El patrimonio del reggae está en Zimbabwe.

#MoreFyah

Con su debut discográfico, uno de los primeros grupos de reggae en nuestro país dejó una huella indeleble en el género: se transformó en la puerta de acceso a una variante sonora desconocida en estas latitudes.

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Los primeros acordes del reggae argento tienen nombre y apellido: Marcelo “Chelo” Delgado, miembro fundador de La Zimbabwe reggae band. El disco que porta el nombre del grupo, editado en 1988, es el primero en el que se puede oír el folklore jamaiquino producido y cosechado en nuestras tierras. A lo largo de las 12 canciones que componen el material se percibe el aroma de la isla en características propias del reggae roots tradicional como una fuerte presencia de los vientos, un set de percusión nutrido de varios accesorios, coros femeninos, la cadencia del groove y los cortes rítmicos de las guitarras.

Los músicos que acompañaron a Marcelo Delgado en la travesía que significó explorar un estilo desconocido por estas latitudes fueron Darío Ungaro (batería), Beno Guelbert (percusión), Diego Cano (bajo), Sebastián Schachtel (teclados) y Afo Verde (guitarra líder) quienes, además, son los responsables de introducir su propio background musical en el sonido de la banda y, por supuesto, del disco.

“El primer disco lo compuse sin filtro. Yo no contaba aún con una personalidad o un estilo creativo demasiado formado o desarrollado en ese género. Mi objetivo era ser directo y concreto, de acuerdo a lo que escuchaba: trataba de recomponerlo y reproducirlo”, detalla “Chelo”. En su lírica hay un reflejo de bandas y solistas que hablaban principalmente de rastafarismo (Bob Marley, Peter Tosh, Steelpulse, Israel Vibration) aunque también hay una prosa romántica que remite inmediatamente a Gregory Isaacs, Alton Ellis, Bob Andy o UB40.  No existía una cultura rasta nacional     -cómo hoy en día- ni había demasiada información al respecto. Entonces, su influencia a la hora de pensar canciones eran los grandes íconos del reggae. “Tomé los elementos que el género me ofrecía y los acomodé de manera instintiva, casi primaria, cómo mejor me pareció en ese momento. Con el tiempo empecé a escribir letras en castellano y encontré él o los lugares desde dónde me siento más cómodo para trabajar”, agrega.

El álbum debut del grupo tuvo un primer hit: Natty Dread fue la canción que endulzó los oídos nacionales con un nuevo ritmo que invitaba a bailar e irradiaba alegría. Aunque, cabe destacar, provocaba un raro sentimiento de extrañeza, propio de lo desconocido. Delgado fue quién comenzó a develar el enigma de la métrica modelo para componer reggae en castellano: la prueba fehaciente son Dispárenme al corazón, To be all rigth, I say yeah y Vuelvo a Zion. El resto de los temas, a pesar de tener su título en nuestro idioma, están cantados en inglés. Waiting Jah o Revolución rasta, tienen un alto contenido rastafari mientras que No te detengas ahora o Si yo fuera jamaiquino transfieren el calor, la dulzura y la cadencia propia del género.

En líneas generales, el disco es una aproximación del reggae pampeano hacia el oriundo de la isla; Pero sus melodías linkean velozmente al concebido en Inglaterra, por su estilo con influencias más marcadas del pop.

A pesar de tener tantas virtudes como historia, este LP no tuvo el reconocimiento que realmente merece: fue subvalorado equivocadamente, sobre todo, si se tiene en cuenta que estamos ante uno de los primeros discos de reggae en nuestro país pero, como todos los trabajos que involucran un cambio sustancial en el paradigma impuesto, de a poco y con la ayuda del crecimiento del reggae en Argentina, el material recobró un valor artístico que superó al que tuvo cuando vio la luz.