Por: Maria Eugenia Capelo
En los años ´80 una miniserie australiana llamada “La vengadora” (Return to Eden, su título en inglés) fue emitida por Canal 9 con un éxito arrollador lo que implicó varias repeticiones. La historia se basaba en el personaje de Stephanie Harper que era una mujer bella, casada y con dos hijos. Todo marchaba fantástico hasta que descubre que su marido la engañaba con su mejor amiga y es ahí cuando su esposo decide matarla tirándola a un estanque donde unos cocodrilos la devoran. Stephanie es dada por muerta pero sobrevive y cirugías mediante vuelve con otra identidad, convertida en una hermosa modelo, para vengarse de todos aquellos que intentaron destruirla.
Esta parece ser la piedra fundacional de la exitosa “Revenge”. Protagonizada por la bella Emily VanCamp, su personaje, Amanda Clarke, asume el rol de la vengadora versión 2.0. La historia se centra en el padre de Amanda que fue encerrado en la cárcel por una acusación falsa y luego encuentra la muerte a manos de un pandillero dentro de prisión. La pequeña Amanda en encerrada en un orfanato donde le hacen creer que su padre es la peor persona del universo acusado de terrorista.
La niña dulce y delicada que había sido educada en la exclusiva zona de The Hamptons, se encuentra rodeada de niños sin educación que intentan sobrevivir solos y como pueden. Amanda es alertada cuando llega a sus manos una caja con un diario de su padre, en el que relata que las cosas no sucedieron como se las contaron y que la maldita familia Grayson fue la culpable de su incriminación.
Y allí aparece la Vengadora. Amanda cambia su nombre por Emily Thorne, se entrena con un maestro japonés al mejor estilo Kill Bill, crea una empresa fantasma y se hace multimillonaria. Compra la que fue su casa en The Hamptons y comienza su venganza.
Revenge es sin dudas un teleculebrón de esos que atrapan por todos lados: Los buenos por un lado, los malos por el otro, una historia de amor que no llega nunca a buen puerto, paternidades y maternidades que se van revelando a lo largo de los episodios, gente hermosa, cuidadosa de sus siluetas, mansiones para soñar y mucha pero mucha plata derrochar.
No falta el chico bueno de buen corazón, el personaje de Jack Porter (Nick Wechsler), que aunque atraviesa por una mala situación económica sobrevive a todo con una sonrisa. Y, por supuesto, el mejor condimento es la villana, mala muy mala, la contracara de Amanda, la bella y exiquisita Victoria Grayson extraordinariamente interpretada por la (veterana?) Madeleine Stowe.
A diferencia de otras series que hemos analizado en este blog como Breaking Bad, Game of Thrones o Downton Abbey, Revenge no intenta ser pretensiosa. Con una fórmula básica y clásica de buenos y malos, de venganza y justicia, la serie apunta a un público que busca en la tele un poco de distracción que no le haga pensar demasiado.
Revenge forma parte de ese grupo de series que siempre existieron en la pantalla como Dinastía o Melrose Place cada una en su década que sin duda fueron grandes blockbusters. No hay que tener prejuicio para acercarse a estas series sino todo lo contrario. Tener una actitud amigable y sentarse a disfrutar pensando que el amor y el bien siempre triunfarán. Al menos en la ficción.