Espíritu intacto

#EstaciónDeCombate

Leonardo Sakanashi nos abre las puertas del CDA AIKIKAI. Habitualmente no solemos desarrollar notas de Artes Marciales tradicionales sino más bien todo lo referido a los deportes de combate en general. Sin embargo, en este caso la historia que tenemos para contarles es más que interesante. Cuando nos enteramos  que el director general del Centro de Difusión del Aikido apenas supera los treinta años de edad la sorpresa y la curiosidad pudieron más.

Por eso el viernes pasado nos dimos una vuelta por la casa central, el Seiki Dojo, en pleno corazón del barrio de Congreso y charlamos un rato con Leonardo Sakanashi.

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ABESTA: ¿Cómo fueron los inicios?

LEONARDO SAKANASHI: Bueno, la historia del CDA AIKIKAI se remonta al año 1978 de la mano de mi padre Masafumi Sakanashi Shihan 7°DAN  de esta disciplina que se propuso como misión difundir el Aikido de manera seria y tradicional. Y la verdad que lo hizo hasta el día que nos dejó en Febrero del 2012.

 

A: Vos continúas con ese legado

LS: Por supuesto. Yo soy el heredero principal pero también colaboran conmigo, y de una manera fantástica, los alumnos de mayor graduación.

 

A: ¿Cómo está conformada la organización?

LS: El Centro está conformado por un director general y/o presidente que en este caso soy yo y por un comité técnico que lo integran las mayores graduaciones. En cuanto a los practicantes que integran el Centro le cuento que tenemos aproximadamente 97 Dojos distribuidos en  nuestro territorio y países vecinos, con un total de 3.000 a 3.500 alumnos.

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El respeto y la paz que se perciben en el Dojo hacen olvidar que estamos en pleno centro porteño y que a pocos metros de la entrada se vive a un ritmo frenético. Al momento de la charla se está dictando una clase por lo cual, cada tanto, desviamos la mirada hacia el tatami cuasi hipnotizados.

 

A: ¿Cómo ha sido el crecimiento de la disciplina en estos años?

LS: La verdad que hace unos años las películas de Steven Seagel tuvo una incidencia muy positiva para nosotros. En la actualidad es mucha la gente que habla del Aikido como una práctica y un estilo de vida. Y esto último es muy bueno. El Aikido nos lleva a enfrentar a nuestro “peor enemigo”: uno mismo. Por eso luchar día a día contra ese ser enrevesado  es un trabajo arduo pero muy reconfortante a la vez.

 

El Aikido tiene una ascendencia hereditaria muy similar al Muay Thai en cuanto a la transición del conocimiento entre sus familiares. O´Sensei Morihei Ueshiba es el Creador, Kisshomaru Ueshiba hijo del creador, Moriture Ueshiba nieto del Creador y Mitsuteru Ueshiba bisnieto. De todas maneras en el caso de Leonardo Sakanashi más allá del legado que le corresponde por el lazo familiar con su padre, el entrena Aikido desde los 4 años: “yo entreno Aikido porque lo amo, no lo hago por el solo hecho de que en algún momento me tocaría heredar este legado, para mi esto es mi vida. Además sin corazón y pasión es imposible transmitir lo que realmente es el Aikido”

 

A: Ahora bien ¿Qué significa para vos llevar semejante responsabilidad con apenas 31 años?

LS: Mirá, en realidad cuando a mí me tocó hacerme cargo del CDA era un poco más joven. Sin embargo con 28 años de edad lo tomé con muchísima naturalidad. El compromiso y la responsabilidad no eran palabras nuevas para mi porque yo ya venía con ese bagaje en mi haber desde que pisé el tatami por primera vez. Es cierto que en el momento que me trasformo en Director General las responsabilidades son mayores pero yo disfruto mucho de mi oficio.

 

A: De todas maneras nos estás solo en este camino

LS: ¡¡¡No….para nada!!! La verdad que agradezco de sobremanera que el Shihan Masafumi  Sakanashi haya tenido unos discípulos como los que tuvo, ellos son realmente pilares fundamentales en todo esto. Tal es así que en estos últimos años, entre todos, pudimos mantener la base, la “cocina” de la organización.

 

Ya es hora de irnos. Dejamos las instalaciones del Dojo con la sensación que el joven Director junto a aquellos discípulos pudieron captar el mensaje que su  Maestro les transmitió. Ellos lo mantienen con vida y, día a día, conservan el espíritu intacto.