Por: Sol Iametti
“En mi caso, no viajo para ir a un lugar en particular, sino por ir. Viajo por el placer de viajar. La cuestión es movernos”.
Robert Louis Stevenson
Empezar el año en movimiento. Empezar el año con un viaje. Afianzarse a la tierra solo para seguir en movimiento. Ser el movimiento.
Hace unos días, una frase se plantó en mi pantalla: soy el movimiento.
Así empezó el año, con un viaje, un regreso.
La Cumbre me recibió con un cielo cubierto y las sierras apuntalando al contraste. Después de 12 horas de micro, de curvas y de transiciones del paisaje, mi estadía parecía plagada de momentos tan efímeros como inolvidables.
El aroma a peperina me había vuelto a encontrar estirando su mano a través de la bombilla, y la lavanda competía con el rosal por deslumbrar en el umbral, tan etéreo como auto confidente.
Sólo horas me separan de mi regreso a Buenos Aires. Rearmo mi bolso. Me rearmo. Debo salir a buscarme. Una parte de mí en la terminal, otra divagando por los caminos de tierra; una cuota mía prendida del celeste y el amor por el café en el Aeroclub, viendo la valentía desprenderse en colores desde una avioneta. Y llueven siluetas. En La Cumbre llueven siluetas.
Finalmente me toca buscarme en el último atardecer de mi estadía. Ahí estoy, conjugada a futuro, con mi sombra persiguiendo la dirección del sol, esperando el renacer de un mapa en el cielo, la cartografía estelar.
La Cumbre me devora con poemas de polvo, trizas geográficas de un lugar del mundo que se anima a susurrarme historias de imposibles y valentía necesaria.
Empezar el año en movimiento, empezar el año en un lugar ajeno a mi lugar de nacimiento. Terminar el año subida a un micro viendo el paisaje pasar como instantáneas fotográficas. Terminar el año sintiéndome cómoda en mi propia piel.
Soy el polvo. Soy el cielo en todos sus horarios. Soy la transición… Y sí, después de todo, soy el movimiento.
Feliz 2015
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“Ningún auténtico fiasco ha sido producto de una búsqueda de la suficiencia. Un lema de los comandos británicos es: “Aquellos que arriesgan, ganan”. Un simple brote verde es capaz de crecer sobre el cemento. El salmón del pacífico boreal sufre golpes hasta sangrar en su empeño de viajar 100 de km río arriba, contra la corriente, con un único propósito: el sexo, por supuesto. Pero también, la vida.”
Elizabethtown
Mi soundtrack de viaje por excelencia: