Por: Adriana Santa Cruz
Según el Diccionario de la lengua española, un párrafo es “cada una de las divisiones de un escrito señaladas por letra mayúscula al principio de línea, y punto y aparte al final del fragmento de escritura”. Sin embargo, esta definición no nos aclara nada acerca de cómo lograr párrafos bien construidos que son la base de un texto bien redactado.
Todo párrafo debe constar de una idea central, que por lo general se sintetiza en una oración llamada oración temática, –que orientará el desarrollo del párrafo–, y de oraciones secundarias, que sostienen la idea principal. Por ejemplo:
Las lecturas enfrentan límites definidos por lo que los lectores saben y pueden hacer con lo aprendido en otros lugares (en la vida, en textos anteriores, en la escuela) [oración temática]. Hay lectores que comienzan el recorrido por el paisaje de los libros equipados con todo lo necesario; pero también hay lectores que no han recorrido otros paisajes ni han aprendido en ninguna parte cuáles son las estrategias para cazar sentidos en la red de los textos; hay lectores que están casi presos en un solo paisaje. “El lector y sus límites”, Beatriz Sarlo.
Los párrafos, además, tienen que cumplir las siguientes características, que son las que también debería cumplir el texto en su totalidad:
Unidad: una sola idea principal.
Cohesión: relación entre las diferentes oraciones del párrafo. El uso correcto de signos de puntación, conectores, verbos, pronombres y sinónimos permite la cohesión dentro del párrafo.
Coherencia: relación del párrafo con el eje temático del texto y, dentro de este, la relación de las ideas secundarias con la idea principal. Un párrafo coherente presenta las ideas a partir de una adecuada progresión temática.
Extensión: por supuesto, no hay reglas fijas para la extensión de los párrafos, y esta depende del género del texto y de la intencionalidad del emisor. Sin embargo se recomienda, por lo general, no abusar de los párrafos largos porque siempre resultan más engorrosos para leer y provocan más errores en el momento de la escritura. En este sentido, es importante saber cuándo poner punto aparte –separa dos párrafos distintos, que suelen desarrollar, dentro de la unidad del texto, ideas o contenidos diferentes.
A partir de lo anterior podemos enumerar algunos consejos para conseguir párrafos bien construidos y eficaces para nuestros textos:
-No mezclar, dentro de lo posible, párrafos muy largos con otros demasiado breves.
-Presentar la información en forma ordenada y progresiva.
-Cuidar la puntuación.
-Evitar las repeticiones innecesarias ya sea de palabras o de conceptos.
-No alterar el orden oracional sin ninguna finalidad.
-Revisar la información para que no se filtren contradicciones.
Finalmente, una vez escrito el texto, se puede revisar cada párrafo verificando que responda a una pregunta. Por ejemplo, en la cita anteriorde Beatriz Sarlo, se puede reponer: ¿Cuáles son los límites que enfrentan los lectores? De esta manera, con una pregunta concreta, será más fácil lograr una respuesta que resulte un párrafo bien redactado.