119. Carta de una enamorada a su psicóloga

#AmoresTóxicos

“Mire María Esther, decidí escribirle estas líneas para ver si de esta forma nos podemos entender mejor. Ante todo quiero decirle que la considero una excelente profesional. Se, por todos estos años de terapia, que usted es una psicoanalista seria y competente. Una vez vi en Facebook que iba a dar una conferencia en una asociación de psicólogos.

Pero le escribo porque hay cosas que no le entiendo. Yo no sé si usted sabe algo y no me lo quiere decir, espera que yo me dé cuenta sola o directamente no sabe qué hacer con mi dolor. Discúlpeme que insista con lo de Daniel, pero no me entra en la cabeza que no quiera estar más conmigo. Yo no le hice nada. Estoy segura que nuestra relación tiene que funcionar. Si cuando estamos bien, está todo bien. Para mí que está mal influenciado.

No le entiendo qué me quiere decir cuando me dice que una relación de pareja no tiene nada que ver con lo que yo espero de un hombre. ¿Qué es eso de sentirse deseada? Que haya estado casado con mi amiga no tiene nada que ver, si cuando yo empecé a salir con él,  ya estaban separados. Por qué me dice que yo compito con mi amiga… a mí que carajo me importa lo que ella haga.

Nunca me pasó de sentir lo que siento por Dany entonces me cuesta resignarme a no estar más con él. ¿Por qué me dice que lo mío con él es un capricho infantil? Para mí capricho es otra cosa, es querer tener algo por la fuerza y la manipulación. ¿Qué quiere decirme con eso de que yo me victimizo para manipularlo?  

¿Tan segura está que con el tiempo se me va a pasar? Yo creo que nunca más me voy a volver a enamorar.

A mí me parece que cada vez que lo nombro, usted se fastidia, que prefiere que hable de otra cosa. Pero… de qué voy hablar si a mí lo que me duele es Daniel. En el trabajo resuelvo todo en un santiamén, con mi familia me llevo de maravillas. Mis amigas son de fierro… mi problema es Daniel. Él es mi problema.  

psi 2¿Cómo hace una persona para olvidar lo que la hace feliz? A mí me gusta cuando Daniel me mira con esos ojos negros, cuando me cuenta esas historias de pescadores. Me gustan sus masajes, como le sale la tortilla y cuando está recién afeitado. ¿Se da cuenta María Esther? A mí me atrapa lo más insignificante de una persona.

Yo creo que usted no lo quiere ni un poco. ¿Qué le hizo Daniel? Por ahí está un poco envidiosa que yo lo ame tanto; aunque no creo, porque ya le dije que yo creo que usted es buena profesional. Cuando me habla de atravesar el fantasma no le entiendo. ¿Se refiere a que me tengo que quedar encerrada a llorar y deprimirme porque él me dijo que ya no me quiere?

Para usted, toparme con mi realidad, ¿es dejar a mi mamá como está e irme a vivir sola? ¿Cambiar de trabajo? No entiendo, lo único que yo quiero es que Daniel se quede conmigo. No me resigno a pensar que él ya no me acompañe al dentista.

¿Para qué sirve la psicología? Si todo lo que yo creo que me hace bien, usted me dice que me hace mal. El otro día le comentaba lo de ese libro de autoayuda. ¿Qué puede tener de malo un libro de autoayuda? Usted me explicó que mucha gente lo usa como último recurso y que cuando esas recetas magistrales de cómo vivir, no funcionan la gente se siente peor. Pero a mí me sirve que un libro me diga que yo me tengo que enamorar de mí misma. El problema es que yo vengo acá para que usted me diga, de una buena vez, cómo me enamoro de mí misma. Qué hago, ¿me invito al cine?

Se lo digo con todo respeto, pero odio escuchar “esto lo tenemos que seguir trabajando”. Ya hace cuatro años que vengo trabajando con usted, esto es, acaso, ¿interminable? Yo estoy dispuesta a dar todo lo que esté a mi alcance para recuperar a Daniel, no le acepto eso del proceso de duelo ni de que mis relaciones amorosas están atravesadas por la relación con mi padre. Mi viejo ya fue, desapareció hace muchos años. ¿Qué tiene que ver eso con mi relación de pareja?

No se ofenda pero mi prima Kuki me recomendó una señora que tira el tarot, tal vez ella vea algo que usted no puede ver. A veces los profesionales son muy fanáticos. No es que yo piense que una adivina tiene la verdad, pero usted seguramente no la tiene, sino me la hubiera dicho. ¿O no?

Bueno, me voy despidiendo. Espero que no tome a mal mis palabras y que entienda que este mail es un intento desesperado para que Dany vuelva a estar conmigo. El amor a veces nos hace decir cosas que no entendemos, pero yo vengo acá para que usted pueda ayudarme a entender las cosas que aún no puedo decir.”

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