Por: Agostina Fasanella
Imaginate que, cuando nacés, antes que pudieras abrir los ojos, te ponen un par de anteojos con los cristales de color AMARILLO… Cómo creés que verías el mundo hoy? …
Si tu respuesta fue “amarillo”, tengo que decirte que no… seguramente lo verías NORMAL y te darías cuenta que los cristales eran amarillos cuando te sacás los anteojos y podés distinguir que existen otros colores…
En la vida en general existe un lugar de transparencia en donde creemos que lo que nos pasa es lo “normal” y no nos damos cuenta de lo “amarillo” que estamos viendo todo.
Cuando nos sacamos los anteojos tenemos una sensación muy parecida a la de Arquímides cuando dijo “¡Eureka!”, un mundo nuevo de colores se abre ante nosotros…
Pero, para que un “momento eureka” tenga lugar es imperiosamente necesario que estemos abiertos a ese cambio de mirada, caso contrario, nuestro cerebro emocional resistirá por completo cualquier “paleta de colores” diferente a la utilizamos habitualmente.
Una vez que aceptamos la existencia de nuestros hermosos “anteojos amarillos”, podemos adquirir la capacidad de incorporar nuevos colores a nuestros cristales de la vida.
También las personas con las que compartimos nuestra vida tienen cristales propios y no siempre son iguales a los nuestros en color. Es así como elegimos a los que llamamos amigos, podemos decir que sus cristales están “en la misma gama de colores” que los nuestros. Y es así como también rechazamos a las personas que sentimos que “no combinan” con nosotros.
Posiblemente el desafío no resida en elegir un color determinado y perpetuarlo, sino en darnos cuenta (ser consientes) que aquello que percibimos siempre va a estar teñido del color de los cristales que elegimos en cada etapa de nuestras vidas.
Así que te invito a disfrutar de la interminable gama de colores que nos ofrecen los cristales de la óptica de la vida!
Linda y colorida semana para todos!
Agostina Fasanella
Coach Ontológico
Liderarte Consultora