no era el suyo pero que representa de manera perfecta. La ópera francesa por excelencia es un símbolo fiel de la música de España. Bizet llega con “Carmen” al punto más alto de su carrera creativa, significa para él lo que “Rigoleto” es para Giuseppe Verdi: el punto de partida de un camino compositivo más que auspicioso. Pero Bizet no era Verdi, tanto su vida y su obra se alejan diametralmente de éste y de su otro contemporáneo llamado Richard Wagner. Bizet era distinto, su genio incomparable no tuvo tiempo de forjar una obra significativa y total que lo ubique a la par de estos dos maestros porque muere herido emocionalmente a la sombra de su propia frustración. Preguntarse ahora ¿qué lugar ocuparía Bizet en la historia de la música si no hubiese muerto a los 37 años? sería entrar en el terreno de los supuestos, pero no está de más ejercitar el pensamiento y conjeturar que hubiese creado cuanto menos una importante cantidad de “Carmencitas” más. Bizet se llevó de manera inmediata la inspiración a su cielo y el éxito se quedó con “Carmen”, claro que esto sucedió después de su muerte.

“Carmen” fue estrenada el 3 de marzo de 1875, una fecha que será recordada por el estrepitoso fracaso que tuvo que soportar el compositor francés. Bizet consigue con esta obra dar forma a las grandes líneas líricas en donde melodía, armonía, ritmo e instrumentación son igualmente perfectos en belleza y fuerza expresiva. En el final de la ópera Carmen recibe en el corazón la puñalada mortal de Don José. La corriente humana que sale del ruedo se encuentra con un hombre destruido, aniquilado, que se ha desplomado sobre el cadáver de su única amada. Carmen simboliza en su ser la libertad de la mujer ante la mano desgarradora y déspota del hombre sobre su condición. Aún hoy vivimos en un mundo en donde la violencia de género existe, imaginemos entonces al público que asistió al estreno, nunca aceptaría a esa mujer libre que no seguía los designios culturales de la época y por eso la indiferencia hacia la obra colmó el ambiente de esa noche. Ese público además de no querer ver la realidad no fue consciente del hecho histórico que estaba viviendo, tenía enfrente una obra maestra sin igual. “No era música para ellos, era para las generaciones futuras”.

Georges Bizet sufrió durante casi toda su vida de angina de garganta, una dolorosa inflamación de las amígdalas. Falleció el 3 de junio de 1875, la causa oficial de su muerte es clasificada como un fallo en el corazón debido a un reumatismo articular agudo. Esta más que claro que el joven compositor no murió a causa del fracaso de su obra maestra “Carmen”, pero debemos dar cierto crédito a que la depresión de su ánimo redujo profundamente su capacidad de resistencia y que sólo así pudo la enfermedad doblegarlo de manera fatal. Sus restos descansan en el cementerio Père Lachaise, en París (foto).

La tragedia de Bizet fue que nada de lo que hizo en su vida pareció sorprender a nadie, hasta con la piedra filosofal de la lírica en sus manos tuvo que sufrir la indiferencia y el rechazo de la crítica y una sociedad que no veía con buenos ojos la afrenta y la independencia que pregonaba Carmen sobre el escenario. Destino cruel el de Bizet que muere atormentado por el fracaso de la obra que hoy es llamada a ser la más popular del repertorio, la más representada y es símbolo mundial de la ópera de Francia.

Alejandro César Villarreal

 

 

“Carmen” de Georges Bizet (1978)

Elena Obraztsova, Plácido Domingo, Isobel Buchanan y Yuri Mazurok. Orquesta y coro de Wiener Staatsoper dirigida por el maestro Carlos Kleiber.