Que el universo conspire a nuestro favor

#TodasMisPalabras

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El muchacho no sabía qué era eso de la Leyenda Personal.
-Es aquello que siempre deseaste hacer. Todas las personas, al comienzo de su juventud, saben cuál es su Leyenda Personal. En ese momento de la vida todo se ve claro, todo es posible, y ellas no tienen miedo de soñar y desear todo aquello que les gustaría hacer en sus vidas. No obstante, a medida que el tiempo va pasando, una misteriosa fuerza trata de convencerlas de que es imposible realizar la Leyenda Personal.

- El Alquimista

La primera persona que reconoció mi pasión por escribir fue mi abuela, y casualmente uno de mis primeros poemas fue para ella (aunque ahora que vuelvo a pensarlo, quizás no fue tan casual).

Volver a escribir siempre me recuerda a mi abuela. Su forma de incentivarme fue enmarcar mi poema. Cada vez que entraba a su casa veía mi poema en un marco dorado, como un recordatorio de que alguna vez escribí un poema, como un recordatorio de que escribir ya era una pasión desde antes de mi adolescencia.

Hablar de pasiones no es fácil. De hecho, es tan difícil como hablar de los sueños. Las pasiones y los sueños no son tangibles. Las pasiones y los sueños no pagan las cuentas de luz. Y sin embargo, las pasiones y los sueños son dos fuentes de felicidad inagotables, que hacen que la vida valga la pena.

Es difícil desprenderse de lo material, sobre todo en un mundo que parece haber sustituido la famosa frase “All you need is love” (Todo lo que necesitas es amor) por “All you need is money” (Todo lo que necesitas es dinero). Es difícil pero se puede, sobre todo si nos ponemos como objetivo encontrar felicidad en los momentos simples: leer, volver a escribir en un cuaderno, escuchar música antes del desayuno; o lograr grandes metas: viajar, transformar lo que amamos en una profesión, vencer nuestros propios miedos…

Hoy, releyendo unos de mis textos del año pasado, di con un párrafo que se quedó conmigo (o tal vez nunca se fue): me doy cuenta de que soy puente. Mi piel podrá haber sido desgastada por el tiempo, mis brazos podrán estar pendiendo de un hilo sin saber de futuros, de planes, ni de cemento. Pero cumplo con mi función, estoy presente, soy puente. Quiero que crucen del otro lado; que crucen del otro lado a través de mis palabras. [...]

Esto me hizo darme cuenta de que, en realidad, siempre supe cuál era mi Leyenda Personal; de hecho, lo supe desde el momento que me senté a escribir el poema para mi abuela. Lo supe, siempre lo supe. Este es mi camino, es el camino que elijo: escribir. Aunque quizás tenga que vivir con menos dinero, aunque a veces me sobrevengan los bloqueos, aunque después de escribir textos ultra personales quedé drenada (porque también escribo para exorcizarme el pasado). Elijo hacer de la escritura mi Leyenda Personal. Elijo ayudar a través de las palabras, todas mis palabras.

Entonces, supongo que ésta es la segunda vez que escribo para mi abuela. En esta ocasión, no es un poema, es simplemente para decirle: GRACIAS. Gracias por confiar en mi talento, por afianzarlo con un marco dorado, y sobre todo, por recordarme que el corazón es el mejor compás.

Y para seguir citando a El Alquimista:

[...] existe una gran verdad en este planeta; seas quien seas o hagas lo que hagas, cuando deseas con firmeza alguna cosa, es porque este deseo nació en el alma del Universo. Es tu misión en la Tierra.
— ¿Aunque sólo sea viajar?
—O buscar un tesoro. El Alma del Mundo se alimenta con la felicidad de las personas. Cumplir su Leyenda Personal es la única obligación de los hombres. Y cuando quieres algo, todo el Universo conspira para que realices tu deseo. […]

***

A medida que aceleramos mis recuerdos se estremecen
y en un soplo veo proyectado como un film toda mi vida
Ya no sé si el cielo está arriba, abajo o dentro de mí
y aunque el paisaje sea tan extraño creo haber estado aqui.

¿Dónde voy, dónde estoy, quién soy yo, qué hora es, dónde estaré?
Si afuera no es noche, tampoco es de día
no hay tristezas, tan solo alegrías en mi corazón.