Por: Ascenso Rock
El expreso a la locura, los del puchero y el asado, del guisito en estofado y la mesa sin mantel, consolidaron sus sueños en el mítico Luna Park, escenario que despidió a Sui Generis en 1975 y este año consagró a la banda con mayor proyección de la escena nacional. Acompañados por amigos volvieron a prometer que serán eternos…
Salta La Banca conmemoró la noche más importante de su historia con un verdadero culto a la música independiente y homenaje a la amistad. Chabacanos despiadados, cuco de unos cuantos, los de la plaza del barrio que ofenden la vanguardia y honran la autogestión. Los que sin temor ni balbuceos cantan al aparato represivo y aprovechan cada ocasión para pedir Justicia por Luciano Arruga. Ya sea en un picnic del Partido Obrero o en un Luna Park con localidades agotadas.
Siguen siendo los mismos “perros que te muerden cuando chumban, gatos que se asumen y mil ratones que cazar”; esos “locos enviados por la chusma, con una furia insoluble y sin pastillas por tomar”. Los que elevaron la bandera de las panzas que apremiaban rebelión y que si no tienen nada en la heladera se les llena de vacío la razón.
También es cierto que algo se endurecieron, pero no perdieron su ternura ni dejaron de agradecer un sólo minuto a todas esas personas que acompañaron e hicieron posible el camino hasta el Luna. Fomentaron la hermandad en las bandas, pidieron a la gilada seguir la flecha y mantuvieron presente a La Furia de Petruza, Locos de Nacimiento, Insoluble, El Bordo, De La Gran Piñata, Las Pastillas, Las Manos, La Caverna, Totora y a los pibes de Callejeros.
Invirtieron en sus letras “contra un sistema que promueve guerras y hambre” y no dejaron de agradecer al público presente por ver cumplido el sueño de un Luna Park repleto. Santi pidió salvar el mundo, abrir la cabeza, no darle bola a los medios de comunicación, luchar contra las injusticias. Le cantó, una vez más, “a la peste más grande del mundo”, a los “traidores” y al “doble discurso”.
Salta La Banca volvió a disparar con fuerza su canción contra “la renovación de la picana y la golpiza”. A Ellos, preguntó otra vez y frente a 7 mil personas qué se siente llenar pancitas vacías con el frio del fúsil. Lo esperado se cumplía con creces, Beto Grammatico le ponía voz a “Búsqueda” y cuando Aysine reconocía el cagazo previo y algunos errores que poco se notaron, apareció para acompañar el “Sueño” un invitado especial: Germán “Cóndor” Sbarbati de Bersuit.
Se movían las caderas con “Dolores”. “Ya No Somos Dos Ahora” estaba presente. El Luna hervía. Salta La Banca cumplía con lo prometido y sus fanáticos se lo agradecían. Bailaban las tribunas, se derretían en el campo y sedientos pedían más. Pero las luces se apagaron y llegó el freno menos esperado. O mejor dicho, el más esperado.
Aysine pidió a su gente entender que “el planeta es una madre por palmar” y convocó a Mónica Alegre, mamá de Luciano Arruga, ante la multitud. Primero el aplauso, luego el silencio, la reflexión y la voz de una mujer “orgullosa” por semejante lucha que agradeció a esos pibes que pusieron “una música y una canción” para mantener vivo a su hijo desaparecido por la policía bonaerense.
La misma madre que pidió cantar más fuerte que nunca tras la aparición sin vida de Luciano y aclaró a los presentes que mantendrá viva la lucha hasta encontrar la verdad.
“Me chupa un huevo perder tiempo de tocar en el Luna Park”. Aysine es idóneo con su discurso de cantar COPLA completo cada vez que tenga oportunidad porque son temas que ama con el alma. Sus letras ayudaron a miles de personas a comprender una problemática con poca voz.
El rock volvió a sonar. La Fernández Fierro le dio paso a “Heidi” y con el corazón caliente estalló otra vez la casa sagrada de Avenida Corrientes, la misma que fue testigo del último concierto del dúo Charly García y Nito Mestre con Sui Generis casi 40 años atrás; la que consagró campeón del mundo al intocable Nicolino Locche; y veló al gran Ringo Bonavena, entre otras grandes gestas.
