El pulmón de las deshoras

#TodasMisPalabras
Budapest

“La verdadera generosidad para con el futuro consiste en entregarlo todo al presente.”
Albert Camus

… Y cuando las horas se convierten en arena; y cuando los relojes firman un acuerdo para dejar de funcionar, entonces, las entre líneas.

“Cuando eres joven piensas que habrán muchas personas con las que podrás conectar, luego avanzando en la vida descubres que ocurre contadas veces.” Ésta es una de las frases de Céline que quedo agendada entre mis notas mentales. “Conectar”, una palabra que día a día se hace más frecuente, y sin embargo, no en el contexto al que se refiere Céline.

Nos mostramos tan conectados en el aspecto tecnológico, que en ocasiones nos desconectamos de nuestras sensaciones. Nos desconectamos de nuestra capacidad de escuchar al otro, de compartir el sonido de la risa; de decir gracias, por favor o buenos días. Nos desconectamos de la simplicidad y la belleza de una conversación con tendencia infinita, café mediante; o de caminatas relajadas, opiniones de por medio.

Cada vez que me acuerdo de la primera vez que vi Antes del Amanecer, vuelvo a enamorarme de la trilogía desde el punto de ignición. Richard Linklater cuenta con un talento especial: plasmar una conexión que trasciende la pantalla (y los años), invitándonos a ser testigos de una historia que se refiere a las conexiones en forma íntegra. Es así como, a pesar de que el vínculo de Jesse y Céline se desarrolla en el plano de una relación amorosa, su temática podría hacerse extensiva a nuestros vínculos en general: las primeras conversaciones, la sensación de que no existe el tiempo, el sentirse cómodo con el otro, el soltarnos y dejarnos llevar… Y así como en la historia de los dos protagonistas, las relaciones se van moldeando con el paso del tiempo; nos creemos más cerca, nos distanciamos; la confianza comienza a desenvolverse sin esfuerzo, o se ve corroída por las barreras que construimos por delante.

“Conectar”. Sí, conectar con otros; conectar con la mirada; conectar a través de las palabras (algo que intento cada día, todos los días); conectar a través de la música, de las intenciones, de las experiencias; conectar en los silencios; conectar con uno mismo.

Supongo que podría definir “conectar” como el pulmón de las deshoras. Conectar es cuando el tiempo tiene ganas de mutar a elástico, y nos envuelve adaptándonos al otro; es como sentirse cómodo en la piel del que está del otro lado; reconocernos en su forma de ver la vida, y esto puede darse en cualquiera de los vínculos que creamos, porque somos CREADORES. Creo que conectar es una cuestión de armonía, y se refleja mejor en una letra de Spinetta que también quedo agendada entre mis notas mentales: “Sin encuentro la armonía no tiene piel”. Si conectar es el pulmón de las deshoras, entonces el encuentro es como respirar.

A continuación, propongo ser quién ponga el aire con una lista de escenas de la trilogía:

… Y como todo está conectado con todo: los puentes también conectan