Dos verticales memorables

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Dos verticales memorablesSe puede decir que si López representa al viejo mundo del vino argentino, Monteviejo, claramente al nuevo. Sin embargo, ambós tienen la misma intención: producir y vender los mejores vinos que son capaces de elaborar. En estas dos degustaciones lo han dejado muy claro.

La degustación vertical es una de las más entretenidas: no se trata de averiguar ni adivinar qué se tiene en la copa, algo de por sí animado si se hace en grupo. Este tipo de cata permite percibir, sentir e interpretar la evolución de un mismo vino a lo largo de diferentes cosechas. Si además se lo hace en el marco de una casa, quizás lo más importante sea compartir varias botellas de una misma etiqueta, atesoradas durante un tiempo, con la intención de sacarle jugo al disfrute. Porque más allá de la calidad y el estatus de la etiqueta, trascender los años es algo que sólo pueden hacer los grandes vinos.
En mi opinión, las catas verticales son las que más enseñan: no hablan de lo que va a venir, ni del potencial que ofrecen los vinos recién nacidos, sino de la realidad, de lo que pasó. Sirven para comprobar todo aquello que se auguró años atrás sobre cada vino. Pero si bien todos pueden disfrutar de una degustación vertical, entender sus mensajes requiere un poco más de dedicación que la habitual. Sin duda, tanto la de Monteviejo como la de Montchenot me dejaron muchas enseñanzas que quiero compartir con los conocedores.

El blend más difícil
Marcelo Pelleriti es el enólogo de la bodega Monteviejo (la primera del Clos de los Siete) desde el día uno. Esto significa que es el máximo responsable, junto con Catherine Péré-Vergé (propietaria) y Michel Rolland (asesor), de todos los vinos de la casa. Estos fueron los primeros vinos que elaboró el enólogo. En los vinos de Monteviejo pueden verse, entonces, fundamentalmente dos aspectos: el aprendizaje del enólogo y la evolución del flamante terruño Vista Flores, implantado en 1999.
Es importante aclarar que paralelamente al surgimiento de Vista Flores, la Argentina irrumpió en el mundo y las opiniones de los líderes internacionales del sector (periodistas y compradores) se tomaron tan en serio como los mensajes del terruño y los de la herencia vitivinícola. Esta nueva situación generó algunas idas y vueltas en los estilos de vinos, es decir que en esta cata (como en la gran mayoría de las de los nuevos grandes vinos argentinos) hubo muchos aspectos que influyeron. Por lo tanto, las conclusiones nunca pueden ser contundentes. No obstante, sí quedan bien marcadas las preferencias. En mi caso, siempre tienen que ver con las cosechas más nuevas, quizás porque estoy viviendo y bebiendo muchos vinos de los que escuché muchas promesas, pero también porque es evidente la experiencia que los técnicos van adquiriendo, con cada cosecha, tanto en los terruños como en la elaboración.
Queda claro que todos van en busca del mejor vino incorporando cambios que aporten a su objetivo y que cada vez están más cerca. Por eso, el orden en mi podio de la degustación de Monteviejo es: 2010, 2006 y 2009.

Vertical auténtica
El Montchenot debe ser uno de los tintos nacionales más famosos. Nacido en 1956 es, desde siempre, uno de los blends argentinos más destacados. Dejado de lado por muchos frente a la avalancha de vinos de estilo Nuevo Mundo, de mayor potencia, concentración y expresión frutal, aspectos, en general, aportados por la juventud. Algo que un Montchenot nunca expresará ya que siempre llega al mercado con –al menos– una década. Aquí los artífices son los mismos López, junto con Carmelo Panella, un enólogo que transitó su quinta década en la casa. Por todas estas razones, afirmo que se trata de una vertical auténtica.
Porque si bien en este tipo de catas se trata de analizar la evolución de un vino, no hay hasta el momento en nuestro país un blend como el Montchenot para lograrlo ya que no hay otros factores, más allá del paso del tiempo, que influyan: siempre quiso ser lo que es hoy, desde la primera cosecha, elaborado con las mismas uvas, de los mismos viñedos, que ya tienen más de setenta años, porque, según don Federico López, el corte ya lo tenía en el viñedo. También es añejado en los mismos toneles… Es decir: a lo largo de las distintas cosechas se puede ver claramente la influencia del clima en el vino, tal como sucede en los grandes vinos del Viejo Mundo.
Vertical Monteviejo
Orden de degustación: 2010 – 2009 – 2008 – 2007 – 2006 – 2005 – 2004 | Blend de Malbec (60%) con Cabernet Sauvignon, Syrah y Merlot | Uvas del Clos de los Siete, Vista Flores, Mendoza, plantado en 1999.

