La esperanza: un producto escaso

#EntrePlazaYPlatea

Después de este análisis, muchos me preguntaron –casi a título de desafío- cuándo sería el momento en que haría lo mismo con el partido de gobierno. Bueno, ese día llegó en este post.

En mi opinión, la calidad y creatividad de muchas de las propagandas del gobierno nacional o de agencias para-oficiales, afines al gobierno, es un hecho que no admite (casi) excepciones.

No obstante, la última pieza de vía pública firmada por “equipos de difusión” me parece que puede calificar como una de esas raras excepciones. En mi opinión hay una tensión muy grande en la imagen entre su prolijidad y riqueza estética y algunas significaciones derivadas.

 

En primer lugar, la imagen es realmente buena y tiene lo que algunos llaman “economía de discurso”: presenta con muy pocos recursos una gran riqueza de símbolos y significaciones. De hecho, no hace falta mostrar ni a la Presidenta ni al Papa para saber quienes son ellos. Sólo se privilegian las manos y algunos accesorios. El foco de atención no está ya en los personajes, los cuales han sido eliminados de la foto. El centro de atención está en otro lado.

Es este descentramiento de las figuras principales, aun cuando todos podemos identificar de quienes se trata, lo que posibilita que el centro de gravitación pase a otro lado. El gran protagonista no es ni la presidenta argentina, ni el Papa argentino, sino todos los argentinos, la argentinidad, condensada en el mate como símbolo.

Incluso, dada la espontaneidad y rapidez del momento, el balance que tiene la foto no puede dejar de sorprender: una mano por arriba, la otra por abajo, lo blanco primando por sobre los colores oscuros en el encuadre, etc.

Ahora bien, sostengo que el problema de esta argumentación visual es que para poder ilustrar la idea de compartir, que el mate condensa, primero tiene que marcar las divisiones, las tensiones u oposiciones entre ambas posiciones que comparten. La idea de compartir reconoce de manera implícita que las dos partes son, cuando menos, diferentes. De hecho, en los comentarios de la gente la nota sobre el tema que publicó en InfoBAE acá, puede verse como muchos reconocen, implícita o hasta explícitamente esas oposiciones (sobre todo entre el negro/blanco y el conjunto de asociaciones -malo/bueno, etc.- que le son subsidiarias).

Estamos ante un afiche que en su esfuerzo por evidenciar el acto de compartir, pone en escena el germen mismo de una lectura destructiva de sí. Toda una serie de tensiones y juego de oposiciones: el blanco y el negro, un varón y una mujer, lo Sagrado y lo profano. Todo una serie de tensiones alrededor de la figura del mate.

Incluso, existe una oposición más: entre la simpleza y el exceso. Las manos desnudas del Papa contrastan con el anillo de Cristina. Sobre todo, cuando la expectativa de estos días era el proceso mismo de investidura papal, en donde éste es “coronado” con el anillo del pescador en su nueva versión “jesuítica”.

¿Qué razones de peso hay detrás de una estrategia centrada en el compartir que nos obliga a reconocer la brecha que hay entre “nosotros” y “él”? En mi opinión, el afiche es un síntoma de un juego más profundo entre seguridad, temor, posesión y poder. Algo que el antropólogo francés, Levi-Strauss, denominó el régimen del producto escaso y que ejemplificó con una serie de casos que había tomado de la psicología infantil.

Cuando los chicos son muy chicos tienen el deseo de posesión exclusiva de las cosas. Los chicos no tienen una lección más difícil que el hecho de aprender a compartir y a esperar su turno de jugar con ese objeto que desean. Sólo saben que otros chicos tienen ese juguete y ellos no. No obstante, existe un punto en el desarrollo de la psicología infantil en que los chicos entienden que si su placer va a estar limitado por el otro, que no pueden tener posesión exclusiva de las cosas todo el tiempo, por lo menos es necesario que ese otro posea lo mismo. Después de todo, si se le admite ese derecho a tener lo mismo, no querrá más. En palabras del autor: “la igualdad es el menor común denominador de todos esos deseos y de todos esos temores contradictorios”.

Compartir la esperanza, reconocerle al otro parte en la generación de esperanzas, es la búsqueda por ganar la seguridad de no perderlo todo. Sobre todo, cuando, según una encuesta de IPSOS-Mora y Araujo, el 48% considera que en algo Francisco representa la oposición al gobierno nacional.

Este reconocimiento del lugar del otro como otro, la pelea por la apropiación de la figura del Papa, no es sólo un tema latente al interior del peronismo, cuyo origen se encuentra en la Doctrina social de la Iglesia. Es además –y por sobre todo- un nuevo capítulo, en una serie de larga data, en la pelea por la administración de los bienes simbólicos entre el Estado y Iglesia. Entre el peronismo y catolicismo.