Por: Daniela Escribano
Dijo que le habían ofrecido muchas cosas, que esperaba que le llegara “el proyecto”, y en eso estaba cuando anunció que ese proyecto se llamaba “Zapping”, el famoso y conocido “Zapping”, el del “todooooos” de Julieta Prandi y el que los acuñó hasta a Horacio Cabak y Amalia Granata como dupla de conductores.
La vuelta, además de un retorno a la TV tras la maternidad y un alejamiento de Canal 9, significaba también otros regresos: del programa, primero, y de “la ex Colorada” a América, luego de una salida intempestiva de “Intrusos”, y de una pela con Jorge Rial y toda la empresa para cruzarse a la otra vereda y erigirse como competidora principal de su ex casa.
Desde esa trinchera, Canosa supo demostrar que era una muy buena conductora, que sabía manejar tiempos, que no tenía furcios y que podía ser simpática y antipática según sus intereses y gustos.
Tuvo su crítica masiva más resonante cuando volvió de Haití y la historia híper machacada de la adopción que no fue, y no dejó de repetir jamás que estaba cansada de los chimentos (la pileta en la que mejor sabe nadar) y que quería hacer algo “más social”.
Sin embargo, de entre las propuestas que tenía a disposición, optó por “Zapping”, un ciclo híbrido, de archivo, tradicionalmente de entretenimientos, un poco irónico, también humorístico, también dinámico, también “blanco”.
Eso cuando estaban “el Pelado” y Prandi. Eso cuando estaba guionado y la estructura era “tape- remate” “informe- cierre”, “copete-material” y “archivo-conclusión”. Eso cuando no estaba Canosa. Eso cuando no conducía Doña Rosa…
Es que sin desmerecer a “la señora de su casa”, la espectadora cautiva que se apasiona con los contenidos de la pantalla, se pelea, opina como si los personajes fuesen sus parientes, o como si conociera “la verdad de la milanesa”, uno esperaría de los animadores de la TV un “porotito” más, una voz autorizada y calificada, una opinión más sofisticada, o por lo menos una acotación ingeniosa y/o inteligente.
Pero acá Viviana decidió ser “una comentarista más”, sin acotaciones elaboradas y sin guión, justamente la nave insignia de esta productora, estructurada, prolija si las hay, con un timing “inglés”, que acá se evaporó.
Una aproximación a esta nueva etapa de la empresa “comandada” por Diego Guebel habíamos registrado con el “CQC” de Pettinato y sus licencias para decir más de lo que siempre dijeron Mario Pergolini y Ernestina Pais en sus tiempos de conducción.
Pero aquel Pettinato al lado de esta Canosa es una miga de pan porque si a él se lo pudo ver un poco distanciado del “protocolo para ser hombre de negro”, a ella se la ve totalmente alejada del prototipo “4k” de “palabras justas” y no “versos interminables”.
Se la ve como en el living de su casa, en una posición poco ortodoxa para el escritorio, pero muy de ella y “Los profesionales de siempre”, jugándola de canchera y relajada, pero al borde del mal paso todo el tiempo.
Si quizás se escribiera en un papelito antes del vivo qué es lo que realmente quiere decir de cada cosa, y si lo hiciese sin irse por los ramas, con un toque de ironía, quizás así, tendríamos una buena combinación (buena conductora y buenos comentarios) para un buen producto.
Porque “Zapping” sigue siendo un buen raconto de archivo, sigue distinguiéndose de “TVR” porque dirige la orquesta tres tonos más abajo, con la conocida locutora poniéndole color, abrazando lo bizarro y riéndose de lo incongruente.
Es difícil creer que esta haya sido la propuesta que siempre esperó Canosa. Se siente raro cuando se la ve en esta chiquita y rústica escenografía, separada por apenas unos centímetros de sus panelistas, desnuda ante su público, sin guión.
Porque no hay que confundir “informalidad” y “naturalidad” con improvisación; nada mejor que ser “cool” con fundamento, una justificación pensada, un remate que funciona y que fue probado con antelación.
Sos buena conductora, dejate guionar, dale que sí….