1) Monteviejo 2010
Monteviejo, Mendoza
No es muy expresivo en aromas. Compacto, pero mucho más fluido en boca que sus antecesores. Los taninos todavía no llegan a ser elegantes, son firmes y bastante equilibrados. Joven y con buen volumen, pero también con mucha fluidez. Consistente y con una muy buena intensidad de sabores. Lo recuerdo mucho más expresivo, cuando joven, que sus antecesores.

2) Monteviejo 2009
Monteviejo, Mendoza
Aromas no tan definidos, pero de buena intensidad. En boca no es muy voluptuoso, pero tiene buen ataque, aunque le falta carnosidad. Por ahora está muy dominado por la madera sin perder elegancia. Tiene muy buena frescura, mordiente y es también algo potente. Si bien es joven y aún no llegó al mercado, no demuestra tanta armonía como el 2010.

3) Monteviejo 2008
Monteviejo, Mendoza
Aromas algo maduros, con predominio de vegetales, no muy definidos. Algo corto en boca, con fluidez. Su falta de estructura deja en evidencia la firmeza de los taninos propios del Cabernet Sauvignon. Muy del estilo del 2009, pero más maduro y con un carácter vegetal.

4) Monteviejo 2007
Monteviejo, Mendoza, $164
De aromas maduros, pero más integrados, con cierta complejidad. Tiene muy buen volumen y mucha frescura, es de paladar joven y vibrante, con buena evolución especiada. Con la madurez que domina en el carácter del vino.

5) Monteviejo 2006
Monteviejo, Mendoza, $157
Aromas compactos y poco expresivos: necesita abrirse. De muy buen volumen, carnoso y vigoroso. Taninos algo duros aún que lo mantienen joven, al igual que el carácter de fruta negra. Hay profundidad, pero necesita tiempo para desarrollar más elegancia. La complejidad futura es un misterio en este vino, pero aún le queda mucho tiempo para que podamos develarlo.

6) Monteviejo 2005
Monteviejo, Mendoza
Limpio, integrado y bien equilibrado. Con buen volumen y mucha tensión. Los sabores son algo maduros (dominan suavemente los vegetales), con taninos levemente firmes. Es compacto, firme y algo cerrado.

7) Monteviejo 2004
Monteviejo, Mendoza
Aromas algo vegetales, pero elegantes. De buen volumen, con taninos firmes. No tan carnoso ni tan claro en cuanto a sus sabores y a su estilo. Se nota que el Cabernet Sauvignon se ha mantenido mejor que el Malbec con el paso de los años.
Vertical Montchenot
Orden de degustación: 2002 – 1995 – 1990 – 1975 | Blend de Cabernet Sauvignon (70%) con Merlot y Malbec, que se ha mantenido a lo largo del tiempo. Uvas de Finca La Martita, Cruz de Piedra, Mendoza, plantada en 1940.

1) Montchenot 2002
Bodegas López, Mendoza, $110
Buena complejidad, de aromas elegantes que remiten al paso del tiempo: fruta madura y especias. De paladar franco, con sabores cálidos pero muy delicados. No hay profundidad ni concentración, pero sí mucha expresión. Hay una intención muy bien definida. Equilibrio es la mejor palabra para describir este 10 años.

2) Montchenot 1995, 15 Años
Bodegas López, Mendoza, $350
Aromas cerrados y sin tanta intensidad. Es franco y en la boca se siente esa debilidad de expresión: se lo nota sin fuerza. Se deja tomar muy bien, pero aquí no se percibe tanto la nobleza.

3) Montchenot 1990, 20 Años
Bodegas López, Mendoza, $450
Tiene mucha delicadeza y asoma algo de lo caramelizado del 1975, aunque es más delgado que el 2002. No hay tanta fuerza, pero sí mucho equilibrio. Tiene buena frescura, sin profundidad, pero sí es agradable. Habla en voz baja, es de sintonía muy fina, con muy buena fidelidad.

4) Montchenot 1975
Bodegas López, Mendoza, $1800
Dominan los aromas caramelizados. Es de buen volumen, más voluptuoso y con otros aromas complejos. La hidalguía de este vino está en cómo se mantiene y no en su expresión. Eso sí, su textura es muy amigable.