Coherencia y cohesión

#AsíSeEscribe

En la entrada anterior, enumeramos las dimensiones y los niveles de un texto. Entre los niveles, vimos el macroestructural que abarca la coherencia y la cohesión. Estas dos propiedades son importantísimas a la hora de hablar de la buena o la mala escritura. Incluso, algunos lingüistas postulan la textura como aquello que diferencia un conjunto de palabras de un texto bien constituido. Es importante, entonces, saber cómo lograr esa textura, lo que es igual a una redacción coherente y cohesiva.

Coherencia

Se relaciona, básicamente, con la progresión temática, es decir, el hilo conductor que permite darle un sentido al texto. La coherencia parte de las relaciones entre el tema –lo dado en una oración– y el rema, lo nuevo. Por ejemplo, si digo Mariana llegó a su casa temprano, tengo varias opciones para construir un texto coherente, agregando información nueva, pero siempre relacionada con el tema o con los subtemas: Generalmente, llegaba a la noche, pero ese día lo hizo antes de las cinco sería una continuación adecuada para este relato sobre Mariana. Sin embargo, atentaría contra la coherencia si añadiera datos no pertinentes, repitiera circunstancias innecesariamente o contradijera lo dicho en otra parte del texto. También es incoherente no respetar el eje temporal en el que se escribe, cambiar los sujetos sin justificación o utilizar mal los conectores. Analicemos los siguientes ejemplos:

Ana dejó el trabajo y luego se dirige a visitar a una amiga.

Confiemos en nosotros mismos y así se podrá ser exitoso.

Estudió aunque aprobó el examen.

Las tres son oraciones correctas normativamente, pero incoherentes. Detectar estos errores no es tan fácil, más si se trata de un texto propio, pero en una última corrección, debemos hacer una lectura teniendo en cuenta esto que venimos diciendo. Así, nuestros ejemplos quedarían bien escritos si dijéramos:

Ana dejó el trabajo y luego se dirigió a visitar a una amiga.

Confiemos en nosotros y así podremos ser exitosos.

Estudió y aprobó el examen.

Cohesión

Es la propiedad por la que los textos se presentan como unidades trabadas mediante diversos mecanismos de orden gramatical o lexical. A través de la cohesión, se establece una red de relaciones entre las diferentes partes del texto. Dentro de la cohesión gramatical, encontramos la referencia, la sustitución, la elipsis y la conexión. En la lexical, la reiteración y las colocaciones.

Referencia: por medio del uso de pronombres o de artículos, es posible establecer relaciones de cohesión: Elena me prestó un libro. A los tres meses se lo devolví. Los pronombres “se” y “lo” hacen referencia respectivamente a “Elena” y a “libro”.

Sustitución: en Anabella leyó en voz alta; Cecilia también lo hizo, el verbo “hacer” reemplaza a todo el conjunto “leyó en voz alta”, lo que también me permite relacionar correctamente las dos oraciones.

Elipsis: es la supresión de alguna palabra que se repone a partir del contexto, por ejemplo: Juan estudia literatura; Carla, filosofía. Recordemos que uno de los usos de la coma es señalar la ausencia de un verbo dado previamente.

Conexión: en otra entrada veremos la clasificación de los conectores. Por ahora, tengamos en cuenta que un texto mejora muchísimo si sabemos usar el conector correcto.

Reiteración: repetir la misma palabra, cuando se quiere reforzar una idea; y usar sinónimos o palabras generales (como cosa, materia, asunto, etc.) son otras formas de lograr cohesión textual.

Colocaciones: simplificando un concepto bastante complejo, baste decir que un texto cohesivo gira en torno a un campo semántico que, a su vez, genera redes de palabras relacionadas y, por esto, esperables. Si escribo acerca de poesía, por ejemplo, es esperable que aparezcan términos como rima, métrica, metáfora, verso, estrofa, etc. Estos términos delimitan colocaciones.

Por supuesto, el género al que pertenezca el texto determinará la posibilidad de transgredir los procedimientos de coherencia y cohesión. Cuando los surrealistas practicaban la escritura automática, apelaban a la incoherencia y a la falta de cohesión como recursos para traducir el inconsciente. Lo interesante es que siempre se pueden transgredir las reglas, si se tiene claro qué se quiere transmitir o qué efecto se quiere generar en el lector.