IOR… un banco “ejemplar”

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El Nombre y la Acción

Cómo si la elección de su nombre no hubiera sido una declaración de principios lo suficientemente clara, Francisco expresó a viva voz su deseo: “¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!”.

Lo dijo en una audiencia para periodistas de todo el mundo a días del Cónclave del que salió electo Papa. Primero lo importante, pareció dar a entender.

Hombre de gobierno, acostumbrado a la ejecución práctica de sus políticas marcadas por las urgentes necesidades de sus fieles, Su Santidad no se quedo en el gesto nominativo y puso manos a la obra.

Dos temas quemaban la imagen de la Iglesia y del gobierno del Vaticano al momento de la renuncia de Benedicto XVI: los crímenes sexuales contra menores y las turbias finanzas del llamado Banco Vaticano, el IOR (Instituto para las Obras de Religión).

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A propósito de los escándalos sexuales, Francisco dio continuidad a la “tolerancia cero” hacia los crímenes de abuso, política iniciada por el Papa Emérito.

Respecto del segundo tema, Francisco decidió allá por mayo del año pasado que la Autoridad de Información Financiera del Vaticano firmara un acuerdo con el Banco de Italia para el intercambio de información referido al control de los flujos de activos.

Los mismos protocolos fueron firmados con diversas autoridades monetarias de otros tantos países, entre ellos EE.UU., referidos siempre al lavado de dinero del narcotráfico y el terrorismo internacional.

“No lo han detenido por ser la beata Imelda” respondió Francisco con cierto humor cuando fue consultado sobre el arresto del religioso Scarano en el marco de escuchas judiciales relacionadas al transporte de millones de Euros.

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La medida más reciente y sonora en el mismo sentido fue el reemplazo de 4 de los 5 cardenales miembros de la comisión que debía controlar el funcionamiento del IOR. Entre ellos se encontraba el poderoso miembro del establishment de la Curia Romana, el cardenal Tarcisio Bertone, muy cuestionado en el entorno de las sospechas de lavado de dinero.

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El Papa Francisco no solo ha operado con inmediatez, sino que cortó profundo y afectó intereses endémicos de un sector económico con ramificaciones mundiales. Ya nadie puede tener dudas de que irá a fondo en su afán de “reparar su iglesia”.

La búsqueda de transparencia en las finanzas vaticanas concentradas en el IOR seguramente no se agotará en decisiones técnicas por la transparencia en sí. Si tomamos en cuenta que Francisco ya ha decidido que los conventos vacíos sean destinados a dar cobijo a los refugiados, no es aventurado inferir que la buscada “honestidad financiera” sea un paso previo hacia “una Iglesia pobre y para los pobres”.

El ejemplo

¡La Verdad y la Mentira son tan simples!

Basta con poner en paralelo las palabras con los hechos y el resultado será la armonía o la contradicción.

Ante la armonía, uno puede suponer la casualidad y ante la contradicción, justificarla con el error inocente. Pero si agregamos a la ecuación los términos consecuencias y beneficios

Por ahí lo he escuchado decir a Perón que para cambiar un sistema no hay que destruirlo, sino modificar las estructuras que lo conforman y el sistema se modificará solo consecuentemente, en el grado que se requiera

La actitud de Francisco respecto del IOR lo convierte en un ejemplo de esto último. Si la pelea es contra el lavado del narco y el terrorismo, la batalla se debe dar sobre las estructuras que sustentan el sistema financiero del lavado.

¿Cómo podemos interpretar ese ejemplo de Su Santidad contrastado con las medidas nacionales que alientan el “blanqueo”? ¿Cómo creer en una lucha sin cuartel contra delitos internacionales si mantenemos intactas y alentamos las estructuras que lo sustentan?

Triste nuestra realidad si uno de los bancos más sospechados, manejado por un grupo de poder cerrado y secreto, termina siendo un ejemplo a seguir gracias a las políticas de un compatriota que somos incapaces ni siquiera de imitar.

La Verdad y la Mentira son muy simples, pero si alguien las oscurece, recordemos lo que dijo Napoleón: “Un ejemplo suele aclararlo todo”.