Por qué razón tenemos 2 orejas y 1 boca?…

#CoachingPersonal

“El 80% de la efectividad en una conversación está basado en la escucha.
No en vano tenemos dos orejas y una sola boca”

El arte creativo de conversar

Con-versar es “versar con”, dicho de otra forma: dar vueltas juntos sobre la misma cuestión, ya que, si con-versamos sobre cuestiones diferentes estamos mono-logando.

La palabra conversar viene del latín “conversāre” que significa “conversión”.

A medida que vamos conversando nos convertimos en alguien distinto, nos transformamos a través de la palabra. Una persona nunca será la misma después de haber conversado con otra, un equipo de trabajo se transforma de acuerdo a las conversaciones entre sus miembros. Esto es porque las conversaciones no solamente modifican las acciones y los resultados, también modifican a la persona misma. Una organización es como es porque las personas que la forman son quienes son.

La mayor parte de nuestro día nos lo dedicamos a conversar, estamos en una era en donde no solo podemos conversar personalmente, si no que también podemos hacerlo vía mensajería instantánea, emails, teléfono celular, mensajes de texto, etc.

Cada vez estamos necesitando más distinciones para conversar. Las reuniones son conversaciones, los encuentros inesperados son conversaciones, los pedidos los hacemos a través de conversaciones, la venta es una conversación, diseñar futuro es una conversación, reinterpretar tu pasado es modificar una conversación y así podríamos enumerar infinidades de cosas…

Muchas veces hablamos mucho pero decimos muy poco. Muchas veces hablamos poco y decimos mucho más de lo que nos gustaría decir. Muchas veces decimos lo que creemos adecuado. Pareciera que conversar es un acto que requiere de toda nuestra creatividad… podríamos decir que la comunicación humana es casi un milagro.

Conversar es como andar en bicicleta

Cuando aprendimos a andar en bicicleta teníamos que estar atentos a nuestra capacidad de equilibrio, a pedalear a la vez que manejábamos el manubrio, a mirar de no tropezarnos o caernos… Poca energía quedaba desde este espacio para observar el paisaje, disfrutar del viento en nuestro rostro ó simplemente pasear. De alguna manera no estuvimos preparados para todo eso hasta que no aprendimos “primero, lo primero”.

A la hora de conversar igual nos pasa. De pequeños solo nos enfocábamos en decir “bien” las palabras, luego fuimos encontrando la manera de armar oraciones y así llegamos al día de hoy pudiendo, en algunos casos, definir exactamente qué pensamos a través de una conversación.

Tal vez cuantas más distinciones tengamos a la hora de conversar, más posibilidades de “disfrutar el paisaje o pasear” tendremos.

A la hora de conversar la mayoría de las personas solo se enfoca en poder decir todo lo que desea decir de la mejor manera posible, procurando ser comprendido. Esto es de suma importancia, ya que es parte fundamental a la hora de conversar que los demás sepan cuál es mi punto de vista. Pero pareciera que con eso no basta…

Los seres humanos vivimos en el lenguaje como peces en el agua, muchas veces nos pasa en transparencia y no somos conscientes de él. A través de la palabra pensamos, nos comunicamos, reflexionamos, nos expresamos, opinamos. A través de las conversaciones que nos relacionamos con el otro, constituimos equipos, organizaciones, sociedades, proyectos.

Según sea nuestra calidad de conversación con alguien es la calidad de relación que tenemos con esa persona (y viceversa). Es a través de conversaciones que coordinamos acciones (comunicación significa, también, acción en común).

Aprender a comunicarnos, a escuchar al otro, a diseñar conversaciones, es una competencia cada vez más necesaria, tanto a nivel personal como profesional y empresarial.   La conversación es un medio que nos posibilita generar confianza, efectividad, respeto y bienestar.   Las conversaciones que mantenemos determinan nuestras relaciones. Lo que hablamos y escuchamos, lo que nos decimos a nosotros mismos, determina el mundo de acciones que es posible para nosotros. Por ello el desarrollo de nuestras competencias conversacionales puede llevar a nuestra vida mayor efectividad y bienestar.

Los seres humanos somos seres parlantes. Necesitamos y amamos hablar, pues este don nos permite conocernos, conocer y armonizar la convivencia social.

Conversamos para obtener o dar información, motivar, entretener, convencer o persuadir.

Hablar nos da la posibilidad de comunicarnos pero no la garantiza, pues saber hablar no significa saber comunicarse. A juzgar por las estadísticas de divorcios, rupturas comerciales y violencia creciente, pareciera, más bien, que son pocos los que conducen sus conversaciones de manera lo suficientemente adecuada, que les permita obtener el resultado deseado.

Aprender a conversar: escuchando empáticamente

Así como hemos aprendido a andar en bicicleta también podemos aprender a conversar. Uno de los puntos que creemos fundamentales a la hora de conversar es, como dice Stephen Covey en su libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, procurar primero comprender.

Cuando sacamos el foco de nosotros para ponerlo al servicio de los demás, estamos liderando.

Las conversaciones también son un espacio en el cual podemos ser líderes.

Procurar primero comprender supone un cambio de paradigma muy profundo. Lo típico es que primero procuremos ser comprendidos. La mayoría de las personas no escuchan para comprender, sino para contestar. Están hablando o preparándose para hablar. Lo filtran todo a través de sus propios paradigmas, leen su autobiografía en la vida de otras personas.

La escucha empática entra en el marco de referencia de la otra persona, es ver el mundo como lo vería la persona que habla. Empatía no es simpatía. La simpatía es una forma de acuerdo, una forma de juicio. Y a veces es la emoción y la respuesta más apropiada. Pero a menudo la gente se nutre, se alimenta con la simpatía, lo cual la hace dependiente. La esencia de la escucha empática no consiste en estar de acuerdo; consiste en comprender profunda y completamente a la otra persona, tanto emocional como intelectualmente.

En resumen, podríamos decir que conversar es procurar primero comprender, luego procurar ser comprendido.

Siempre que estemos dispuestos a comprender podremos tener la posibilidad de conocer nuevos mundos, nuevas formas de pensar y así enriquecernos y aumentar nuestra capacidad de liderazgo. Vivimos en conversaciones, nos guste o no. Esto incluye la conversación que en este momento estás teniendo con vos mismo.

Por eso tenemos 2 orejas y 1 boca… para escuchar el doble y hablar la mitad…

Que tengas un lindo día!

Agostina Fasanella
Y el Equipo de Liderarte Consultora
http://www.liderarte.com.ar