Aysine dedicó “Brújula” a su amigo Diego Argañaraz, mostró confianza en su pronta libertad, celebró la vuelta de los pibes de Callejeros con el nuevo proyecto Don Osvaldo, presentó a Diego Fauci cómo uno de los cantantes con mayor proyección, volvió a dar muestras de su “carácter bondadoso” en un Luna Park explotable en una noche de octubre y a enseñar “con los hechos que no hay techo que soporte”.
“Aplaudan a estos pibes porqué nadie les regaló nada para llegar hasta acá”, el líder de La Caverna no pudo contener su emoción y pidió el merecido reconocimiento a la escuela independiente que SLB refundó en base a sacrificio, mucho laburo, amistad y resultados. Fauci, junto a Juano Falcone y el resto de la banda platense, lucha con las mismas convicciones.
La ronda de amigos continuaba con pasiones que dan escalofríos. “Panter” se estrenaba en el escenario del Luna Park y, a capela, con su voz inconfundible, cautivaba a los presentes y se llevaba una tremenda sorpresa. “A salvar al país, no qué digo al país. Si salvamos al mundo, salvamos al mundo esa noche…”. Miles de almas coreaban junto a él las estrofas de “Sonrisa” ante su asombro. Sí, De La Gran Piñata también vivió su momento soñado y menos esperado en el Luna Park.
“Pantera” le puso su voz y cuerpo a “Él” y en el Luna, como en el barrio 12 de octubre de Lomas del Mirador, Luciano dejó su esplendor. Suena descabellado pero se extraña cómo nunca a este extraño ser. La banda sigue tocando y recorre COPLA por completo. No se guarda nada. También recuerda al soplón que disparó a Mariano Ferreyra.
El final se acercaba, habían pasado casi tres horas y 30 canciones. La ropa estaba mojada e impregnada en el cuerpo. Y Ale Kurz de El Bordo salió a escena para jurar su amistad eterna a la banda hermana. “Si estamos juntos que sea profundo”, cantan a dúo Aysine-Kurz y la multitud acompaña “después del rock, tu amor y el vino”. ¡Claro que hay bronca en el gil que rezonga!
Parece que no queda nada más por dar. “Somos” es la última, ya está. Que nochecita, cuánta adrenalina. Cada estrofa se canta como si fuese la última: “Somos de La Mona y Mala Fama, Calle 13, de La Nueva, de Lezcano y el León. Diego me enseñó a no hacerme drama, que el que no abre la cabeza no le crece el corazón”. Pero falta más, cómo terminar sin el “Fernet con coca y algo de hielo para el deleite de la plebe”.
Salta La Banca no se va, quiere que la noche sea eterna. Y pretende seguir dejando mensajes importantes que pretende no se pasen por alto. “No omitamos que esa noche de Diciembre, almas púberes en busca de la gloria, se encontraban cara a cara con la muerte, a raíz de una vorágine traidora“, República Cromañón está presente. Aysine estuvo ahí. Algo en su vida cambió.
“Que me devuelvan las sonrisas espontáneas. Que yo a cambio puedo dar mi escepticismo. Que es aquel que ha de surgir en la desgracia. De sentirse un ingenuo desprotegido. Y que el futuro sólo sea lo que viene, y no aquel karma que a mi pánico entretiene”. Lo más importante es que nunca, pero nunca se repita aquel 30 de diciembre de 2004.
La hora no había llegado. Santi no quería despedirse sin antes viajar imaginariamente por su Villa Raffo y recordar a la gente que lo ayuda día a día a vencer sus miedos al cantar “La Espada del Recelo”. Y como broche, llegó el cierre a una contundente lista de 35 temas con otro clásico que pinta de carne y hueso a la banda: “Que Salte La Banca”.
Mancharon el saco, clavaron el ancla y triunfó el harapo ¡Salud, Salta La Banca. Tu cese es el sueños de unos cuantos giles!
Por Emiliano Lentini
Fotografías: Irish Suárez -Salta La Banca Oficial-.
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