Por: Fabricio Portelli
En los últimos cinco años se duplicó la cantidad de turistas que recorren los caminos del vino en las provincias productivas argentinas, con Mendoza a la cabeza. Allí, afloran día a día alojamientos, restaurantes y propuestas cada vez más arriesgadas en un marco imponente, donde los viñedos, la naturaleza y los sabores son los protagonistas indiscutidos.
La provincia de Mendoza es una de las principales capitales vitivinícolas a nivel internacional, por lo cual año tras año atrae a más visitantes de todo el mundo que llegan a conocer sus viñedos y bodegas. Más allá de sus atractivos naturales, con la cordillera de los Andes que custodia todo el paisaje, Mendoza ofrece a los amantes del vino la posibilidad de comer y hospedarse entre los viñedos más famosos del país.
Además de las clásicas propuestas de las bodegas, cada vez hay más y mejores alternativas para disfrutar durante un viaje a la cuna del Malbec. A continuación: de lo nuevo, lo mejor.
Luján de Cuyo
Entre Cielos
Enclavado entre los viñedos e inspirado en la belleza natural de Vistalba, este nuevo hotel de lujo se compone de tres edificaciones en las que se distribuyen quince habitaciones que homenajean la producción del Malbec. Tanto los nombres de los cuartos como los colores empleados en su decoración remiten a descriptores aromáticos y visuales de la variedad emblemática argentina. En el restaurante, el plato fuerte es el asado al grill, sobre todo si se lo acompaña con alguno de los vinos que descansan en la bodega del hotel.
Otro de los atractivos de este alojamiento es el spa, donde se ofrecen exclusivos tratamientos de vinoterapia para relajarse y disfrutar de un entorno verdaderamente encantador.
Finca Adalgisa
A sólo 20 minutos del centro de la ciudad de Mendoza y cerca de Chacras de Coria, esta típica casona mendocina de principios del siglo XX fue convertida en hotel boutique una década atrás. La Finca, que ya se convirtió en un clásico del turismo enológico, cuenta con once habitaciones con vista a la viña y los árboles frutales que ocupan más de la mitad de su superficie, aproximadamente dos hectáreas. Además de visitar la bodega y participar de clases de cocina (altamente recomendadas por la publicación Trip Advisor), por las noches es muy acertado disfrutar del vino Finca Adalgisa y de unas tapas en la acogedora sala de degustación, situada dentro de la pequeña bodega.
Bistró Chandon
El restaurante de la bodega Chandon se alza en los parques del predio de su champañera en Agrelo. Este proyecto comenzó a raíz de las repercusiones positivas que tuvieron los maridajes que elaboraban para los turistas, por lo que en la bodega decidieron redecorar el antiguo espacio de degustación, poner unas mesas y armar un menú. Más que un restaurante, la idea es que los visitantes degusten los espumantes a partir de acuerdos pensados para que sobresalgan las cualidades de cada una de las etiquetas. Tanto es así que el propio chef es quien se acerca a las mesas para explicar a los comensales cómo fueron pensados los maridajes y qué se busca resaltar de cada vino. Lo más interesante de este espacio es que es el único restaurante de bodega que ofrece comer con espumantes. Es recomendable pedir el menú degustación, que se compone de seis platos acompañados con cuatro etiquetas distintas.
Además, ofrecen otras actividades, como clases de maridaje, concurso de corte (degustación guiada de vinos bases de espumantes y armado de cortes) y Chandon Night, eventos para grupos de más de 50 personas en los que el DJ y la barra de tragos a base de espumantes son los protagonistas
Valle de Uco
Tupungato Divino
En el corazón del Valle de Uco, entre muchas de las bodegas más famosas del país, se sitúa Tupungato Divino, un nuevo lodge y restaurante de neto perfil rural que se alza entre cinco hectáreas de viñedos y las montañas. Las habitaciones son amplias y confortables, con grandes ventanales que permiten apreciar la vista de la cordillera de los Andes.
En el restaurante, todos los mediodías la chef Martita Abraham no sólo prepara los platos de estación, sino que complementa la atención de los comensales sirviendo y explicando cada uno de ellos. Un dato para tener en cuenta a la hora de elegir la comida es que los vegetales que allí se sirven provienen de una huerta propia, lo que garantiza su calidad y frescura. Además, cuenta con una amplia carta de vinos elaborados en bodegas y terruños de la zona.
