Por: Emmanuel Angelozzi
La banda liderada por el carismático Pety ideó un extraordinario concierto para despedirse de su público porteño que, con respeto y admiración, colmó La Trastienda Club el primer sábado de noviembre.
La trasnoche de San Telmo abandonó su linaje arrabalero para convertirse en ghetto y albergar a la crew rasta nacional. El emblemático barrio ubicado en el sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires renunció a su tradicional tinte grisáceo pintándose, al menos por unas horas, con los colores representativos del reggae: verde, amarillo y rojo.
Yataians pisó por primera vez el escenario de La Trastienda. La banda enfrentó el siempre arduo trabajo de musicalizar la previa de un show ajeno. Con la rebeldía y la seguridad necesaria para salir airosos de esa situación, el grupo brindó un mini-set contundente. When I fall in love, de Ken Boothe fue la canción que eligieron para desplegar su reggae roots de impactantes cualidades vocales. Hubo rocksteady music más algunos momentos donde el estilo deejay jamaicano fue el protagonista. Temas como Not a fool y Who a The General -de su único álbum hasta el momento, O Tulop- confirmaron que la cofradía regguera que comanda Ugo Tyburczy posee las aptitudes necesarias para trascender.
Con la aparición de Riddim en escena, una nube de globos sobrevoló las cabezas del público. Lejos de amedrentarse, la gente disfrutó del espectáculo seducida por los extraordinarios arreglos musicales que la banda elaboró para la ocasión. Back to my roots, un clásico de Steel Pulse, fue la canción que abrió el concierto.
Deja que fluya, Confusión más Jungla indicaron que el baile y la buena vibra serían el común denominador de una noche épica donde los amantes del género pudieron cultivarse con la sapiencia del grupo. Sin dudas, presenciar un show donde los creadores de crossovers como Tu amor, Hey bredda o Puedo esperarte ofrecen sus melodías es asistir a una verdadera cátedra de reggae music.
Franco Veron y Kissie colorearon con sus magníficas voces canciones como ¿Dónde estabas?, Más de una razón o Las rocas y respaldaron con sus armoniosos coros a la voz principal de la banda durante todo el recital.
Guille Bonetto, cantante de Los Cafres, conquistó el escenario con su estupenda calidad vocal. Smile de Gregory Issacs más Should I, perteneciente a Dennis Brown y Transitar en paz fueron las canciones que interpretaron juntos.
La potencia de Malas compañías, la delicadeza en la lírica de Llévame y el rigor de La máscara matizaron el tramo final del show. Simultáneamente, exhibieron la asombrosa plasticidad de los músicos para mutar con perspicacia en cada tema.
Durante la madrugada del domingo, sonaron Tan presente, Como elefantes y La respuesta. Un combo de canciones que desató el delirio de un público hechizado por un conjuro elaborado con sabores autóctonos, vestigios de tradición rasta y muchísimo groove.