Por: LevantArt
Por Martín Rieznik*
El encuentro de dos personalidades es como el contacto de dos sustancias químicas;
si se produce alguna reacción, ambas se transforman.
Carl Jung
El fin de semana rindió sus frutos: te agregó una mujer hermosa al facebook, te dio su número de teléfono… ¿Y ahora?
Muchos hombres llegan hasta aquí, tienen un par de charlas telefónicas o conversaciones por chat en los días posteriores, pero luego no consiguen concretar un nuevo encuentro… una gran expectativa se transforma en una gran desilusión. Y más aún cuando esta situación se repite una y otra vez. Algo funciona mal. Algo pasa entre ese momento en el que ellas te dan sus datos con gusto y ese otro, en la que esquivan y rechazan todas tus invitaciones para volver a verse.
La que ocurrió en ese interín es que la química se extinguió. La mujer siempre percibe cuando un hombre está desesperado por volver a verla o – aún peor – quizás sienta todo lo contrario: que él la está tratando como “una más”. Los extremos se tocan: en ambos casos se trata de una falta de timming.
¿Facebook, WhatsApp o teléfono?
Antes de analizar el momento perfecto para restablecer el contacto con esa mujer divina que conociste el último fin de semana, aclaremos algo: hoy en día, el teléfono es uno más de los muchos medios de comunicación que existen. Casi todos utilizamos el chat, los mensajes de texto, las redes sociales, etc. El llamado proporciona la enorme ventaja de poder escuchar su voz, lo que nos permitirá saber si está animada o no, si contesta brevemente porque está apurada o si simplemente está desinteresada. Con todo, muchos arreglamos encuentros con una mujer por chat o a través de una red social como Facebook.
Ocurre que el llamado telefónico es un poco más invasivo. Tal vez a ella no le guste hablar por teléfono y prefiera un mensaje de texto, o al revés. De cualquier manera, el principio que describiremos para entrar en contacto con ella, sirve para cualquier tipo de plataforma de comunicación. En lo personal, generalmente no llamo a las mujeres por teléfono si no tuvimos sexo antes, suelo coordinar mis citas por mensajes y chats .
Hay un momento perfecto para todo
Entonces… ¿cuándo llamarla o mandarle un primer mensaje? Supongamos que la conocimos un viernes. ¿Cuándo la contactaríamos? Si la respuesta es con un día concreto de la semana, sea cual fuere, nos habremos equivocado. No hay un día fijo para llamarla; todo dependerá de cómo se haya desarrollado la interacción: cuánto tiempo a solas compartimos con ella, qué clase de conexión se generó, etcétera.
Veamos dos casos bien opuestos para así establecer algún tipo de regla que nos indique el momento justo para retomar el contacto.
CASO 1: Intercambio de información luego de una noche ideal juntos.
Supongamos que ese viernes en que intercambiamos números de teléfono o Facebook, compartimos mucho tiempo juntos. La pasamos realmente bien ambos, puede que nos hayamos besado o no, pero tuvimos al menos un buen momento a solas, unos minutos juntos en los que hubo buena química.. Es muy probable que ambos nos hayamos ido pensando en el otro, en algo que dijo, en algo que hizo.
En este escenario hipotético, si la contactamos cinco días después ella no sólo no nos habrá olvidado, sino que va a haber estado pensado en nosotros y se habrá preguntado varias veces cuándo la llamaremos. Según Ortega y Gasset, “el enamoramiento es un síntoma de la atención” y para el filósofo, estar enamorado no sería mucho más que pensar en otra persona cuando no está presente. Si seguimos esa premisa, cuando conseguimos que ella piense en nosotros, la hacemos experimentar los primeros síntomas del enamoramiento. Si la llamamos al día siguiente de conocerla, no daremos tiempo a que eso ocurra; no habrá una ausencia que le permita comenzar a enamorarse.
Concluimos entonces que, contrariamente a lo que se cree, si llegamos a establecer una conexión fuerte con ella, nos favorecerá darle un tiempo para que nos “extrañe”, y por eso no debemos contactarla inmediatamente. Aunque el corazón y nuestro entusiasmo nos digan que hay que llamarla al día siguiente, conviene esperar. Claro que si dejamos pasar más de una semana, lo más probable es que ella ya haya perdido la esperanza de que la llamemos y esté buscando otro hombre (o ya lo haya encontrado). Pero contactarla al día siguiente no suma nada: no le dimos tiempo para sentir nuestra ausencia y estamos dejando abierta la posibilidad para que piense que estamos desesperados por volver a verla. Es probable que así sea, pero un hombre desesperado no es atractivo.
CASO 2: Intercambio de información en pocos minutos de interacción
Ahora supongamos que nos fuimos con sus datos de contacto, pero no tuvimos un tiempo a solas con ella. Si, por ejemplo, hablamos de trabajo y surge en el diálogo una posibilidad laboral en conjunto, puede que hagamos un intercambio de teléfonos. Sin embargo, nunca hemos dejado de estar cerca de nuestros respectivos amigos o los suyos. Esto es típico de las pequeñas reuniones sociales, los cumpleaños de conocidos y los eventos en los que pasar un momento a solas suele ser realmente difícil.
Incluso es probable que ella haya hablado e intercambiado información con cinco personas más esa misma noche. Si la contactamos cinco días después, como en el caso 1, quizá ni siquiera recuerde quiénes somos. Tendremos que presentarnos y recordarle la situación, como cualquier desconocido. Por eso, en estos casos, no podemos dejar pasar más que un par de días si queremos llegar a algo con ella en el mediano plazo. Si la conocimos un viernes, lo mejor será llamarla o enviarle mensaje el sábado para invitarla a una fiesta o a una actividad social. Al contrario que en el caso anterior, sería descalibrado invitarla a comer a nuestra casa o a una cita íntima cuando nunca antes pasamos un momento a solas.
Conclusión:
Cuanta más conexión hayamos generado, más tiempo podemos dejar pasar antes del contacto. El límite máximo ronda la semana; más allá, el interés suele perderse. En los próximos posts, continuaremos ampliando este tópico y otras etapas del proceso de seducción.
*Martin Rieznik es director de LevantArt, escuela de seducción, y autor del libro “El juego de la seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres” Editorial Dibuks, Bs As, 2013.