Se puso de moda. Autofotografiarse, un símbolo de nuestra época. Compartir momentos con otros, al estilo de un autorretrato. Instantáneas, representantes de un estilo de hacer público lo propio. Alegrías que se transmiten de forma inmediata.
A raíz de esta experiencia que se viraliza, me preguntaba: como sería una “selfie” de la empresa? Si pudiéramos hacer autorretratos de la vida de la empresa, que mostrarían? Que dirían de nosotros?
Puede ser un excelente ejercicio. Implica la capacidad de parar, poner un pie en el freno de la rutina, las corridas diarias, el teléfono o celular que suena, los mails, ir de un lado al otro. De nuevo: poder detenernos, como cuando nos sacamos una “selfie”, y vernos como funcionamos. A partir de lo cual, reflexionar sobre donde estamos, y donde vamos.
De que parte de la empresa convendría sacarnos una “selfie”? sobre que vale la pena vernos como estamos trabajando?
- Como dirigimos: qué clase de líderes somos? No podemos manejar la empresa con estilos de épocas pasadas. La capacidad de persuadir, obtener lo mejor de cada uno, llevar adelante planes medibles, nos obligan a un ejercicio de dirección diferente. Manejar la empresa por organigramas ya no es posible. Una virtud de hoy es integrar visiones, así como lograr incorporar los valores de las nuevas generaciones. La creatividad y flexibilidad son esenciales. Hagamos “click” en nuestro modo de dirigir.
- La rentabilidad: en qué medida conocemos los números de la empresa? Hacemos un seguimiento adecuado del margen con el que trabajamos? Los números del negocio son su radiografía. Perderlos nos llevan a errores graves. También es usual, tener un tablero de gestión, con todos los indicadores necesarios, pero no dar bolilla, actuar como si ellos no existieron, y pretender amoldar los hechos a las propias expectativas. La realidad se encargará luego de bajarnos a la tierra. Hagamos un “click” en los números de la empresa.
- El manejo del tiempo: a que nos dedicamos? Como directivos, o mandos medios, estamos orientados a los temas claves o estamos pendientes de lo operativo, que tan fácil ocupa y nos distrae, pero no agrega valor a la gestión. La mente necesita estar disponible, en sus capacidades y energía, para resolver y avanzar en los temas más determinantes. Si nos desgastamos en aspectos cotidianos sin relevancia, no quedara energía para lo más importante. Hagamos “click” en el uso del tiempo.
- Las emociones: en tiempos de cambio permanente, donde la velocidad y lo diferente es moneda corriente, el manejo de las emociones, los impulsos, son un requisito para crecer y sobrevivir. Cuando todo es rápidamente perecedero, fácilmente imitable, lo que nos va a diferenciar es nuestra gente. Administrar bien lo emocional nos va a llevar a promover motivación y predisposición, esencial para generar esa diferencia. Hagamos “click” en el modo de manejar las emociones.
- Comunicaciones y ventas: no podemos tomar las relaciones con el afuera, a la manera antigua. Los tiempos cambiaron de un modo rotundo. Los medios electrónicos, las redes, marcan un antes y un después. Pero atención: siempre busquemos la diferencia, mantengamos la especialidad por la que nos conocen, incluyendo modalidades novedosas de relación con los clientes. Hagamos un “click” en cómo nos comunicamos y vendemos.
- La familia empresaria: constituyen el mayor porcentaje. Representa la mayoría de las pymes. Administrarlas, liderarlas, trabajar de modo adecuado la transición generacional, las hará viables en el futuro. Su crecimiento no es producto del azar o las circunstancias. Tenemos que saber llevarlas adelante, liderando tanto la empresa como la familia. Hagamos un “click” en como funcionamos como empresa familiar.
Para finalizar: es un buen ejercicio, detenernos, observar como marchamos, para tomar mejores decisiones que van a redundar en un crecimiento sustentable. Es un buen aprovechamiento de las “selfies”.