Maldito licor, parte 3

#EstoEsRusia

El Alcohol está matando a los hombres rusos. No es algo reciente, está ocurriendo hace siglos pero no por eso deja de ser impactante. Sobre todo al leer la estadística: la esperanza de vida de un hombre en Rusia apenas supera los 60 años. Una posición de país tercermundista.

De hecho Rusia está en el lugar 164 del mundo en este ranking. Mientras, los hombres argentinos tienen una esperanza de vida de casi 74 años, ubicando al país en el puesto 69 de lista.

Evidentemente que la diferencia entre un fernet con coca y un vodka no explica por completo el fenómeno. Pero es un factor, y uno importante.

Los rusos no son los campeones mundiales del consumo de alcohol, pero sí están dentro de los cinco primeros. Se calcula que 100 millones de rusos lo consumen (de una población de 141 millones). La cifra dice que cada ruso bebe casi 16 litros de alcohol puro por año. Si lo llevamos a la realidad significa que en promedio cada habitante de este país se bebe casi 60 botellas de vodka cada 365 días…impresionante.

Desde ese lugar de “expertos”, los rusos han investigado sobre las posibilidades de esta sustancia. Incluso los científicos están desarrollando el vodka en forma de pastillas. No obstante, y pese a los esfuerzos de los hombres de ciencia, las autoridades han iniciado una campaña para disminuir el consumo de alcohol. Aquí las restricciones al horario de venta, el aumento del impuesto específico al alcohol y el alza en el precio mínimo del vodka son las armas principales. Sin embargo, es muy difícil generar un cambio en una sociedad que no solo es permisiva ante el consumo, sino que también ante el abuso del alcohol.

De hecho el gobierno ha tratado de frenar el consumo excesivo de alcohol hace décadas. Un iconico afiche de la época comunista lo demuestra. Sin embargo, la insistencia con estas campañas demuestra el poco éxito que han tenido.

Lo más notorio ha sido la restricción a la venta nocturna. Primero fue con el alcohol de más de nueve grados. Con esto la cervezas de final de fiesta y a toda hora seguían siendo un clásico, pero también las emprendieron contra su venta luego que fuese declarado “alcohol” por las autoridades. Desde que comenzó el año la prohibición para la publicidad de bebidas alcohólicas es casi total.

Con el alza de impuesto el gobierno ha aumentado su recaudación enormemente. Sólo durante los primeros nueve meses del año pasado la el ingreso por concepto de tributación a la producción e importación de bebidas alcohólicas aumentó 24% respecto al año anterior.

Pero el peligro está que ante el aumento del los impuestos y el precio, los rusos comiencen a consumir destilados caseros. Cosa que saben hacer muy bien.

Es una obviedad, pero está claro que los cambios culturales de este tipo son muy difíciles de lograr. Y, desafortunadamente, la íntima relación de los rusos con el alcohol no da muchos motivos para ser optimistas.