Por: Agostina Fasanella
Llevo más de 13 años que acompañando a personas, equipos y organizaciones a lograr los resultados que les importan.
En este tiempo, uno de los fenómenos que más me han llamado la atención es el nivel de exigencia que muchas personas utilizan para alcanzar objetivos.
Con el paso del tiempo pareciera que ese “motor”, que en un principio aparentemente nos motiva a alcanzar las metas, se va transformando en nuestro peor enemigo… si “sufrís de exigencia” te invito a seguir leyendo…
La exigencia es la pretensión desmedida (sin medida) de alcanzar lo que te propones… he aquí la paradoja más grande! Cuando tenés una meta a lograr y la realizás desde la exigencia, todo te parecerá poco y jamás llegarás a sentir satisfacción a la hora de medir tus resultados.
Podemos decir que la satisfacción aparece cuando estás satisfecho con las acciones realizadas (satisf-acción), es por esto que aparece una fuerte sensación de frustración cuando operás desde la exigencia (nada te satisface por tanto siempre falta “algo más”)
Cuando operás desde la exigencia estás en la obligación de llegar a tu meta. La exigencia no comprende de disfrutar ni de detenerse, aún cuando te sentís abatido, cansado, la exigencia responde con más exigencia formando así un círculo vicioso.
Una de las formas de pasar de este círculo vicioso a un círculo virtuoso es cambiar la exigencia por excelencia.
Vivir desde la excelencia implica hacer menos y obtener más, tomar los “errores” como oportunidades de aprendizaje y crecimiento.
Para ello te sugiero establecer metas claras, medibles y alcanzables.
- Que estén expresadas en forma positiva y concreta
Positiva: En función de lo que SI querés, si no la mente se atasca en quejas y lamentos. El cerebro no registra el NO, si te digo en este momento “No te imagines un lápiz rojo” ¿Qué es lo primero que aparece en tu mente? Seguramente ese lápiz rojo que estabas tratando de no imaginar.
Concreta: para prevenir frustraciones. Si no tenés clara tu meta jamás llegarás a sentirte satisfecho al lograr algo.
- Que estén ubicadas en el contexto de manera apropiada
¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Con quién lo querés? ¿Con quién no lo querés? Si tu meta es “sentirte seguro” ¿te querés sentir seguro todo el tiempo, en todo lugar o mayormente con algunas personas o en algunas situaciones?…
La excelencia traerá a tu cotidianeidad sensación de alivio, paz, armonía y por sobre todas las cosas te reconciliará con vos mismo.
Que disfrutes de tu semana!
Agostina Fasanella
Y El Equipo de Liderarte Consultora