Por: Fabricio Portelli
Claramente no, si nos estamos refiriendo al consumo actual de vinos, principalmente tintos. Porque China ya es el principal consumidor de vinos en este rubro, y quinto si le sumamos blancos, espumantes, rosados y dulces. Y si la tendencia se mantiene; ¿serán los salvadores de la categoría alrededor del mundo, tomándose los excedentes y potenciando la producción, o nos dejarán sin vinos para disfrutar a diario?
Quizás es algo que escape al análisis de los consumidores, y mucho menos que les preocupe. Pero es interesante analizar como el cambio de hábitos del gigante asiático puede influir en nuestros hábitos.
El consumo de vinos ha vivido un auge sin precedentes desde el inicio del nuevo milenio, atenuado un poco por la crisis global de estos últimos dos años. Por eso España, uno de los tres principales productores vínicos de siempre, registra el consumo per cápita más bajo de las últimas tres décadas. Aquí pasa algo similar, ya que seguimos siendo los quintos productores mundiales, y nuestro consumo individual sigue en baja. Esto quiere decir que la cultura del vino no es suficiente para frenar la caída del consumo, sino que son los países emergentes (siempre hablando en torno al vino) los que pueden mantener a la noble bebida a flote.
Porque si bien nadie duda que esta situación es pasajera y que pronto el vino volverá a experimentar crecimientos en todos su frentes, la actualidad está teñida, y no precisamente de tinto y blanco.
Desde hace un par de años tengo la posibilidad de estar en contacto con empresarios de la comunidad china en Argentina. También he participado de degustaciones con el director del la empresa Huawei, el gigante chino de la telefonía celular. Vi con mis propios ojos como cientos de integrantes de la comunidad celebraban el décimo aniversario del edificio sede de la Cámara Fuqin y la Cámara General de Industria y Comercio de Chinos en Argentina. Decenas de mesas rodeando al embajador repletas de manjares tradicionales y en cada mesa una botella de Escorihuela Pequeñas Producciones Malbec 2009. Un vino potente para cenar a las seis de la tarde con camarones, sopas, pesado y arroces diversos. Sin embargo, los chinos lo disfrutaban a pleno.
También, gracias al ICBC (Industrial and Comercial Bank of China), tu ve la posibilidad de recibir a diversos grupos en la pasada edición de Vinos de Lujo en el Alvear Palace Hotel, e incluso viajar con un selecto grupo a degustar vinos en Mendoza a bodegas de la talla de Catena Zapata, Monteviejo, Diamandes y Riglos. Y hablando de esta bodega, su Gran Corte, fue el protagonista de un reciente almuerzo en Royal China, el restaurante emblema de la comunidad en Puerto Madero. Con todos estos ejemplos quiero afirmar que el gusto de los chinos por el vino tinto es real.
Algunos dicen que es por una cuestión cultural, mucho más referido al agasajo del otro que a la costumbre vínica, claro está. Ellos quieren impresionar y por eso sirven el vino importante, de a mucho y desde el vamos. No están pendientes del maridaje, porque simplemente no se les ocurre que eso sea importante. Sus costumbres gastronómicas son muy diferentes a las nuestras, y a las del mundo occidental en general. Y tal es así que justamente, de todos los tipos de vino que existen en el mundo, el que menos acompaña en general las cocinas chinas (Cantonesa, Mandarina, del norte, de Sichuan, etc.), es el tinto. Sin embargo, cuando descubran que una combinación acertada multiplica el placer gastronómico, seguramente sus hábitos de consumo vínico se adecuarán y la balanza que hoy acusa 80% tinto y 20% blanco (a grandes rasgos), se equilibrará.
Sea cual fuere el desenlace de este cuento, la Argentina tiene que estar preparada para aprovechar la oportunidad que ello significa sin perecer en el intento. Por qué lo digo. Simple. Ya nos han dejado sin el vino más emblemático una vez, porque uno comprador que hace regalos empresarios vino y se lo compró todo. No me quiero imaginar si vienen muchos de esos, lo que pueden llegar a dejarnos para disfrutar nosotros acá. Por eso es un desafío interesante y a la vez complejo. Sumarse al auge del entusiasmo chino por los vinos en general. Aprovechar las estrechas relaciones que se van generando a partir del desembarco del ICBC, de la reciente visita del presidente de dicho país, Xi Jinping, y de la pujante comunidad local que tiene, hoy por hoy, al vino tinto como su bebida favorita para compartir, agasajar y regalar.