Por: Adriana Santa Cruz
Cuando necesitamos ser objetivos, por ejemplo en la escritura académica, debemos recurrir a diferentes procedimientos que nos ofrece nuestra lengua. En esta entrada analizaremos algunos de esos procedimientos que, al mismo tiempo, evitan una escritura pobre con esquemas repetidos.
Adjetivos
A grandes rasgos podemos hablar de dos tipos de adjetivos: los clasificadores u objetivos (La pared es alta) y los valorativos (La película es interesante). Para la objetividad, nada mejor que evitar los valorativos y, además, posponer el adjetivo al sustantivo –siempre que sea posible y no altere el sentido de lo que estamos diciendo–: investigación necesaria en lugar de necesaria investigación, por ejemplo.
Primera persona del plural
La primera persona del plural de algunos verbos (opinamos, sostenemos), así como los pronombres de primera persona (nosotros, nuestro, nos) se usan también en los textos académicos con una intención generalizadora. Sin embargo, hay que prestar atención a estos usos porque el nosotros nunca debería abarcar al lector, si lo que queremos es ser objetivos. Por ejemplo:
Sostenemos, junto con Barthes, que la muerte del autor implica el nacimiento del lector. (Yo + bibliografía crítica = objetividad)
En nuestro país no tenemos suficientes estadísticas al respecto. (Yo + lector = subjetividad)
Verbos en tercera persona
Elaborar oraciones cuyo verbo esté flexionado en tercera persona (dicen, afirma) es siempre la mejor opción en un texto que pretenda ser objetivo, porque no señala directamente ni al emisor ni al receptor. El uso de estas formas presenta diferentes variantes.
a. Estructuras con se: resultan muy habituales en los textos académicos. Sin embargo, hay que tener cuidado con la imprecisión. Por lo tanto, no conviene utilizar estas estructuras cuando el autor de la acción constituye una información relevante. Por ejemplo: Se hizo una lectura política de Cortázar*. En este caso, es importante, si el texto es académico, señalar quién hizo esta lectura para dar autoridad a la propia afirmación. En cambio, si decimos: En este texto se analizarán las lecturas políticas que se hicieron sobre Cortázar, el uso del se es correcto porque evita la primera persona del singular.
b. La pasiva perifrástica: es la voz pasiva tradicional, en la cual el sujeto es el que recibe la acción, mientras que el verdadero sujeto funciona como complemento agente: Algunos textos fueron analizados por la crítica inglesa.
c. Las estructuras copulativas: están formadas por un verbo copulativo (ser, estar, resultar), un adjetivo (posible, necesario) y una secuencia que exprese aquello que se juzga: No es necesario considerar bibliografía anterior a 1960. Es importante, por supuesto, utilizar un adjetivo no valorativo para mantener la objetividad.
d. Otras estructuras con sujetos no personales: también pueden usarse las terceras personas con sujetos no personales o que no se relacionen con el yo del emisor: Las investigaciones al respecto dieron como resultado…; Varios investigadores llegaron a la conclusión…
e. Verboides (infinitivos, participios y gerundios): en ocasiones es posible utilizar verboides en lugar de otras formas verbales. Estos no presentan concordancia de persona, con lo que no señalan directamente al emisor, ni al lector, y pueden ayudar a que un texto resulte más objetivo: Leer hoy textos medievales implica…