Por: Daniela Escribano
Veinti tantos tenía Adrián Suar cuando pensó que aquel juego que fanatizaba a los chicos en los recreos de la escuela podía convertirse en un éxito televisivo y que debía ser en El Trece, con Hugo Di Guglielmo a la cabeza, porque en ese entonces no era un terreno natural para las grandes telenovelas rosadas que sí se producían en otros canales.
De hecho, en sus ollas, se habían cocinado muy buenas ficciones como “Nueve lunas”, “Los Machos” y “De poeta y de loco”. No obstante, este rubio, “chueco”, conocido por “Pelito” y adorado tercer primo de “La banda del Golden Rocket” proponía algo distinto.
“¿Suar productor?” “¿El galancito va a ser novelas?”, se escuchaba en muchos pasillos callejeros y televisivos. Y como los pingos se ven en las canchas, ahí fue él a ponerse el traje del “Nene” Carrizo para salir a jugar el partido de su vida con “Poliladron” y generar, entre otras cosas, una de las imágenes más legendarias de la TV: aquella en la que explota ese gran galpón y él hace cuerpo tierra propulsado por la eclosión.
No eran grandes actores los que componían el elenco, pero sí eran distintos a lo que siempre se había visto o escuchado. ¿O acaso no nos acordamos todos del gran Diego Peretti personificando al “Tarta”? Algo había en estas nuevas figuras de la tele que no exageraban su interpretación, sino que la hacían natural, verdadera y creíble.
La escenografía ahora tenía luz natural y cuando se abrían puertas, se veía la calle, y no una maceta perdida en la oscuridad. Le empezamos a creer a los actores, pero también creímos que los lugares eran reales y que en la cocina se podía cocinar, que atrás de la ventana había un cielo y que las celdas de las cárceles tenían barrotes de verdad.
Le bastó “Poliladron”, una deuda y quedarse sin plata a los pocos capítulos para recibirse también de “productor codiciado”, “genio de las ideas”, “inventor de la nueva televisión” y “exclusivo de Canal Trece”.
Desde ese momento, fue para él, soplar y hacer botellas, en muchos casos, y ver como la cosecha se estropeaba, en muchos otros.
Con “Gasoleros”, la luz que entraba por las ventanas de los decorados se hizo más nítida, y pudimos descubrir algo más: que personajes de TV no eran solo empresarios, huérfanos, mucamas, niños bien y chicos pobres con padres ricos, sino que también podían serlo taxistas, colectiveros, desocupados y rockeros.
El éxito fue tan arrollador que, sin ser éste un ciclo para adolescentes, en los boliches sonaba “Gasoleros, no hay dinero, alma sola vagando por la ciudad” y la sabían todos.
“Costumbrismo”, llamaron a esta nueva tendencia televisiva. Un mundo mucho más chico, más íntimo, del “vos y yo”, y del “yo que soy como vos”, de las vacas flacas, las billeteras vacías, los trabajos populares, los clubes, los bares, los amigos y el deporte como protagonista.
Y el costumbrismo le rindió mucho, muchísimo. Y cuando no le rindió, se animó a la novela, al culebrón exacerbado de “Padre Coraje”, “Soy Gitano” y “Malparida”. Y cuando quiso darse lujos, parió uno, dos y tres unitarios, el género que más le gusta hacer, según sus propias palabras, y el que menos ganancia le deja.
Su primera gran frustración la experimentó aquel año en que “Vulnerables”, el gran programa de terapia y actuaciones para nunca más olvidar no se llevó el merecido Martín Fierro de Oro. Por eso es que por muchos años no fue a la entrega y por eso también, merecidamente claro, se ganó luego muchas estatuillas de este color.
“Pol-ka” era su abuela y “Pol-ka” es el nombre de su productora. Quizás por esta asociación de nombres y de vidas longevas es que cada vez que parece que la suerte no acompaña, Suar tiene la capacidad de agarrar el timón y volver a los orígenes de su empresa: quizás convocando a las caras más asociadas con su productora, o sacando de la bitácora personajes entrañables – como Guevara-, o poniéndose los botines y saliendo él mismo a jugar el partido.
“20 años no es nada”, reza un dicho, pero en términos televisivos es tanto, más que mucho. Firme ante las rayos poderosos del rating, las sudestadas del zapping y el sube y baja del éxito y del fracaso.
Decir “Pol-ka” es hablar de Roxi, la “madre Patria” de “Gasoleros”. Es hablar del debut de Dady Brieva como actor de ficción. De Ciro D´Alessandro y la exitosa prueba de Juan Carlos Calabró como actor dramático, o de Alfredo Casero en esa misma senda.
Es también hablar de los viejos actores “recuperados”; los que volvieron después de años a lucirse en un set televisivo. Es dar cuenta del gran gusto de Suar por los cuentos que se concentran en brigadas policiales, rings de boxeos o canchas de fútbol. Es hablar de actrices fetiches como Nancy Dupláa, Natalia Oreiro, Julieta Díaz, Marcela Kloosterboer, María Valenzuela y Mercedes Morán. Y también de actores: Osvaldo Laport, Mariano Martínez, Oscar Martínez, Luciano Castro y más.
“Pol-ka” es “Dominichi” en la escena con Ines Estévez. Es Carlín Calvo en “RRDT”, es Suar bailando salsa, Natalia Oreiro haciendo pareja con Facundo Arana, es poca plata y sesiones de terapia. Es Julio Chávez y el “Vasquito” de Belloso. Es “Lombardo” y los “Amaya” y “Heredia”. Es actores que nunca estuvieron – Echarri, salvo por una mini participación en “Socias” -y preferencia por los tríos protagónicos femeninos.
¡Feliz cumpleaños!