Por: Virginia Ostinelli
Hoy les quiero contar sobre dos corrientes gastronómicas que demuestran que cocinar no sólo es comer algo rico, sino que además nos empujan a ser un poco más conscientes de qué es lo que realmente pasa detrás de cada comida y los beneficios que nos trae degustar un plato que para llegar a ser tal respetó el orden natural de vida.
La macrobiótica y el orden del universo.
Para los orientales, el cuerpo, el pensamiento y el espíritu son las partes de un todo. George Ohsawa – Filósofo japonés – explica que si uno come respetando y entendiendo ese todo (yin y yang), el organismo se armoniza por completo, primero físicamente y después mentalmente.
Se puede definir de diferentes formas a la manera macrobiótica de alimentarnos, como un camino hacia el desarrollo integral, como un excelente régimen para la salud o como una medicina natural. Cualquier via que elijas va a influir directamente sobre tu vida
Esta idea surge a principios del siglo XXI como intento de mantener un equilibrio entre gastronomía y ecología.
La preocupación por el medio ambiente incluye lo que comemos, cómo conseguimos esa comida y de qué manera cocinamos esos alimentos.
Una de las bases de esta corriente es la elección de productos orgánicos, porque para su cultivo no se maltrata la tierra y además son más saludables , entre otras cosas, por la ausencia de pectisidas y conservantes. (Lamentablemente los productos orgánicos aun no son muy accesibles y su precio es elevado en relación con otros productos).
Con respecto a los métodos de cocción existe hoy en día una amplia variedad de opciones para cocinar los alimentos respetando nuestra economía, nuestra salud y sobre todo el medio.