Perú. Miraflores. Al vuelo de un Parapente.

#RecordarEsViajar

Recuerdos de mis Viajes por Perú.

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Perú. Miraflores. El cielo prendido fuego

El hombre desde las épocas más remotas quiso volar, para ello observo e imito a la aves, quizás porque ellas podían verlos desde arriba y el arriba siempre significo poder, quizás siempre quiso imitar su libertad, tanto hizo que al final lo logro. Y… Voló. Voló y Voló.

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Perú. Miraflores. En el malecón frente al Pacifico.

Así pensaba parado en el malecón, una pequeña brisa me acariciaba la cara, yo estaba en su parte más alta, con todo el equipo de Periodista, la gorra para cuidar la pelada de los terribles rayos del sol, una cámara digital y las pilas bien cargadas. Hoy es muy sencillo guardar imágenes, muchas. Todas las que uno quiere. Antes el gran impedimento era el rollo el bendito rollo que tantas notas nos arruino. Siempre fueron restringidos. Hoy la tecnología nos permite cansarnos de sacar fotos. Lo que siempre debemos llevar y que nunca nos debe faltar, es ese espíritu de aventura y de querer probar lo nuevo. Con el corazón alegre y agradeciendo esta bendición de hacer lo que nos gusta.

Miraflores y la Playa

Perú. Miraflores. El acantilado y el mar.

Con todos estos pensamientos en mi mente. Estaba parado en Perú en el muy cuidado malecón de Miraflores. Rodeado de prolijos canteros. De frente mirando el mar que se lucia con todo su esplendor. El Pacifico con toda su imponencia. Se acercaba la hora tan esperada…El crepúsculo. Una puesta de aquellas, un rojizo atardecer que poco a poco se encaprichaba en prender fuego a las nubes. Todo el mar se teñía de ese color rojizo que solo los atardeceres románticos y melancólicos lo logran.

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Perú. Miraflores. Esperando el viento. En el horizonte el sol.

Los espíritus sensibles, soñadores esos que le cantan a la vida…se conmueven y por siempre la veneración del hombre que persigue en todas las latitudes y en todos los tiempos la puesta del sol. Ella por si sola habla de su magnífica imponencia. Mientras tanto el permanece absorto. Solamente quiere ser una parte de ese decorado.  En silencio mirando fijo el horizonte

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Perú. Miraflores. La Iglesia de la Virgen Milagrosa.

El sol se acapara la escena y es el gran protagonista. Como siempre se siente muy adorado. Juega y remolonea, sus luces invaden todo. Nuestras retinas están prendidas fuego. El tiempo parece que se detiene. Pero la noche avanza y logra su cometido. Hasta que este definitivamente se oculta y permite el paso a las sombras, que sigilosamente se escurren entre las silueta de los hombres, para abrir la puerta a la permisiva noche.

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Perú. Miraflores. En el malecón el sol se oculta pero la actividad es incesante.

No me cansaba de sacar fotos que se sucedían una tras otra. Sí. Así observaba al debutante, con su instructor, los dos en silencio, el esperando su orden, erguido allí en Miraflores, en el malecón frente al mar. Arriba la tela hinchada pidiendo cielo, pidiendo aire, esa ansiada libertad, los músculos tensos y la adrenalina empieza a hacer de las suyas. Solo falta una buena ráfaga. De pronto…ya. La orden esperada, vamos fuerza.  El cuerpo echado hacia delante, más un poco más le piden, solo los separan pequeños pasos y más allá el precipicio, solo falta un trecho…y ya. A volar.

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Perú. Miraflores. El malecón muy bien cuidado.

El silencio, la paz, se apoderan de ellos, están flotando, solo se escucha el murmullo de la tela que en el aire se sacude con continuidad. El parapente se bebe los vientos. Se sienten poderosos, están volando. La sensación esperada, como si cientos de gigantes te tiraran hacia el cielo y ahí van. El aire los contiene, la tela se hincha, sus pechos están llenos son un huracán, el mismo que le golpea en la cara, un giro importante hacia la izquierda a toda velocidad rumbo al antiguo faro, los pulmones se agigantan y el corazón que quiere explotar, están volando y a sus pies rendido Miraflores y el mar y el acantilado. El silencio. Que mágica sensación. Que libertad.

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Perú. Miraflores. Las Nanas, vigilando a las guaguas que se mueven alrededor de los juegos.

Las luces que tímidamente empiezan encenderse, una pasada rasante y otra y otra y otra más. Las imágenes del malecón se suceden como una película en paso rápido. El viejo faro, los canteros sumamente cuidados, las Nanas vigilando a las guaguas que se mueven alrededor de los juegos, el monumento de los enamorados, alguna pareja dándose arrumacos y el sigiloso vuelo de un parapente y un bagaje de sueños e ilusiones de un Turista. Uno más que afortunadamente tuvo por un rato a Miraflores a sus pies.-

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Perú. Miraflores. Monumento de los enamorados.

Para todos aquellos que les gusta las sensaciones fuertes, que magnífica oportunidad para darle rienda suelta a la aventura. Viajar en Tándem, solo 10minutos y 45 dólares y que no les pase como a mí que el día que hubo sol decidí aprovechar y sacar fotos… total vuelo mañana. Sol en Lima y Miraflores es muy escaso, Casi todos los días nublados y durante casi 7 meses, por un fenómeno climático que no vale la pena aclarar. Cuando hay sol aprovechen, guarden un poco en sus retinas o pidan al Gobierno que saque un decreto de necesidad y Urgencia. Todos los días sol y por Ley.

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Perú. Miraflores. La noche bordaba la costa con sus luces.

En mi caso sin saberlo deje pasar los días hasta el último momento y agote hasta el último minuto, y el sol no salió y si no hay sol no hay fotos, pero lo peor es que no había viento y este sí que es un elemento esencial para volar. Mientras regresaba a mi país en el avión cerré los ojos y me imagine y pensé que suerte que el hombre todavía tiene el poder de la imaginación. Las imágenes del malecón se sucedían como una película en paso rápido. El viejo faro, los canteros sumamente cuidados, las Nanas vigilando a las guaguas que se mueven alrededor de los juegos, el monumento de los enamorados, alguna pareja dándose arrumacos y así de esa manera yo también tuve a Miraflores a mis pies.

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Perú. Miraflores. El faro fiel cuidador del malecón.