Se buscan ídolos

#VamosLaBanda

Está claro que los hinchas de River tenemos en nuestro corazón una larga lista de jugadores que aprendimos a disfrutar y a amar a lo largo de nuestra rica historia. Nuestros padres y abuelos nos hablan de viejas glorias como Walter Gómez, Ángel Labruna, sus compañeros de “La Máquina”, Amadeo Carrizo, entre otros,  y nosotros, los que tenemos más de 20 (yo ya duplico esa edad, pero no viene al caso), también aportamos los nuestros como Alonso, el “Pato” Fillol, Francéscoli, Ramón Díaz, Ortega, y muchos más.

El tema es que tenemos que volver a encontrar a aquellos jugadores que logran superar los aplausos y el reconocimiento natural de los hinchas, cuando hacen las cosas bien. En mi opinión el gesto de Cavenaghi y el “Chori” Domínguez al pedir venir a River el día que nos fuimos al descenso, y que parecía que todo se desmoronaba, los puso en un lugar de la historia que nadie los podrá quitar. Lástima que después tuvieron que irse por la puerta de atrás.

Lo de Almeyda es un caso curioso. Dejó de jugar al fútbol de manera profesional y cuatro años después volvió a la Primera de River. No tenía un nivel superlativo pero, al lado de los jugadores que tenía como compañeros, le sobraba para ser titular y capitán. Más allá de sus esfuerzos nos fuimos a la B y, aunque yo estaba en contra de su designación, se hizo cargo de la dirección técnica y, con sobresaltos, nos devolvió a la A. Luego, el equipo no encontró el rumbo y se tuvo que ir de una manera poco elegante, para llamarla de alguna manera, casi como se tuvieron que ir “Cave” y el “Chori”, y como una vez también se fueron Astrada y Gallego.

Siento que todo lo malo que nos tocó vivir generó cambios negativos en nuestra forma de ver las cosas. Admiramos a Trezeguet por los goles que hizo el año pasado y que nos ayudaron, sin lugar a dudas, a ascender. Pero lo matamos (y me incluyo) si no hace goles en primera. Queremos comprar a Mora, a los tres meses de haber venido, porque le hizo goles a Boca y después dudamos porque no convierte de visitante.

Mi hijo de 7 años tiene en su pieza un poster de la gran hinchada de River, hermoso, gigante. Pero yo prefiero que tenga otros. Claro que estoy orgulloso de la gente que va a todos lados, que demostró su amor incondicional en las buenas y en las malas. Simplemente desearía que pueda tener a los jugadores posando, como lo tenía yo. Llegué a tener un Comizzo, un Medina Bello, un “Chapa” Zapata, entre otros. Algunos jugaban mejor que otros, pero daban todo por su club y conseguían lo más preciado: campeonatos.

Me encantaría que los Saviola, los Aimar, los D’Alessandro quieran venir, como alguna vez lo hicieron Ramón Díaz, Francéscoli y Ortega, entre otros. Y que los jugadores que pasen por River se esfuercen por dejar una marca. Porque todos los que pasen por River tendrán su chapita en el Museo del club. Pero solo unos pocos, los que entiendan lo que es el sentimiento riverplatense, quedarán en nuestros corazones para siempre.

Ariel Wolman
@arielwolman