Semántica y Pragmática

#AsíSeEscribe

La Semántica es el estudio del significado de las palabras independientemente del contexto en el que estas se utilicen. La Pragmática, en cambio, se ocupa del significado en uso tomando en cuenta la relación entre emisor y receptor, el espacio y el tiempo en el que se desarrolla cada evento lingüístico. En varias ocasiones, el uso incorrecto de determinadas palabras o expresiones hace que, como hablantes, adoptemos esos usos y generalicemos el error, o dudemos al construir determinada oración.

A continuación algunas recomendaciones, muchas de las cuales surgen a partir de usos incorrectos en contextos periodísticos:

-La expresión en pos de significa ‘en busca de’, por lo que resulta inapropiado su uso en lugar de en pro de, que significa ‘en favor de’. En ciertos contextos y por la proximidad de sus significados podrían usarse ambas, como en Trabaja en pos/pro de la igualdad (porque busca la igualdad y está en favor de ella). Sin embargo, no siempre es así, ya que, por ejemplo, si alguien se muestra en pro del Gobierno, lo apoya, mientras que si está en pos del Gobierno, quiere llegar a él.

-La expresión resultar en no es adecuada para introducir las consecuencias de una acción o situación, un sentido que se expresa adecuadamente con las formas dar como resultado y ocasionar. El giro resultar en aparece ocasionalmente en las noticias, como en El endeudamiento creciente del país resulta en enormes inflaciones y devaluaciones. La construcción una causa resulta en un efecto no es la apropiada para expresar que una cosa ocurre a causa de otra, pues la adecuada con este significado es de una causa resulta un efecto.

-El uso de cifras negativas precedidas de términos cuyo significado ya implica su carácter negativo, como perder, decrecer, bajar o disminuir, es inadecuado. Por esta razón es incorrecta una oración como la siguiente: El PIB bajó un −1,2 por ciento durante el mencionado año.

El signo (menos) resulta innecesario para lo que desea expresarse, pues en los verbos decrecer, disminuir y bajar ya está implícito el carácter negativo de las cifras a que se refieren.

- Los topónimos, es decir, los nombres propios de lugares suelen presentar dudas, especialmente cuando no sabemos si traducirlos o no. La RAE sigue ciertos criterios para su tratamiento: transcripción y adaptación de acuerdo con las normas ortográficas del español (hispanización); aceptación de grafías no adaptadas o semiadaptadas, pero asentadas en el uso; y reconocimiento de los cambios de denominación oficial, sin renunciar, cuando existen, a las formas tradicionales plenamente vigentes.

Entonces, si existe una traducción española se prefiere esta antes que la forma en el idioma original, Nueva York y no New York. En el caso de topónimos pertenecientes a lenguas que utilizan alfabetos no latinos, se recomienda la forma gráfica que resulta de aplicar las normas de transliteración de esos alfabetos al español, y se reconocen, si las hay, otras grafías asentadas: Pekín (no Beijing).