Entre ellos y nosotros

#VamosAlTeatro

Un conflicto lejano pero con tantas conexiones con la historia propia que hacen posible que la guerra histórica árabe-israelí recrudezca en la piel del público porteño conmocionado por la bella y triste historia de Tierra del Fuego, un espectáculo sin fisuras para no perderse.

“Durante muchos años pensé en abordar una obra sobre el conflicto palestino-israelí. Me parecía un tema trágico y actual, estrechamente vinculado a mis preocupaciones personales, pero más aun, un conflicto cuyas resonancias son universales. Esencialmente, lo veía como una historia de dos injusticias atrapadas en un circulo violento de acusaciones mutuas, donde la verdad oscila como péndulo, dependiendo de quién cuenta la historia”

Mario Diament

El director de teatro Daniel Marcove decide poner en escena una historia que en principio se ancla en la distancia temporal y espacial. Se trata de aquello que sucede en medio oriente desde inicios del siglo XX. Se suma a esta especie de condicionantes que el conflicto entre árabes e israelitas resulta complejo y de difícil comprensión. A lo largo de la historia, la lucha entre estos pueblos no ha cesado. Ambos esgrimen razones históricas y religiosas por las que consideran su derecho legitimo sobre el territorio en disputa, la tierra “santa y prometida” ¿Cómo sortear toda esta serie de condiciones previas y resultar una propuesta teatral de contundencia?

En principio, se podría decir que un texto construido con rigor histórico es garantía para el espectáculo. Sin lugar a dudas es un elemento importante pero resulta sumamente potenciador en tanto ese rigor histórico construye con maestría una neutralidad tan necesaria como difícil de lograr para comprender que en el fondo de la cuestión hay mucho más que razones religiosas. Mario Diament, autor de Tierra del Fuego evidencia un estudio historiográfico impecable y lo expresa en las individualidades, en la piel de quienes han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias de un conflicto en el cual la diplomacia falló más de una vez.

Alejandra Darin en Yael, una azafata israelí que a sus 22 años fue víctima de un atentando en el avión en que viajaba. Como consecuencia del mismo falleció su mejor amiga. Veinte años después decide encontrarse con el autor del ataque, Jazán (Pepe Monje), detenido en una cárcel de Londres tras haber sido condenado a cadena perpetua.  Inspirada en un hecho real, Tierra del Fuego busca imaginar cómo fue ese encuentro entre Yulie Cohen y Fahad Mihyi, los verdaderos protagonistas de la historia.

¿Por qué visitar a quien quiso asesinarla? ¿Qué razones tuvo Mihyi para recibirla? ¿Qué sucedió cuando estuvieron frente a frente? Son algunos de los interrogantes que disparan la obra e intenta contestar. El resultado es la proximidad de comprensión de esas almas turbulentas, incomprendidas por un pasado demasiado cruel y un presente irracional que aun no puede redefinirse. “La paz de la que usted habla es diferente a la paz de la que nosotros hablamos”, sentencia Jazán y con ello esgrime la frase que ayuda a comprender por qué es tan difícil el fin de la guerra mientras que Yael intenta vislumbrar una salida. “Perdimos incontables oportunidades de hacer la paz”, afirma con la esperanza de un futuro reflexivo que no pierda más oportunidades.

 

Pero ellos no están solos. Juan Carlos Ricci interpreta al abogado de Jazán quien intenta convencer a Yael que firme una carta que podría contribuir a conseguir la libertad condicional de su defendido. Ricardo Merkin en el rol de esposo de Yael no puede comprender porqué visitar al asesino de su mejor amiga quien podría haberla matado a ella también. Tan grande es su incomprensión y el dolor que ello genera que decide alejarse en busca de recuperar la vida perdida. Por su parte, Elena Petraglia es la madre que no sólo no perdona ni olvida el asesinato de su hija sino que no acepta ni aceptará la visita de Yael a Jazán. “Estás loca”, le dice una y otra vez. En la búsqueda de evitar la culpa y autocomprenderse y justificarse, la protagonista de la historia visita a su padre interpretado por Miguel Jordán, éste vivió en carne propia la crueldad de la guerra, fue participe activo  y la sangre de las víctimas lo salpican. Yael no encuentra consuelo en sus palabras sino mayor confusión. Sólo puede asegurar  que de uno y otro lado sufren y mueren inocentes, algo que debería ser suficiente para dialogar, confraternizar con el otro, “enemigos” para algunos, “victimas como ellos” para otros.

Con un elenco de actuaciones sólidas que acentúan las tantas aristas que tienen cada personaje en su relación con la historia es que Tierra del fuego resulta un espectáculo contundente. Cada personaje se articula con los otros de modo tal que las dudas de unos son las certezas de otros al igual que las vivencias de unos son las tragedias de otros o, como dice Jazán, “la estrella de David es para nosotros lo que es la esvástica para ustedes”.

Esta intrincación se genera no sólo en la palabra sino también en la puesta en escena. Marcove recurre a construir un espacio completo en el que las escenas se suceden unas a otras sin cambios escénicos. El diseño y la puesta de luces junto con la musicalización  posibilitan transcurrir de una escena a otra prescindiendo de largos apagones lo cual mantiene la tensión y somete al espectador a una vigilia permanente. A su vez los actores nunca abandonan el escenario, están allí durante todo el espectáculo, sólo en las sombras cuando la trama cobra dimensión en el cuerpo de otros actores. De modo tal que ellos están sometidos a la misma tensión, a la misma vigilia y al asecho de lo que suceda, como en la guerra.

Ficha Técnica

Autor: Mario Diament

Elenco: Alejandra Darin, Pepe Monje, Ricardo Merkin, Elena Petriaglia, Juan Carlos Ricci y Miguel Jordán

Dirección: Daniel Marcove

Cuándo: sábados 20hs y domingos 20hs

Dónde: El Tinglado Teatro Mario Bravo  948. Capital Federal

Entradas: $120