Por: Fabio Lacolla
Extrañar es el modo que encuentra la soledad para hacerte sentir un extraño. Se extraña la presencia que se hizo, ausencia de contorno, pero presente en nuestra memoria. Extrañás cuando el tic tac carcome la vereda de la ansiedad dejándote al límite del cordón. Cuando el silencio se auto flagela dejando escapar esas palabras que aturden. En el lugar donde los sueños no acuden… extrañás como extraña un pañuelo en el lavarropas.
Extrañás cuando algo te recuerda que eso que estás haciendo deberías estar compartiéndolo con el otro. Cuando a la rutina le falta una pieza en el momento en que te obligás a mirar por la ventana. Cuando un sonido se hace tormento y, cuando esos pasos lejanos no son para vos… extrañás.
Extrañar es contribuir a la ausencia de la evocación de una falta. Podés extrañar con depresión o ansiedad. La primera es la cerradura por donde asoma el proceso del duelo, la segunda es el bidón que llevás en la mano cuando te quedás sin combustible. Extrañar depresivamente fabrica un loop doloroso que la ve pasar pero no encuentra el desvío, extrañar con ansiedad conlleva la esperanza de que sólo es cuestión de tiempo.
Muchos tienen la feliz ocurrencia de preguntar al potencial extrañador sobre esto de extrañar, son tipos de preguntas que cualquier respuesta no va a ser de gran satisfacción dado que si te dicen que si, no les creés, porque el comentario no surgió espontáneamente sino producto de tu imperativa pregunta; si te contestan que no, te metés en un problema que en muchos casos te lleva directamente a tomar una decisión.
Echar de menos es un modo de estar demás; demás ahí, donde el otro dejó el aroma tras su partida. Hay una dosis de extrañeza que alegra el corazón y otra que lo destruye. Muchos confunden la negación de la ausencia con extrañar. Una cosa es perder a alguien y transitar por el proceso del duelo mediante la evocación esperanzada de que ese maldito mensaje llegue de una vez y otra es extrañar, producto de una distancia acordada junto a la promesa del reencuentro.
Extrañar es sentirse extranjero en el propio barrio, creerse invisible, pasar desapercibido; tener las ganas de correr a buscarte y no poder salir de casa, escuchar una canción que nunca hubiese escuchado y leer las frases que nunca hubiese leído. Extrañar es abrazar el aire.
Hacete fan de Amores Tóxicos AQUI