La Tupiña Bistró
En la localidad de Gualtallary, Lucas Bustos –uno de los chefs más prestigiosos de la región– se encuentra al frente de los fuegos del restaurante que eligen los bodegueros para recuperar energías después de un largo día en la finca. La premisa de este bistró es que los platos sean elaborados con productos regionales respetando las recetas mendocinas tradicionales. Además, todos los vegetales empleados en las preparaciones provienen de una huerta propia. Los imperdibles de La Tupiña son las empanadas, el chivito a la cacerola, los huevos quimbos, la ambrosía y todos los platos elaborados en el horno de barro. Es, sin dudas, uno de los restaurantes rurales más bellos de todo el Valle de Uco.
Posada del Jamón
Situado en Vista Flores, este restaurante se caracteriza por su ambiente cálido y familiar y la dedicada atención de sus dueños, Miguel Cairo y María Mabel Bordoy. Todo comenzó cuando la pareja decidió abrir un local para servir sándwiches al paso y fiambres para llevar. Sobre la marcha, el proyecto tomó otro rumbo y decidieron inaugurar un restaurante especializado en platos a base de cerdo. Con el paso del tiempo, la Posada del Jamón se ha transformado en una clásica parada del Valle de Uco para comer platos muy sabrosos acompañados de los mejores vinos de la región. Cada mediodía se llena de enólogos y agrónomos de la zona.
Almacén de Uco
Sobre la Ruta 89, en el Manzano Histórico de Tunuyán y frente al cerro Punta Negra, se alza este complejo gastronómico donde los protagonistas son los platos al horno de barro, los fiambres y embutidos caseros (jamón crudo, salame y bondiola, entre otros), los costillares a la llama y el chivito de montaña cocinado a fuego lento con leña de algarrobo. Estos manjares son acompañados con los mejores vinos del Valle de Uco, que descansan en la cava, y las imperdibles vistas de la Cordillera.
Tupungato Winelands
Es un proyecto único que rescata el concepto de wine country combinando golf, polo, lotes para viviendas y parcelas de viñedos con las que los propietarios privados podrán elaborar sus propios vinos en una bodega que pronto se comenzará a construir y cuyo enólogo asesor será Michel Rolland.
Posee un restaurante abierto al público al mando del joven cocinero Pablo del Río, quien con muy buena mano propone una gastronomía sabrosa, bien genuina del lugar, respetando siempre los productos y sus sabores originales. A poco de estar abierto, ya se ha transformado en un sitio obligado de reunión de bodegueros y enólogos que trabajan en la zona, algo que, sin dudas, representa un atractivo adicional.
Otra de las características que le aportan identidad a este barrio-finca privado es su topografía quebrada, con cerrillos y cañadones, que fueron especialmente tomados en cuenta para la disposición de un espectacular campo de golf de 18 hoyos diseñado por la firma mundialmente reconocida Adam Golf Design.
Asimismo, Tupungato Winelands también ofrece un club de polo con dos canchas y sumará un club house a modo de centro social y de encuentros.
Killka
Si bien no es una novedad, este centro cultural perteneciente al grupo Salentein no se puede dejar de lado en ningún ranking enoturístico, mucho menos en una visita al Valle de Uco. Se trata de un complejo artístico y gastronómico que integra dos salas de arte con obras nacionales e internacionales, un auditorio, un restaurante y un wine shop. Además, en la misma finca se sitúa la Posada Salentein, integrada por las casas de campo Los Sarmientos y Los Zarcillos, entre viñedos de Merlot y Pinot Noir. Un clásico y pionero del enoturismo argentino.
Mendoza Capital
Siete Cocinas
En la ciudad de Mendoza, el restaurante Siete Cocinas es la mejor alternativa para degustar platos ricos y genuinos de la provincia, que no dejan de lado la sofisticación. Como su nombre lo indica, este nuevo local ofrece preparaciones de las siete regiones gastronómicas argentinas, interpretadas de una manera simple por el gran chef Pablo del Río.
Con capacidad para 70 comensales, el elegante salón con cocina a la vista se completa con una cava para diez personas y una barra con una original carta de tragos. El menú de pasos, que varía mes a mes, se compone de cinco etapas: Metropolitana/Mar, Litoral, Pampa/Cuyo, Patagonia y NOA. Su esencia se basa en tres ideas fundamentales; producto regional, técnica autóctona y receta.